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Europa necesita una nueva forma de negocio que la haga competitiva en el mercado global y tenga en el centro de su modelo a las personas. El consultor catalán Xavier Marcet defendió ayer esta idea en el marco del foro Innova, celebrado en el museo Guggenheim, de la mano de EL CORREO con el apoyo de la Diputación de Bizkaia, el Ayuntamiento de Bilbao y Laboral Kutxa. Perdida la «batalla digital», explicó, al viejo continente solo le queda «repensar las cosas» para recuperar el brillo ganado durante siglos de Historia y apagado en apenas un par de décadas a causa de la globalización y la era digital. Ese liderazgo, «tan necesario», sólo se ganará si la industria apuesta por lo que definió como «innovación humanitaria». Los asistentes recibieron la iniciativa poniéndose en pie y brindando al experto una calurosa ovación.
Marcet es un veterano de la estrategia empresarial y la innovación. Ha colaborado en la creación de más de una decena de empresas y en la actualidad es profesor de la Barcelona School of Management (Escuela de Negocios de Barcelona), de la Universidad Pompeu Fabra. «Europa –defendió– ha sido capaz en el siglo XX de lo peor, que fueron el Holocausto y las dos guerras mundiales; y también de lo mejor, que es el Estado del Bienestar con todas sus deficiencias. Demográficamente –añadió– somos un territorio pequeño, de apenas el 7% de la población mundial. No representamos ni el 15% de la producción global, pero cubrimos el 50% del gasto social»
Europa, a su entender, tiene que «reinventarse» con un modelo propio para competir con el «capitalismo agresivo de China y el de alta intensidad de Estados Unidos». Ni uno ni otro funcionan para los ciudadanos de la Unión Europea, necesitados ya de nuevo humanismo que «equilibre la ecuación tecnológica» y «se aleje del buenismo, que es algo que también nos hace daño».
El nuevo modelo de sociedad deberá surgir como fruto de la carrera por la innovación. Alcanzarla obligará a la industria europea a caminar «medio paso por delante» del resto del mundo, que es la manera en que los clientes «absorben el futuro de tu mano. Si vas seis pasos por delante, todos te aplaudirán, pero caminarás solo», ironizó.
Marcet también recordó a los presentes que no hay innovación sin riesgo y que el mayor riesgo es el de no innovar. «Que no me venga nadie con poesía del fracaso, que lo conozco de cerca», reconoció. Europa, dijo, «ha querido copiar el modelo de negocio de Sillicon Valley y ha pasado de generar el 20%de la riqueza del mundo en 1984 al 7% de hoy. «Hemos fracasado absolutamente por seguir un modelo que no era el nuestro. Ha llegado el momento de apostar por un nuevo tipo de empresa que nos permita crecer en dinero y en humanidad. No vamos bien», insistió.
Abrió la jornada el experto en márketing digital Jorge Sandua, creador y cofundador de la marca Putos Modernos, que ha permitido relanzar muchas empresas y proyectos con una nueva forma de publicidad provocadora y arriesgada. Basado en su propia experiencia aconsejó el uso de técnicas como comprometer a la competencia (troleo) y saber reírse de uno mismo.
El uso de la inteligencia artificial (IA) ocupó varias de las intervenciones. El consultor catalán Victor Puig incidió en la idea de que la IA es sólo una herramienta muy útil, que hay que saber utilizar, «pero lo importante es la estrategia» empresarial. Mauro Fuentes, especialista en comunicación corporativa, lanzó una advertencia. Las nuevas generaciones ya no utilizan las redes sociales para interactuar, sino como entretenimiento. Llegar a ellas implica convencerles no tanto de las ventajas de un producto, como de que forman parte de una comunidad. «Ese es el reto».
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