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«Bizkaia está bien». La diputada general, Elixabete Etxanobe, reivindicó ayer un territorio «en marcha», con «buena calidad de vida». Un lugar con bajos índices de desempleo y «buenos» servicios sociales. Pero, reconoció, «hay problemas».
Las dificultades que mencionó la diputada no son exclusivas de ... Bizkaia. Algunas, como la soledad no deseada o el reto demográfico, aquejan a la mayoría de sociedades occidentales contemporáneas. Pero hay otras, inmediatas, que preocupan seriamente a los vizcaínos. Una de las principales, la vivienda. «Tenemos un problema cuando a alguien le resulta imposible acceder a una casa porque el sueldo no llega», expuso la diputada. Esta problemática es ya una prioridad de todas las administraciones. El Gobierno vasco la ha situado como uno de los «ejes» de la legislatura y plantea utilizar la fiscalidad como herramienta para combatir la falta de vivienda. Y ahí las diputaciones tienen mucho que decir, aunque Etxanobe no ahondó ayer en el asunto.
La diputada realizó su intervención ante 500 invitados del mundo político, económico, cultural, deportivo y de la sociedad civil con motivo de la festividad de San Ignacio. El suyo fue un discurso de marcado tono humanista al estilo, por ejemplo, de los que ha realizado el lehendakari, Imanol Pradales, presente ayer en la cita. La fuga de talento por la falta de oportunidades (uno de cada cinco jóvenes vizcaínos de 25 a 29 años se ha ido a vivir a otra provincia, según el INE), las agresiones sexuales («tenemos un problema cuando una mujer no se siente segura en la calle», dijo Etxanobe) o las dificultades económicas (la mandataria se acordó de los autónomos que «se plantean cerrar su negocio») son algunas de las sombras que jalonaron el discurso de la dirigente jeltzale.
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Félix Montero
Pero también hay luces. Ese «Bizkaia está bien». Hoy, por ejemplo, hay 511.000 personas con empleo en el territorio, 9.000 más que hace un año. Los servicios sociales, las infraestructuras de transporte, el cuidado del medio ambiente, el tejido cultural y unos servicios públicos «de calidad» son, a juicio de la diputada, motivo de orgullo. «Bizkaia está bien y hay que decirlo con claridad», insistió. «Vamos por el buen camino».
Una vez fijado el marco, la jefa del Ejecutivo foral advirtió de los peligros que amenazan el bienestar de la sociedad vizcaína. En concreto, identificó «el ruido político, la queja constante y el individualismo y el 'qué hay de lo mío'». Elementos, aseguró, «que no van a conducir a nada bueno». De hecho, estos ingredientes, unidos a la creciente desigualdad, son los que alimentan a los populismos, a la antipolítica y a los movimientos que ponen en solfa los sistemas democráticos actuales.
«Escuchar y luego hacer»
Consciente de esta realidad, Etxanobe alertó de que «el Estado de bienestar no está garantizado de por vida. Hay que consolidarlo y mejorarlo día a día, y esa es tarea de todos y todas», lanzó. Incluso apeló a los «valores» y a la «capacidad de unión» del Athletic con aquel paseo triunfal en la gabarra del pasado 11 de abril como ejemplo de que «somos capaces de movilizarnos de un modo ejemplar». En cualquier caso, su receta es clara: «estabilidad, seriedad en la gestión y escucha» para evitar la Bizkaia «a dos velocidades».
La estabilidad, «un valor tremendamente importante» para avanzar en la mejora de la calidad de vida, está clara. PNV y PSE gozan de una plácida mayoría absoluta en las Juntas Generales. La bonanza económica también ha generado una recaudación récord de impuestos que permite sostener los servicios públicos necesarios para una sociedad cada vez más envejecida. «La estabilidad nos permite estar centrados en los problemas de la ciudadanía», reivindicó.
Precisamente en vender la gestión es en lo que se emplea ahora a fondo la Diputación. Transcurrido un año de mandato, toca dar impulso a los grandes proyectos: el subfluvial de Lamiako, el soterramiento de La Avanzada, la demolición del viaducto de Rekalde o el Guggenheim de Urdaibai. No hubo ayer ninguna mención a estas iniciativas . No obstante, Etxanobe hizo una defensa cerrada del ejercicio de la política en Euskadi. «No comparto la opinión de que la política aquí es aburrida, que no pasa nada», censuró. «No es cierto, sí pasa. Pasa mucho: mejorar la vida de las personas, ayudar a nuestras empresas a ser más competitivas y crear más empleo, ofrecer servicios públicos de calidad, cuidar mejor del medio ambiente, atender mejor a las personas que necesitan cuidados...», enumeró.
En cuanto a la escucha, la diputada explicó ayer que en estos doce meses ha mantenido 196 reuniones con agentes económicos, culturales y sociales. Agradeció el «tono constructivo» de sus interlocutores y dejó claro que espera «lo mismo» de su propio equipo: «escuchar y luego hacer».
Desde esa perspectiva, aseguró que su Gabinete está «preparado» para hacer frente a los retos del futuro «solo», aunque, lanzó, «preferimos hacerlo en colaboración» con otros. Por el momento, lo cierto es que el diálogo con el resto de fuerzas políticas no ha cuajado. A modo de ejemplo, la coalición de gobierno rechazó todas y cada una de las alegaciones de la oposición a los Presupuestos de este año. Podemos fue la única formación que se pronunció ayer sobre el discurso de Etxanobe. En un comunicado, consideró que había sido «complaciente» y que «no aporta nada acerca de las actuaciones futuras ni sobre las mejoras necesarias».
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