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José Antonio Delgado, 'Josetxu', arrancó su 'Mercedes C220' coupé rojo reluciente que acababa de comprar alrededor de las cuatro de la tarde del viernes, 6 de septiembre. Llevaba en el coche el itinerario impreso de Google maps entre Getxo, donde vivía con sus padres, y ... Luceni, el pueblo al noreste de Zaragoza donde había quedado con 'Bella', nick con el que se presentaba en el portal de citas Badoo. También se hacía llamar Daniela Mendoza, aunque su verdadero nombre es Hedangeline Candy A.L., de 34 años y origen venezolano. Ella formaba parte de una peligrosa banda, a la que se atribuyen no sólo el crimen de 'Josetxu' sino también el secuestro y asalto de otros dos hombres.
«Si me lo paso bien, iré directamente a trabajar el lunes», avisó 'Josetxu' a sus padres para que no se preocuparan. Divorciado, con un hijo y un buen trabajo, había confesado emocionado a un amigo que ese fin de semana había quedado con una mujer y hasta le enseñó la foto sexy que ella había colgado en su perfil. Ni se imaginaba que se dirigía al encuentro con su muerte. Que iba a ser torturado y enterrado. A diferencia del informático vizcaíno de 54 años, que terminó asesinado, un camionero rumano de 37 años y un empresario riojano de 59 cayeron también en las redes de seducción de 'Bella', aunque ellos salieron vivos del «salvaje» ataque y pudieron contarlo. El abogado de ambos, José Cabrejas, ha solicitado que sean declarados testigos protegidos para salvaguardar su integridad.
Ella y su compinche y pareja sentimental, Mohammed A.D., marroquí de 35 años, detenidos como principales sospechosos, siguen en la prisión de Zuera, en Zaragoza, a la espera de juicio. Un tercer cómplice, José Antonio M.F., de nacionalidad española, pudo participar en el primer asalto, en julio. Durante esos días colgó en las redes fotografías con la pareja tomadas en Pedrola. Aunque no en los otros dos casos, que se perpetraron a principios de septiembre, porque él desde agosto permanece en prisión por otra causa. La Guardia Civil registró su celda de la cárcel de Castellón I el pasado 15 de octubre en busca de posibles pruebas del primer rapto. Se busca a un cuarto implicado, ya que los dos supervivientes aseguran que fueron asaltados por una mujer y al menos dos hombres.
EL CORREO ha accedido al sumario del caso, que permite hacer una reconstrucción de los tres asaltos y que desvela una participación activa de la mujer en las amenazas a las víctimas. No se limitó a actuar como atractivo 'gancho' de la banda. «¡Estate quieto o te mato!», le espetó a una de las víctima apuntándole con una pistola a la cabeza. «Cógele a ese que se escapa», fue otra de sus frases. Al comprobar que la tarjeta de crédito del empresario no tenía fondos, le exigió en tono intimidatorio que llamara a su familia pidiendo un rescate. Después, le anunció que le iban a tirar al río.
Sobre Mohammed A.D. pesan dos órdenes de alejamiento de sus dos parejas anteriores, una de ellas la madre de sus tres hijos menores. Hace aproximadamente año y medio se afincó en Pedrola, donde también vive su madre. Procedía de la zona de Castellón, donde conoció a su otro cómplice, José Antonio. Seis meses antes de los sucesos había empezado una relación sentimental con Hedangeline. La siniestra pareja vivía en una nave del polígono industrial La Ermita, en la N-232, en Pedrola, donde él regentaba un taller de coches que se sospecha pudo ser el escenario del crimen de 'Josetxu'. En la parte superior habían instalado su residencia y allí fue, probablemente, donde empezaron a planear los robos violentos. Todos siguieron un mismo 'modus operandi'. Las últimas horas con vida del informático de Getxo se asemejarían a las duras escenas que relatan las otras dos víctimas.
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Después de trabajar, un chófer dedicado al transporte de mercancías, nacido en Rumanía, pero afincado en España hace once años, quedó en la localidad de Gallur a través de la plataforma Badoo con una mujer, que se hacía llamar Daniela Mendoza y pasaba por ser dominicana, de 24 años, diez años menos de los que en realidad tiene. Los otros dos encuentros, entre ellos el de 'Josetxu', se produjeron en Luceni, pueblo ubicado a pocos kilómetros. El hombre se duchó y se desplazó hasta allí en su 'Renault Clío' rojo. Intercambiaron varios mensajes en los que ella le describió su ropa interior de encaje. Llegó al destino a las 22.30 horas y la llamó por teléfono. La recogió en una cuneta y ella le recibió con un beso. Morena de piel, el pelo color azabache y ondulado, vestía un 'short' rosa y camiseta de tirantes, prendas que mostraban su exuberante constitución.
Con la excusa de que tenía frío, le pidió que la llevara hasta la casa de su abuelo a coger una chaqueta. Cuando se aproximaban a una vivienda abandonada, quiso que apagara las luces del turismo, pero él volvió a encenderlas enseguida porque tuvo miedo. En ese momento, dos hombres, a los que sólo se les veían los ojos, le sacaron del coche por la fuerza y le despojaron de todas sus pertenencias, entre otras un reloj, el móvil, una cartera, la tarjeta de crédito y 55 euros, y el propio coche, que fue localizado desguazado por piezas en el taller de Mohammed. Le tiraron al suelo y le ataron con bridas las muñecas y los tobillos y luego con otra cuerda ambos extremos para que no pudiera moverse. Como gritaba, le amordazaron con cinta aislante y le amenazaron con un cuchillo en el cuello. Según el estremecedor relato de la víctima, le aplicaron dos descargas eléctricas con una 'taser' ( una fue incautada en la nave de Pedrola) para sonsacarle la clave del banco.
El portón del maletero estaba estropeado, por lo que le introdujeron en el asiento del copiloto, agachado y con el filo del cuchillo. Estuvieron circulando durante varios minutos hasta que pararon el coche y le lanzaron a una zona de cañas. El hombre logró desatarse y fue corriendo hasta un pueblo donde veía luces. Llamó a la puerta de una casa y le recibió una mujer. Estaba descalzo, con restos de cinta por el cuello y herido. La vecina le auxilió y curó mientras llamaba a la Guardia Civil y a una ambulancia.
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Durante el mes de agosto se produjo un parón en la actividad de la banda, pero volvieron a actuar el 4 de septiembre. 'Bella' se citó con un empresario riojano. Era ella la que les elegía argumentando que le había gustado su perfil. Como el hombre no tenía coche, quedaron en la estación de ferrocarril. Le propuso cenar y pasar la noche en un hotel. El tren llegó a las 22.10 horas. Ella le esperaba al otro lado de las vías. Le mintió asegurando que su amiga aguardaba en el coche. Cuando cruzaban un camino, el empresario escuchó un ruido y sintió una sombra. Al girarse, recibió un golpe en la cabeza con una llave inglesa. Aturdido por el porrazo, salió corriendo. «¡Mata a ese hijo de puta que se escapa!», gritó la chica. El hombre que le perseguía le dio alcance, forcejearon y ambos cayeron por un terraplén.
Entonces, la mujer le encañonó con una pistola apuntándole a la cabeza. «¡Estate quieto o te mato!», le advirtió. Le ataron, amordazaron y cubrieron la cabeza con una capucha y le metieron en un maletero después de robarle el móvil, la maleta, el reloj y los 650 euros en metálico que llevaba en la cartera para disfrutar de la noche. Le llevaron a una nave con la música a tope para que no escuchara las conversaciones. Como no tenía fondos en sus cuentas, la mujer, enfadada, le dijo que llamara a su familia para pedir un rescate advirtiéndole de que si no se lo daba, le cortarían un dedo. «Mi familia sólo podría dar 1.000 euros. Hagan lo que quieran, no tengo más dinero», se rindió el hombre. La chica le anunció entonces que le iban a tirar a un río. Tras conducir un rato, se apearon y le ataron a un árbol con un cinturón advirtiéndole de que no se quitase la capucha hasta que no se marchasen. Como pudo se acercó a un cruce de carreteras, donde fue recogido por dos agricultores con sendos tractores.
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Dos días después, 'Josetxu' llegaba a Luceni con la ilusión de una primera cita a ciegas. Según el GPS de su coche de alta gama, llegó sobre las 19.00 horas. El informe preliminar de la autopsia (el definitivo aún no ha llegado al juzgado de instrucción número 10 de Zaragoza) reveló que había recibido una paliza, probablemente para averiguar el PIN de su tarjeta, ya que tenía ocho costillas rotas y un traumatismo craneal severo que, con toda probabilidad, le dejaría inconsciente. Cuando le enterraron en un campo de cultivo, situado a unos ocho kilómetros de la nave, probablemente aún estaba vivo porque se localizó tierra en la parte superior de la traquea, signo de que había respirado.
¿Cuánto tiempo le mantuvieron con vida? Es una de las incógnitas que aún siguen sin resolverse. Esa misma noche, sobre las once, los ladrones colgaron en la página milanuncios.com una foto del 'Mercedes', que se vendía por 22.000 euros. ¡Un chollo! Al vendedor debieron de lloverle las ofertas. Justificaba el rebajado precio en que tenía que mudarse con urgencia a EE UU. Los investigadores se percataron de que la imagen del coche se había tomado en la calle Moncayo de Luceni. A las dos de la madrugada, ya del 7 de septiembre, los ladrones realizaron la primera de las seis extracciones de un total de 1.500 euros de la cuenta de 'Josetxu'. Día a día, hasta el 12, siguieron sacando pequeñas cantidades para no sobrepasar el límite. Las cámaras de los bancos grabaron a un individuo con la cara tapada haciendo esas operaciones bancarias.
Un vecino de Zaragoza interesado por el coche llegó a quedar con Mohammed, que usaba el teléfono de 'Josetxu', el mismo sábado a las 15.30 horas, en el parking del Mercadona de Utebo para verlo. Dos días después se hizo la entrega. A esta última cita acudió Hedangeline, la supuesta cuidadora del padre de Mohammed, porque él no podía por motivos laborales. El comprador hizo una primera entrega de 11.000 euros y se llevó el 'Mercedes', pero le faltaba el permiso de circulación para poder realizar la transferencia en Tráfico. Lo primero que hizo el nuevo dueño fue lavar el turismo, lo que no ha permitido averiguar si el cadáver estuvo en el maletero.
El vendedor le daba largas y dejó de cogerle el teléfono. Como se sentía estafado, envió a un primo suyo, residente en Bizkaia, al domicilio de José Antonio Delgado en Algorta. Allí se presentó a las 10.30 horas de la mañana del día 13. Esa visita permitió comenzar a desentrañar la trama y detener a una de las bandas más violentas que han actuado en la zona norte en los últimos tiempos. La primera denuncia quedó archivada, pero al surgir nuevas pruebas se reabrió.
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Mohammed A.D. realizó una serie de movimientos sin sentido en una zona despoblada cercana a Luceni la tarde que 'Josetxu' llegó con su 'Mercedes', lo que despertó las sospechas de los investigadores. Varios guardias civiles, y no un agricultor como se llegó a publicar, se desplazaron hasta ese punto el día 27 de septiembre y localizaron el cuerpo semienterrado de José Antonio Delgado. La peor de las hipótesis se confirmó. El vecino de Getxo había sido asesinado con un móvil económico, le habían robado el coche y dinero de su cuenta, y su cuerpo había sido ocultado. Los autores estaban cada vez más acorralados, aunque aún faltaba por identificar un posible cuarto implicado en la trama.
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La presión mediática precipitó las detenciones, según fuentes internas. Dos ertzainas se desplazaron hasta Zaragoza para participar, junto a la Guardia Civil, en el arresto de la pareja y en los registros. Se realizaron por asalto, con agentes especializados en intervención. Mohammed fue sorprendido cuando bajaba por las escaleras de la nave de Pedrola. «Estoy bien con mi exmujer y al día de los pagos», se justificó al pensar que le buscaban otra vez por violencia de género. Después, bajó la cabeza y se quedó pensativo. La mujer estaba en el baño, donde se despojó de algunas joyas. Allí se localizaron facturas a nombre de la primera víctima y piezas de su 'Clío', la 'taser' y evidencias de la presencia de 'Josetxu'. Los acusados aún no han prestado declaración ante el juez, aunque, según fuentes judiciales, previsiblemente negarán los hechos.
José Antonio Delgado Fresnedo tenía 54 años. Estaba divorciado y tenía un hijo. Trabajaba como informático en una gran empresa y vivía con sus padres en el domicilio familiar de Algorta, donde era muy apreciado.
Hedangeline Candy A. L., de 34 años y origen venezolano. En las redes sociales se hacía llamar Daniela Mendoza y 'Bella'. Morena. de pelo color azabache, según su Facebook es creyente y La Biblia figura como su libro favorito.
Mohammed A. D., marroquí de 35 años. Sobre él pesaban dos órdenes de alejamiento de sus dos parejas anteriores, una de ellas la madre de sus tres hijos menores. Se desplazó a Pedrola desde Castellón.
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