La Ertzaintza ha detenido este jueves a otros dos individuos por el incendio intencionado de un pub de Gernika. Así, ascienden a cuatro los arrestados por lo sucedido el pasado 28 de septiembre en el local Gabaz. Estas personas, de edades comprendidas entre 25 y 42 años, han sido puestas a disposición del Juzgado de Guardia de Gernika y uno de ellos ha ingresado en prisión, a petición de la Fiscalía y de la acusación particular.
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Todo empezó en torno a las 3.30 de la madrugada del sábado al domingo. El buen ambiente que había predominado en el Gabaz se truncó debido a una discusión entre clientes. «Uno de ellos le estampó un vaso de cristal a otra persona en la cabeza», recuerda el hostelero. El individuo que cometió la agresión más grave estaba con otros amigos. A todos les conocían de vista del pueblo, aunque sólo con uno de ellos habían intercambiado un par de palabras.
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Este pub llevaba vacío tres años y Saúl y su socio vieron la oportunidad de alquilarlo y montar su propio negocio. Abrían sólo los fines de semana. Pero las cosas les iban «muy bien» y estaban «muy contentos». «Teníamos la sala llena todos los días y con buen ambiente», explica Saúl en una conversación con EL CORREO.
Saúl y sus compañeros echaron al sujeto del local «a la fuerza». Optaron por llamar a la Ertzaintza, que les identificó allí mismo. Cuando la patrulla se marchó, los que habían iniciado la pelea volvieron. El local estaba ya cerrado. En ese momento estaban sólo tres trabajadores dentro. «Empezaron a aporrear las puertas. Estuvieron haciéndolo como una hora. No sabíamos cuántas personas había fuera y no podíamos salir», recuerda.
Fue entonces cuando supuestamente se dirigieron a una gasolinera situada en la entrada de la localidad y compraron un bidón de gasolina. Sobre las siete de la mañana uno de los trabajadores escuchó unos ruidos extraños en la puerta principal y se acercó comprobar. Se encontró con que las llamas estaban ya en el interior del local, llegaban ya hasta el techo y lo estaban devorando todo. Esta persona fue la que se llevó la peor parte porque fue la que más humo inhaló y tuvo que ser hospitalizada. Sus otros dos compañeros se encontraban en la parte trasera del pub. «Sabían que estábamos dentro. Querían quemarnos vivos», subraya el hostelero. Cuando salieron sólo pudieron ver un coche que se marchaba de allí a toda velocidad. No saben cuántos pasajeros había en su interior.
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