La Diputación vende por 1,25 millones un palacio en Etxebarria en el que ha gastado 6

El precio de salida de la propiedad, que incluye la edificación principal y varios inmuebles menores en una finca de 65 hectáreas, era de poco más de 1.250.000 de euros. Finalmente, la apertura del sobre con la única puja realizada desveló una cifra muy similar a la inicial: 1.255.000 euros. Es decir, la falta de interés por parte de otros posibles inversores -se especuló en su día con que una firma madrileña podría entrar en la puja pero finalmente lo descartó- ha imposibilitado una revalorización del lote subastado.

De esta manera, se pone fin a una larga y aciaga vinculación de la Diputación con este singular palacio, construido a principios del siglo pasado por el arquitecto José María Basterra para Ignacio de Urquijo y Olano, conde de Urquijo y Ospín de Urquijo y figura clave en la vida y cultura vasca del siglo XX.

La propiedad de Etxebarria, muy cerca de Markina, entró a formar parte del patrimonio foral en 2000. Ya un año antes, el conde de Urquijo y el entonces diputado general, Josu Bergara, habían firmado ante notario la donación de la finca. Pero finalmente la operación se tradujo en un venta en la que las arcas forales desembolsaron 550 millones de pesetas, es decir, 3,31 millones de euros.

El palacio Munibe había entrado en el radar de la Diputación como uno de los posibles inmuebles históricos que podían reconvertirse en algo así como una red de paradores nacionales... a nivel provincial. Los responsables forales querían que estos hoteles con encanto actuaran como tractor de la economía de diversas comarcas. La idea, en principio, pintaba bien, pero no resultó. Una consultora realizó un proyecto para Munibe, que preveía un hotel, restaurante y spa. Todo por otros 5,5 millones de euros.

La idea de la red de paradores vizcaínos se quedó en nada, y la Diputación se encontró con que poseía una gran finca en las afueras de Markina y no sabía qué hacer con ella. Bergara cedió el testigo en 2003 a José Luis Bilbao al frente de la institución foral, pero el nuevo mandatario y su equipo tampoco encontraron un uso adecuado a la propiedad. Y mientras tanto, las labores de mantenimiento y seguridad de los edificios y las zonas ajardinadas de la finca suponían año tras año un desembolso para las arcas forales.

Desde la oposición se ha exigido en varias ocasiones explicaciones a los dirigentes peneuvistas sobre esta propiedad, sin que nunca se aclarara qué se quería hacer con ella. No hay un cálculo oficial sobre el dinero destinado por la Diputación a lo largo de estas dos décadas a esta finca, pero un repaso rápido a los Presupuestos de estos años desvela partidas de varias decenas de miles de euros. En total, Munibe ha acarreado un gasto superior a los 6 millones de euros. Y la cuenta seguía subiendo. Hasta que el actual Ejecutivo foral acordó que ya era suficiente. Sin un proyecto claro a la vista que pudiera justificar más desembolsos y, en general, la continuidad de la finca como propiedad foral, Unai Rementeria y su Gabinete decidieron desprenderse de ella.

El balance de toda la operación, veinte años después, es muy cuestionable. Un fiasco. La Diputación va a ingresar 1,25 millones de euros por un inmueble que ha supuesto más de 6 millones de euros de gasto y al que no se le ha sacado ningún tipo de rendimiento. A partir de ahora habrá que ver si sus nuevos propietarios logran darle una segunda vida a Munibe.