De joya cultural a centro de estudios del BBV y plató de cine

Munibe fue su cuartel general, desde donde puso en marcha todo tipo de iniciativas culturales. Allí comenzó a crear la que llegaría a ser la más importante biblioteca vasca del siglo XVIII, de un valor «incalculable». Reunía, entre otros legajos, el manuscrito de Iturrizar de 'La Historia de Vizcaya', numerosa correspondencia entre ilustres vascos del momento, la Enciclopedia Diderot y varias primeras ediciones destacadas, así como numerosos libros raros.

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La mayoría de ellos fueron pasto de las llamas el 13 de noviembre de 1992. Un incendio, iniciado en una chimenea de la tercera planta, devoró aquel día el palacio y todo lo que había en su interior. El conde fue testigo directo de la catástrofe.

Este incidente pudo provocar que el edificio no se convirtiera en un centro de estudios y reflexión del BBV. El conde, que no tuvo descendencia, había decidido ceder la propiedad a la fundación de la entidad financiera para que la convirtiera en un complejo de referencia y velara por su legado. Tras el incendio, las labores de reconstrucción se iniciaron de inmediato, pero ese proyecto se quedó por el camino.

Menos de una década después llegó el acuerdo con la Diputación y desde entonces fue la institución foral la propietaria de toda la finca. En estos más de 20 años, el inmueble no ha tenido un uso concreto continuo, aunque la institución foral sí logró buscarle un pequeño rendimiento. Fue incluida dentro del catálogo de localizaciones cinematográficas de la Bilbao Bizkaia Film Comission, la entidad pública dedicada a promocionar el territorios histórico como plató de cine. El director Koldo Serra, por ejemplo, la incluyó en 2019 en su rodaje de la serie 'Caminantes'.

Serán sus nuevos propietarios los encargados de decidir cuál será el futuro del palacio y si se convierte en un hotel y recinto de eventos como los otros inmuebles similares que gestionan en la provincia.