J. g.
Martes, 6 de diciembre 2022, 01:25
El atardecer y el amanecer son los dos momentos del día en que hay un mayor riesgo de atropello para los animales salvajes. Por dos motivos. El primero, porque es cuando la fauna está más activa (muchas especies son vespertinas o, directamente, nocturnas). Y porque, ... con la oscuridad, los conductores pierden visibilidad y no tienen los mismos reflejos que durante las horas diurnas.
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La Diputación va a iniciar una experiencia piloto para intentar reducir el número de accidentes en los que se ven implicados animales silvestres cuando la luz solar es nula o escasea. Ya ha comenzado a instalar en Urkiola un dispositivo pionero en Europa para advertir a la fauna, en particular a corzos y jabalíes, de que hay coches circulando por la carretera. De fabricación austriaca, solo se ha probado en Italia, aunque Andalucía espera también darle uso para proteger al lince.
Se trata de evitar la coincidencia fatal del paso de un vehículo y el cruce de un animal. El objetivo es que el aparato, que se activa con los focos de los automóviles, ahuyente a la fauna mediante una alarma acústica cuando esté a punto de invadir la vía. Sin tráfico, los animales tendrán paso libre y no verán limitados ni su territorio ni sus movimientos. «Lo que vamos a hacer es instalar una especie de vallado virtual para aumentar la seguridad de los conductores y preservar la vida de estas especies», explica Daniel Ruiz Larsson, responsable de la sección de Sostenibilidad del Departamento de Infraestructuras de la Diputación.
Ruiz Larsson y sus compañeros preparaban el pasado viernes el terreno para instalar el primer tramo de carretera de Bizkaia que contará con este dispositivo. Un segmento de 2,8 kilómetros que se inicia poco después del paso del alto de Urkiola, en dirección a Álava.
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Es un punto estratégico. Pasan al día 3.000 coches y no hay más que echar un vistazo alrededor para darse cuenta de que la presencia de animales es muy importante. Junto a la carretera hay hayedos y robledales con abundante comida y también pastizales que están removidos por el jabalí, que busca lombrices y tubérculos. «Mira, ahí se aprecia perfectamente cómo han estado hozando», explica el técnico foral mientras apunta con su dedo hacia una campa que tiene varios corros marrones de tierra removida.
El aparato tiene el tamaño de un teléfono móvil. Está fabricado en plástico duro traslúcido y dentro tiene una célula que genera energía a partir de la luz solar. «Es muy importante que sea autónomo», ilustra Ruiz Larsson. Los sensores se pueden calibrar a mayor o menor luminosidad. Y su timbre, que incorpora varios tonos, es igualmente modulable. La idea es poner un avisador cada 25 metros, hasta un total de 240.
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Cuando el coche está a 60 metros, sus focos activan el dispositivo, que empieza a pitar para alertar a los animales. La Diputación ha invertido 50.000 euros en la experiencia y espera sacar conclusiones para valorar si extiende la iniciativa a otros pasos estratégicos de fauna. Para realizar este análisis y conocer cómo reaccionan los animales (si huyen o no lo toman en serio) se instalarán varias cámaras de fototrampeo, que toman imágenes cuando detectan movimiento.
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