El 70% de los conductores fallecidos en 2022 en Bizkaia tenía restos de alcohol o drogas

El Instituto Nacional de Toxicología, que analiza de forma general desde finales de los noventa este fenómeno, inició en 2020 una nueva etapa con la creación de una base de datos que permite conocer en detalle «la incidencia» de estas sustancias a nivel provincial. La intención es «ofrecer» una «información» que aporta un conocimiento «muy relevante para quienes trabajan en la prevención de la siniestralidad vial». En 2020, el 42,8% de las muestras analizadas de conductores fallecidos en Bizkaia (3 de 7) contenían alguna de las citadas sustancias; en 2021, el 50% (8 de 16); y en 2022, el 70% (7 de 10),

Uno de los factores que podría explicar, en parte, el aumento porcentual de casos es el cambio en la metodología del instituto. Antes registraba como positivas en alcohol las muestras con una concentración en sangre superior a 0,3 g/l, el límite para un conductor novel o profesional. En 2022 redujo el umbral a 0,1 para ofrecer «datos científicos más objetivos» a la vez que «concordantes con la idea de que la única tasa realmente segura de alcohol es 0,0».

Tanto colectivos de víctimas como especialistas vienen alertando desde hace casi dos años de que, tras la pandemia, aumentaron las conductas irresponsables en la carretera, con las cifras de criminalidad viaria al alza. El propio Ministerio Fiscal, a través de su Coordinador de Seguridad Vial a nivel nacional, advirtió el verano del pasado año del «efecto rebote».

Aunque esa ausencia de «responsabilidad» en algunas personas no solo está relacionada con los consumos. En los siniestros «suele haber factores concurrentes», puntualiza Mario García, del Real Automóvil Club Vasco Navarro, que a renglón seguido añade que, pese a ello, «con alcohol o drogas, las posibilidades de despistarte son mayores». Consciente de los «repuntes» de la accidentalidad, aborda las que, a su entender, han sido las medidas más efectivas en «las dos últimas décadas» para que los muertos en las carreteras se hayan desplomado con respecto a comienzos del milenio, cuando en Bizkaia se dejaban la vida un centenar de personas al año frente a la veintena actual. Y esas herramientas de las que habla García son la implantación del carné por puntos y los controles policiales.

Respecto a la primera, Esther Martí, jefa de la Dirección General de Tráfico en Bizkaia, certifica el efecto positivo. No obstante, le alarma que, «pese a que se ha trabajado mucho en campañas», y a que «son muchas las muertes que se podrían evitar», todavía haya quienes se sienten al volante habiendo consumido alcohol o drogas. De hecho, entre 2019 y 2022 se produjo un aumento en la retirada de puntos del carné por circular bajo los efectos de esas sustancias. Los infractores que iban bebidos crecieron un 6,4%, hasta los 1.233; los que habían tomado estupefacientes, 69, se incrementaron un 6,1%. Y es que estos datos, subraya, «no recogen los puntos detraídos por sentencia judicial, que son los casos más graves».

Otro de los temores de las administraciones y las asociaciones es que los conductores sancionados no recuperen los puntos, sigan sumando infracciones y circulen sin carné. En Bizkaia existen ocho centros autorizados para impartir cursos de recuperación de puntos y del permiso. Y, mientras las faltas y delitos crecen, los alumnos disminuyen. Según los datos que maneja la Federación Vasca de Autoescuelas, entre enero y octubre han pasado por los talleres menos alumnos para recuperar puntos que en las mismas fechas de 2022 (829 frente a 1.023), menos para volver a tener el carné (305 frente a 334) y menos obligados por sentencia judicial (903 frente a 992). En la asociación apuntan que la reducción es lógica, en parte porque tras el confinamiento «se concentraron más cursos» atrasados. Pero también creen que el contexto económico actual hace que algunas personas tengan «menos dinero» y decidan prescindir de acudir a estas formaciones.

«Es terrible. El que no está en condiciones, no debería conducir», clama Rosa María Trinidad, presidenta de la asociación Stop Violencia Vial, que lamenta que «hay gente conduciendo sin carné y reincidentes que hacen lo que quieren». «Tenemos leyes tan benevolentes que incitan a las personas irresponsables a conducir de esta manera», denuncia la vizcaína, cuya organización ha convocado un acto, mañana a mediodía en el quiosco del Boulevard donostiarra, con motivo de la conmemoración del Día Mundial en Recuerdo a las Víctimas de Siniestros de Tráfico. Trinidad opina además que «tenemos que ir con los tiempos, invertir en la vida, porque hay cada vez más siniestros por consumo de drogas».

Esa, la de las sustancias estupefacientes, es también una preocupación para Martí. «Entre el 30 y el 50% de los accidentes graves, está detrás el alcohol, pero las drogas suponen ya el 10%», insiste la jefa de la DGT, quien cree que «se está normalizando» pensar que «los efectos se van rápido» y que es posible conducir. «Si aparece en tu organismo, es que te está afectando», zanja al tiempo que detalla riesgos de algunas drogas como el cannabis, con el que «las reacciones son más lentas» o la cocaína, «con la que sobrevaloras tus capacidades y asumes más riesgos».

Los datos de controles de la Ertzaintza entre enero y octubre de este año avalan esa teoría de la extensión del consumo de drogas. Se han realizado en Bizkaia, a raíz de accidentes de tráfico, 2.005 test de alcohol y 151 de drogas. El 7,47% de los conductores dieron positivo en etanol -un punto menos que en el mismo período de 2022- frente al 38,77% que habían tomado alguna otra sustancia -tres puntos más que un año antes-.