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Una decena de municipios vizcaínos amanece hoy con severas restricciones para tratar de poner freno al avance imparable del virus. Bilbao, Getxo, Sestao, Portugalete, Markina y Muskiz se unen a Ondarroa como las localidades de más de 5.000 habitantes que quedarán confinadas por haber ... suspendido este lunes el examen del Departamento vasco de Salud, que establece que las localidades con más de 400 casos de incidencia acumulada en los últimos 14 días deben aplicar un confinamiento perimetral por encontrarse en el máximo nivel de alerta. Tampoco se libran de la quema tres municipios con menor censo: Berriz y Zaldibar repiten en la lista, pero se estrena Atxondo.
Así lo ha confirmado la resolución de la dirección de Salud Pública de Osakidetza. De este modo, a partir de la pasada medianoche, los vecinos de estos municipios no pueden desplazarse a otros pueblos no colindantes sin causa justificada y la hostelería debe cerrar el interior de los locales, salvo para dar desayunos y comidas. En el conjunto de Euskadi, el número de localidades con el piloto rojo encendido se amplía con creces hasta alcanzar el medio centenar. Se trata del doble que hace una semana, muestra clara del preocupante cariz que está tomando la cuarta ola en Euskadi.
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El virus circula totalmente descontrolado. Sobre todo, en Gipuzkoa, la provincia más castigada, que acapara la mayor parte de las localidades con un alto riesgo de contagio. De hecho, según el informe de este lunes, se une a Álava en los territorios vascos cerrados perimetralmente. Bizkaia, por el momento, se salva con una tasa de incidencia acumulada de 354 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días pero queda aislada por el efecto negativo de las provincias vecinas. El empeoramiento es palpable, pero hay localidades que mejoran sus datos y quedan, por tanto, libres de ataduras. El Gobierno vasco ha anulado el cerrojazo perimetral de Ermua y Berriatua.
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En cambio, la capital vasca más importante ha cumplido con los peores augurios. Tras varias semanas librándose de la quema, la incidencia se ha disparado en Bilbao hasta los 471,03 contagios, 70 más que el pasado viernes. Ya la semana pasada se pronosticaba que este escenario iba a llegar. La villa retornó a la zona roja el jueves. El riesgo de contagio para los bilbaínos se mantenía en niveles muy elevados. Eso sí, todavía estaba sin cuantificar el efecto de las pasadas fechas festivas, un impacto que ha comenzado a dejarse notar en los registros de este fin de semana y que ha consolidado una tendencia al alza iniciada hace cerca de un mes.
En las últimas horas se han contabilizado un centenar de casos positivos. No es ni mucho menos la cifra más elevada de las útlimas semanas, pero hay que tener en cuenta que se trata de un domingo, jornada festiva en la que los datos que se ofrecen pueden arrojar una visión engañosa. La diferencia es más palpable desde el viernes. Desde ese día, la capital de vizcaína ha computado 471 nuevas infecciones, un 24% más que las registradas en las tres jornadas anteriores.
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Silvia Cantera
La ciudad había conseguido salvar la Semana Santa y la Semana de Pascua y mantener el patógeno a raya. Es decir, sin rebasar la zona naranja, el cuarto nivel de alerta que determina el semáforo de colores de Osakidetza para medir la circulación del virus. Un logro importante, sobre todo porque un cerrojazo en estas fechas hubiera supuesto un auténtico mazazo para la hostelería y el comercio, gremios de los que dependen miles de familias a los que la pandemia ha castigado de manera dramática. Ahora volverán a sufrir. Bares y restaurantes solo podrán ofrecer servicio interior de 6.30 a 9.30 horas y de 13.00 a 16.30 horas. Los hosteleros vascos anunciaron que iban a volver a recurrir a los tribunales para impugnar este recorte horario.
Se trata de sectores que, en buena medida, viven de los ciudadanos que llegan de otros municipios para realizar compras. Pero en esta ocasión, sí se mantendrá esa pequeña válvula de escape, al menos con los residentes de localidades aledañas, que sí podrán desplazarse a Bilbao por motivos socio-económicos. La diferencia con el confinamiento perimetral del pasado mes de enero, cuando se desbocaba la tercera ola, es que en esta ocasión el Gobierno vasco permite el tránsito entre localidades colindantes para realizar compras o actividades deportivas. Ojo, no para ir de cañas con los amigos o a disfrutar de una comilona en un restaurante.
Es decir, un ciudadano residente en Bilbao puede moverse a Barakaldo para acudir a una superficie comercial, al igual que un vecino de Galdakao puede ir a correr por Abandoibarra sin necesidad de presentar ningún justificante. Los municipios cuyas fronteras lindan con el 'botxo' son un total de 9: Barakaldo, Alonsotegi, Arrigorriaga, Basauri, Etxebarri, Galdakao, Zamudio, Sondika y Erandio. La movilidad al resto de Bizkaia está vetada -Álava y Gipuzkoa también están cerrados-.
Movilidad, cierre perimetral El cierre perimetral se establece cuando se iguala o supera la tasa de 400 casos por cada 100.000 habitantes, tanto a nivel territorial como en los municipios con más de 5.000 vecinos. El cerrojazo implica que solo se puede salir al municipio colindante para trabajar, hacer deporte y realizar compras o contratar servicios que no se ofrezcan en el lugar de residencia.
Hostelería, ajuste de los horarios Los bares y restaurantes de los municipios confinados solo pueden recibir clientes en su interior a las horas del desayuno y la comida. Los horarios en que se permite son de 06.30 a 09.30 horas; y de 13.00 a 16.30. El resto de la jornada solo se podrá consumir en las mesas de las terrazas. Locales de juegos y apuestas están obligados a prestar sus servicios de igual modo.
Deporte, menos posibilidades La práctica deportiva bajo techo no permite agrupaciones de más de cuatro personas, salvo cuando afecta a entrenamientos y competiciones de equipos profesionales y federados. Se determina el cierre de los vestuarios y las duchas en instalaciones deportivas, salvo en las piscinas, donde sí se permite con un 35% de aforo máximo y uso individual.
Habían transcurrido casi dos meses desde la última alerta roja en la capital vizcaína. El pasado 18 de febrero, tras el pico de la tercera ola, Bilbao logró abandonar el peor de los escenarios. Se mantuvo durante 30 días con el piloto encendido y llegó a registrar una incidencia máxima de 776 casos. El crecimiento entonces fue vertiginoso. Ahora ha sido más pausado. Las subidas en las últimas jornadas no habían superado los diez contagios diarios. El 19 de enero entró en el máximo nivel de alerta, con 506 casos, treinta más que el día anterior.
Bilbao y nueve localidades de Bizkaia entran desde este lunes en el letargo de un nuevo cierre municipal que durará, al menos, una semana. El Gobierno vasco actualizará la lista de municipios con incidencia superior a 400 casos cada lunes, si antes no se decreta un endurecimiento de las restricciones -Urkullu valora si convocar al LABI esta semana- que afecten a toda la comunidad.
El caso de Muskiz, que ha vuelto a entrar en el listado de municipios con una peor evolución de la pandemia en esta nueva acometida, es especialmente llamativo. La localidad minera sufrió un duro cierre en Semana Santa después de que un brote hiciera crecer su tasa de incidencia, una decisión que causó un gran malestar entre los hosteleros de un municipio que en días festivos suele recibir a numerosos visitantes, sobre todo en su barrio más cercano a la playa de La Arena, Pobeña.
Sin embargo, poco después de que Salud decretara su confinamiento por encontrarse en zona roja, los datos comenzaron a bajar, tanto que en los días centrales de las pasadas vacaciones no superaba los 400 casos de incidencia. En la última semana, sin embargo, el virus ha dado un nuevo volantazo y, a día de hoy, se anota 427 contagios. Amenazadas por el cierre si la curva no cambia de rumbo se encuentran Durango y Balmaseda. Ambas localidades se mantienen en zona naranja, pero con preocupantes tendencias al alza. En cambio, otros municipios que estaban en la cuerda floja, como Amorebieta, han logrado revertir su situación y bajar su tasa.
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