Una de las principales concentraciones tuvo lugar en Jardines de Albia F.M.

Bilbao recibe 2024 con ambiente festivo y dos macrobotellones

Jardines de Albia y Licenciado Poza vuelven a ser las calles más animadas, al igual que en anteriores ocasiones

Lunes, 1 de enero 2024, 07:11

Del silencio al alboroto. Bilbao ha dado la bienvenida al 2024 como se esperaba: con ambiente festivo y calles y bares en los que no cabía un alfiler. La tranquilidad que se vivía durante las dos horas previas a las campanadas contrasta con el gentío ... que abarrotó los principales puntos de reunión para celebrar la entrada del nuevo año.

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Con el suelo lleno de serpentinas, la calle Licenciado Poza (para ser más exactos la zona entre Gregorio de la Revilla y Doctor Areilza, donde se juntan la mayoría de los bares) fue un hervidero durante prácticamente toda la noche. Ya antes de las campanadas casi no se podía caminar por esta popular arteria de poteo, pues un concierto en la misma calle organizado por el bar Mugi congregó a cientos de personas desde el mediodía. Después de las uvas, la escena era similar.

Cientos de personas en su mayoría jóvenes. aunque no fueron los únicos, se reunieron alrededor de los distintos bares de la calle, que, como suele pasar cada Nochevieja, se convirtieron en pubs gratuitos. El goteo de personas no cesó desde las doce y media de la noche, hasta conseguir bloquear completamente la carretera. El botellón convivía con quienes consumían en los bares, que estaban a rebosar y en muchos había que esperar varios minutos de cola para poder entrar. «No nos gusta nada esta noche por la cantidad de gente que hay, significa pasar frío porque no se puede entrar a ningún bar», comentaba Iker Cobanera, un joven de 29 años que bajó después de cenar con sus primos «por tradición, aunque sin muchas ganas».

No obstante, la ubicación más masificada volvió a ser, una vez más, Jardines de Albia. Miles de jóvenes, en su mayoría por debajo de la veintena, llenaron la plaza más cercana de los locales en los que se celebraban una buena parte de los cotillones. A diferencia del ambiente en Poza, la totalidad de los asistentes a esta zona de Abando llegó provisto de importantes cantidades de bebidas espirituosas en bolsas de plástico. La presencia policial en la zona fue constante, con varias pasadas de los coches patrulla cuyo trabajo se multiplicó cuando la luz del día ya se había abierto camino en este Año Nuevo.

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En Albia convivían quienes se preparaban para asaltar las discotecas vizcaínas con aquellos cuya celebración se restringía a la calle. «Íbamos a ir de cotillón, pero al final entre lo tarde que salimos de cenar y los precios de las discotecas preferimos quedarnos aquí», aseguraba Nagore López, una joven bilbaína de 19 años. Con entrada para algún local o no, la estética de los asistentes no permitía diferenciar entre qué plan haría cada uno. El paisanaje lucía, mayoritariamente traje o vestido.

Sin lluvia

Aunque durante los pronósticos meteorológicos habían apuntado a que iba a llover durante algún momento de la Nochevieja, finalmente las precipitaciones no aparecieron. Esto animó a miles de bilbaínos a pasar la noche en la calle, sin necesidad de entrar a ningún establecimiento, pese a que la temperatura fuera unos diez grados inferior a la del año pasado. De hecho, algunas cuadrillas amenizaron la fiesta con altavoces portátiles, descartando de entrada la opción de entrar a algún local.

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Es más, ante la costumbre cada vez más habitual de pasar la Nochevieja en la calle, la mayoría de salas de fiesta se vieron obligadas a rebajar los precios y dar la bienvenida a 2024 con el mayor número de clientes. Moma, por ejemplo, pasó de vender sus entradas a 50 euros a hacerlo a 30. Aún así, pese a las prisas de última hora, la gran mayoría de las discotecas vizcaínas colgaron el cartel de completo

El ambiente de fiesta también se dejó notar en otras zonas habituales del centro de la ciudad. En el Casco Viejo la juerga se concentró sobre todo en Barrenkale y Barrenkale Barrena, así como en Iturribide. Lo mismo sucedió en Telesforo Aranzadi, donde se celebraron varios cotillones, en pleno centro.

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