Ante la escasez de suelo para construir más edificios, la creación de pisos a través la segregación se convierte en la alternativa viable para aumentar el parque residencial. Luis Ángel Gómez

Bilbao ha permitido la segregación de un centenar de viviendas en el último lustro

La demanda de pisos más pequeños lleva a los propietarios de grandes domicilios a dividirlos para sacar mayor rentabilidad

Miércoles, 11 de diciembre 2024, 00:55

. Bizkaia tiene muchas limitaciones para sacar nuevos pisos al mercado. El suelo finalista –aquel sobre el que se puede intervenir– es escaso y pone en jaque la viabilidad de levantar más promociones. Pero hay alternativas. Y una de ellas, la más extendida, es la segregación de domicilios. Transformar un piso de muchos metros cuadrados en varios para que éstos sean más atractivos para unidades convivenciales pequeñas. Una opción que parece fácil, pero que debe limitarse a las ordenanzas de los propios municipios. «La división de viviendas podría ser una solución para aliviar la demanda, pero hay que ser cautos con la normativa», asegura José Manuel González, presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria del territorio.

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Bilbao es una de las localidades que sí permite hacer segregaciones, siempre y cuando se cumplan los requisitos que contempla la norma. Su PGOU recoge que sólo se podrán habilitar dos domicilios de un existente y que los pisos a segregar deberán contar con ascensor. También se necesita el visto bueno de tres quintas partes de los vecinos que forman la comunidad para poner en marcha la obra. Entre 2019 y 2023, el Ayuntamiento ha autorizado la segregación de 94 viviendas.

Las necesidades residenciales han cambiado mucho. Si en los años 1980 el tamaño medio del hogar rondaba las 3,69 personas, hoy en día esa cifra desciende hasta las 2,31, lo que lleva a las familias a buscar hogares más pequeños para desarrollar su vida. Expertos aseguran que aunque este tipo de obras se llevan haciendo «durante los últimos años», «cada vez son más comunes». Entre 2021 y 2023 se han dividido 60 casas. «Ha sido un goteo constante, aunque ahora se han puesto más facilidades. Bilbao por ejemplo pide que las viviendas tengan ventanas a la calle. Unos mínimos de ventilación e iluminación que no siempre se cumplen», detalla Esther San Martín, vocal de visados de la Delegación en Bizkaia del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco Navarro. La especialista coincide en que lo que se busca es viabilidad. «Vender, alquilar o incluso reformar un hogar pequeño es más sencillo. Las unidades convivenciales se han reducido y en algunos pisos de 180 metros, sobre la mitad del espacio».

Oferta limitada

El Gobierno vasco atiende que es más fácil que se produzcan reformas en aquellos territorios que cuentan con un buen puñado de edificios viejos. Y en Bilbao, de los 10.810 edificios que hay registrados en Eustat, casi el 70% tienen 50 años o más. Andrés Urrutia, presidente de la Academia Vasca de Derecho y miembro del Colegio Notarial del País Vasco, advierte sin embargo que «por lo general hay menos domicilios grandes». La oferta es limitada. «Muchos edificios de Abandoibarra y concretamente de la Gran Vía dan mucho juego para esta cuestión», dice. Asimismo, confiesa que la caída de la producción industrial hace que lleguen a las notarías «propietarios que buscan reformar sus viviendas de toda la vida». La idea es venderlas, arrendarlas o, en caso de herencias, dividirlas entre los diferentes hermanos.

Los propios agentes inmobiliarios reconocen que vender un domicilio con un tamaño de entre 200 y 400 metros cuadrados «no es fácil». Por eso cada vez es más común leer en los anuncios colgados en los portales inmobiliarios la «opción de división». 'Piso en Gran Vía. 215 metros.Segregable en dos pisos', 'Vivienda de lujo. Con posibilidad de separar en dos'... «Cuando se pone esta posibilidad es porque entendemos que es más vendible», dice Rafa Chirapozu, agente de la Inmobiliaria Basagoiti, que contó hace unos meses con un piso de estas características en su cartera de inmuebles. «El perfil que se interesa por estos inmuebles son inversores o algún particular al que le interesa de forma especial partir el domicilio. Hay quienes lo hacen incluso por cuestiones familiares. Por ejemplo para cuidar a su madre, pero teniendo una privacidad», asume Chirapozu.

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En cualquier caso, los expertos coinciden en que el trámite «no es tan sencillo como parece» y que hay que estar seguros de que se puede realizar la obra «antes de ofertar algo». La legislación varía según la localidad. Cada normativa tiene sus particularidades. «En Portugalete por ejemplo no se puede segregar y también hay limitaciones para convertir locales en viviendas. Nos piden que no haya habido actividad en los últimos diez años», explica el presidente de COAPI.

A parte de Bilbao, la segregación de pisos lleva años extendiéndose por Getxo. Sobre todo por la presencia de grandes palacetes en la localidad. Por lo general, los herederos de estas mansiones no ven práctico contar con un domicilio tan amplio y optan por venderlo a inversores para su posterior remodelación o convertirlo en varias viviendas de lujo. Uno de los palacetes que fue remodelado de forma reciente fue la Casa Cisco I, en la avenida Zugazarte.

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