Estación de Abando. E. C.

Bilbao ha perdido su conexión por tren con 13 capitales de provincia en 18 años

Sólo sobreviven tres de las siete rutas directas de Renfe de larga distancia que, a mediados de los 90, llegaron a transportar a casi 400.000 viajeros

Lunes, 16 de diciembre 2024, 01:14

«Para una familia sin coche, como la nuestra, montarse en Abando en un tren con dos maletas y poder llegar en unas horas a Alicante, Málaga o Castellón, incluso a localidades con playa, como Oropesa, Benicassim o Peñíscola, era algo maravilloso. En la década ... de los 90, planificábamos nuestras vacaciones en función de los trenes que había disponibles desde Bilbao». El baracaldés Óscar Robledo, de 52 años, recuerda con nostalgia la importancia que tuvo para muchos vizcaínos el ferrocarril a la hora de realizar viajes de larga distancia.

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Aquella edad dorada, alentada también por los desplazamientos que suscitaba la desaparecida mili, comenzó a apagarse hace ahora 18 años, con la supresión del convoy que cubría la ruta a Alicante. Fue la primera gran pérdida (antes había caído el enlace con Cáceres, pero tenía un seguimiento más modesto). Desde entonces, Bilbao se ha quedado huérfana de conexión directa ferroviaria con 13 capitales de provincia y una ciudad de la entidad de Vigo.

En la actualidad, desde la estación de Abando solo parten dos rutas de larga distancia: Madrid y Barcelona. Mientras que en la cercana terminal de La Concordia se puede tomar el expreso de vía estrecha de La Robla hasta León, un servicio que ahora presta Renfe pero que en la memoria colectiva siempre será el de la antigua FEVE. Estos tres recorridos permiten alcanzar también Miranda, Zaragoza, Burgos, Lleida, Tarragona, Logroño, Valladolid y Segovia. Y, aunque Renfe ya no ofrece datos de utilización de estos servicios (el mercado está liberalizado y sería información útil para otros posibles operadores, se excusan) se cree que las cifras están muy lejos de los casi 400.000 viajeros que se registraron en los mejores momentos de finales del siglo pasado.

Las causas de la decadencia

El auge del avión, la falta del TAV y «la dejadez política y el mal servicio» estarían detrás del declive

¿Por qué se ha producido este declive? ¿Por qué el tren apenas cuenta ya para los desplazamientos largos de los vizcaínos? Hay múltiples factores. Quizás los primeros que vienen a la cabeza sean la popularización del avión por la fiebre de los vuelos baratos, la mejora de las carreteras y el retraso en la llegada de la alta velocidad. Bilbao es, precisamente, la única gran ciudad española que no se ha subido al carro del TAV. La modernización del ferrocarril, que en muchos casos está ganando la partida al avión para desplazamientos peninsulares, ha sido un fenómeno al que no se ha subido Euskadi, ni parece que lo vaya a hacer en el corto plazo. Al menos, hasta 2028.

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Para algunos estudiosos del tren en Bilbao, otro de los motivos que explican este declive es «la dejadez» y «el mal servicio». Así lo cree Cristian Parra, apasionado de este transporte y miembro de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Bilbao. «Cuando, por ejemplo, en el enlace con León se suprimen convoyes cada dos por tres por falta de maquinista, no he escuchado en Bizkaia a ningún político quejarse ni reclamar una mejora del funcionamiento de Renfe, como sí hace Miguel Ángel Revilla en Cantabria. Es por desidia», denuncia. «Y el hecho de que los tiempos de viaje sean muy largos no me vale, porque hay ciudades como Santander, que tampoco tiene alta velocidad, pero que dispone de muchos más destinos y circulaciones que nosotros».

15 horas y media de viaje

En los últimos 18 años se han suprimido cuatro líneas que eran fundamentales y que permitían conectar con 13 capitales de provincia y Vigo, además de numerosos pueblos, algunos tan turísticos como Oropesa o Benicasim. El primero en caer en estas dos últimas décadas fue el enlace con Alicante. Hasta 2006, el expreso Estrella Sol de Levante acercaba a los vizcaínos hasta el Mediterráneo, con paradas en Tortosa, Castellón o Valencia. Había una alta demanda en verano, pese a que tardaba 15 horas y 28 minutos. Era un tren nocturno, con literas.

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Poco después cayó la ruta de FEVE a Oviedo. Y hubo importantes recortes en el tren de La Robla. «Entonces se viajaba de otra manera. Era todo más familiar. Recuerdo la gente con la botella de vino y el bocadillo. Ahora todo el mundo está con el móvil en la mano. Todo es más frío y triste», comenta Cristian, que se desplaza a menudo a León.

Futuro incierto

Hay quien espera que la llegada de la alta velocidad a Bilbao revitalice el uso del tren de larga distancia

La línea con Málaga, que también permitía alcanzar Córdoba y Sevilla (para esta última ciudad funcionó una derivación entre 1992 y 1995) fue suprimida en 2016. En aquel momento era operada por trenes Alvia, pero durante muchos años se emplearon los expreso Estrella Picasso, en referencia al pintor andaluz. Se tardaban 14 horas. Los convoyes también paraban en Linares-Baeza, Puente Genil y Bobadilla, tras atravesar el siempre difícil paso de Despeñaperros.

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La última gran ruta en caer fue la de Galicia. No sobrevivió a la pandemia. Su polémico adiós estuvo marcado por el descubrimiento de amianto en unos trenes que Portugal compró después a precio de derribo. ¿Qué futuro tiene la larga distancia en Bilbao? La respuesta está por escribir. Muchos esperan que la alta velocidad revitalice lo que un día fue un próspero núcleo ferroviario.

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