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El Ayuntamiento de Bilbao es muy activo en la producción de protocolos, hojas de ruta y documentos estratégicos en general. Pero el Plan de Movilidad ... Urbana Sostenible (PMUS) fue algo especial. Se aprobó en 2018 por unanimidad de todos los partidos políticos y esta iniciativa sí tenía vocación transformadora y medidas muy concretas para fomentar el transporte público, para reducir el uso del coche y para avanzar hacia una ciudad más verde y más humana.
Se ha hablado mucho del PMUS esta semana a cuenta de la polémica por lo de la Gran Vía. El Área de Movilidad, liderada por la socialista Nora Abete, iba a cumplir este mes -con notable retraso- el compromiso de cerrar al tráfico privado el tramo entre plaza Circular y Urquijo; pero el alcalde Aburto, del PNV, vetó el cambio en el último momento porque decía tener dudas sobre cómo afectaría a la circulación en ciertos puntos. Eso, pese a que expertos municipales y externos habían avalado que no había problema, según aseguró Abete.
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El cierre al tráfico privado de esta parte de la Gran Vía está comprometido en el PMUS, igual que aplicar la misma medicina a la plaza Moyúa. El objetivo sería que estos dos puntos quedasen como está el resto de la gran arteria entre ellos; esto es, para uso exclusivo del transporte público, bicicletas y peatones. Aburto quiso minimizar el miércoles tanto el evidente conflicto político provocado por la desautorización a su socia de gobierno, como el incumplimiento de unas medidas que están en la hoja de ruta de la ciudad. Apostó por analizar el asunto «con sosiego, sin prisas», porque «el PMUS va hasta 2030». Preguntado por cuándo se haría realidad esta amabilización de una parte tan importante de la ciudad, insistió: «Antes de 2030», y se remitió al plan de movilidad.
1,5 millones
de euros es el coste estimado en el PMUS para la transformación de Moyúa.
Lo que ocurre es que ese plan también tiene un cronograma, aunque está casi al final. Lo que hace es ir marcando horizontes temporales a las diferentes medidas. Es lo que se suele hacer porque las inversiones y los esfuerzos tienen que estar repartidos en el tiempo para que quienes estén trabajando en el Ayuntamiento en 2029 no se vean sepultados por las indolencias anteriores. Pues bien, ambas transformaciones, la de Gran Vía y la de Moyúa, deberían haberse terminado antes de 2021. Para la primera se preveía un coste de 800.000 euros (cantidad consignada en los Presupuestos de 2022, pero que no se ejecutó) y para la segunda de 1,5 millones (no hay noticias de ellos).
¿Por qué cuando el PMUS está a punto de cumplir un lustro llevamos este retraso? Abete admite que «hay cosas fuera de calendario», aunque en su descargo añade que «hemos pasado una pandemia». También señala que buena parte de las medidas previstas sí se han ejecutado: las bicis eléctricas, los 30 kilómetros por hora, la mejora en las paradas de bus, más bidegorris, reformas de calles, peatonalizaciones...
En cuanto a la Gran Vía, señala que su ánimo sería cerrar el tramo en conflicto ya, pero se ha encontrado con la negativa del alcalde. Según el secretario general del PSE, Eneko Andueza, es porque a Aburto le ha dado «vértigo» meterse antes de las elecciones en este tipo de aventuras, que siempre crean tensiones. Todos los partidos piensan lo mismo.
Y por lo que respecta a Moyúa, dice Abete que el estudio para llevar a cabo la transformación ya está hecho, pero aquí el trabajo es más complicado. Además, el momento ahora no es el propicio porque «se está llevando a cabo la intervención en la calle Rodríguez Arias» y además este año se va a estrenar la zona de bajas emisiones para restringir el acceso al centro a los vehículos más contaminantes. «Sería poner demasiados ingredientes en la coctelera, pero el estudio está hecho y la semipeatonalización se llevará a cabo en el futuro».
Hay otros patinazos en el avance previsto hacia una movilidad más sostenible en Bilbao, como la ausencia de un plan para eliminar semáforos (tendría que haber estado listo entre 2020 y 2022). Pero para la concejala son más los cumplimientos, entre los que también se cuenta el control de accesos al Casco Viejo con cámaras, los caminos escolares y los aparcamientos seguros para bicis.
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