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Un grupo de feligreses se dispone a entrar en la capilla ardiente, en Begoña. Jordi Alemany

Bilbao despide al obispo Uriarte: «Era un hombre bueno y cercano»

La Casa de Espiritualidad de Begoña acoge la capilla ardiente del prelado

J. A.

Domingo, 18 de febrero 2024, 19:03

«Era un hombre cercano y bueno». La frase se podría atribuir sin error a prácticamente cualquiera de las muchas personas que este domingo visitaron a la capilla ardiente de Juan María Uriarte, obispo emérito de San Sebastián, abierta en la Casa de Espiritualidad de ... Begoña, a dos pasos de la basílica que este lunes, a partir de las 17.00, acogerá su funeral. Las impresiones eran intercambiables. También los sollozos, porque muchos de los asistentes se dejaban llevar por la emoción y más de una persona apenas pudo articular una frase completa de condolencia.

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Si las primeras reacciones tras el fallecimiento del prelado se centraron en su papel político como mediador, las que se podían recoger hacían más hincapié en su carácter personal. Eran impresiones de personas que lo trataron de cerca, desde la amistad, el trabajo o la vida de la Iglesia a pie de calle. El propio lehendakari, de los primeros en llegar, subrayó también este aspecto, además de recordar que Uriarte era «un hombre de paz, entregado a la Iglesia y su Evangelio, que impulsó que la Iglesia vasca fuera una Iglesia apegada a la tierra», dijo Iñigo Urkullu.

Pablo Castrillo, que lo conoció como «simple feligrés cuando él era obispo de Zamora y yo vivía allí», destacó su cercanía, «que no es moco de pavo, que los que tenemos una edad recordamos cómo eran los obispos de antes, intocables». Uriarte «paseaba por la calle y se paraba a hablar contigo. Y tenía buena memoria, porque aunque solo hubieras estado una vez con él, sabía quién eras y lo que te pasaba».

Muy afectada y en un susurro entrecortado, Araceli Rozas explicó que conoció al que también fue obispo auxiliar de Bilbao en la parroquia de Begoña, «donde suelo ayudar y coincidí con él. Era una bellísima persona, muy bueno con todos. Nos ha dejado un legado buenísimo. Para mí ha sido un bello ejemplo, siempre le recordaré. Seguiremos el camino si Dios nos da salud».

«Era alguien muy cercano, con mucha empatía. Podía hablar con cualquiera, a todos los niveles, siempre en un tono muy normal, de calle. Hablabas con él y se te olvidaba que era un obispo», recordaba otro feligrés. «Yademás era muy del Athletic».

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Inmaculada Gallastegui lo conoció bien. Fue su secretaria: «Tenía una cabeza impresionante», destacó. «Acababa de publicar un libro ahora mismo, con la edad que tenía». La última vez que lo vio fue «cuando hizo 90 años. Era muy cercano. Es una gran lástima».

El rector de la Universidad de Deusto, Juan José Etxebarria, señaló que, en el trato personal, Uriarte «era un hombre muy afable, muy cercano y muy interesado por la persona humana. Empatizaba mucho con tus inquietudes. Su talante era positivo y esperanzador. Un hombre de una humanidad increíble, de una gran profundidad religiosa».

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La alcaldesa en funciones de Bilbao, Amaia Arregi, también quiso dar su último adiós al prelado fallecido. Estuvo acompañada del concejal de Planificación Urbana, Proyectos Estratégicos y Espacio Público, Asier Abaunza, y comentó que el alcalde, Juan Mari Aburto, lamentaba no poder asistir a causa de su convalecencia.

El que fuera director general de Cáritas Bizkaia, Carlos Bargos, expresó su «tristeza por la pérdida, pero también serenidad, porque la suya ha sido una vida plena, llena. Una vida que ha sido un orgullo para todos. Era un hombre muy cercano e inteligente, que sabía adaptarse a las personas que tenía enfrente».

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En similares términos se expresó Miguel Madariaga, presidente de la Fundación Euskadi. «Ha sido un gran amigo de la familia. Mi madre era de Fruiz, como él, y tengo parte de la familia allí. Ofició el funeral de mi madre. Y luego nos dieron juntos el premio de Ilustres de Bizkaia. Todo eso no se olvida».

La capilla ardiente permanecerá abierta hasta las 15.30 horas de este lunes. A partir de las 17.00 horas, se celebrará la misa funeral en la basílica de Begoña. Después, los restos mortales de Uriarte serán trasladados a Fruiz (Bizkaia), su municipio natal, donde descansarán en el panteón familiar.

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