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El Ayuntamiento de Bilbao tiene dos grandes objetivos. Uno es atraer a la ciudad actividad económica relacionada con los servicios avanzados. Otro es que lleguen también centros formativos que surtan de mano de obra a ese tejido productivo vinculado a la tecnología y el conocimiento. ... El plan es que ambos mundos, el empresarial y el universitario, convivan y se retroalimenten. Y rejuvenezcan Bilbao.
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El problema es que eso es lo que quiere casi todo el mundo. Buena parte de las ciudades medianas españolas están compitiendo en esta dirección porque de ese modo se da respuesta a dos desafíos comunes: crear riqueza en sectores de alto valor añadido cuando más falta hace porque la industria pierde peso en favor de los servicios; y atraer juventud cuando el invierno demográfico ya refresca.
Así que Bilbao tiene que competir y una de las bazas con las que lo hace es poniendo a disposición de la iniciativa privada una parte del patrimonio público. En concreto, el Ayuntamiento tiene cedidos de manera gratuita seis inmuebles de propiedad municipal a fundaciones y cooperativas, entidades formalmente consideradas sin ánimo de lucro, que se alinean con los objetivos de la ciudad. ¿Qué objetivos son esos? «Formación, retención y atracción de talento, y especialización inteligente», dice Javier Garcinuño, director de la sociedad municipal Bilbao Ekintza, cuyo fin es el desarrollo económico.
Lo que se ha hecho es firmar con estas entidades «sin ánimo de lucro», insiste, convenios de colaboración según los cuales el Consistorio pone el inmueble y la otra parte se compromete a llevar a cabo actividades que benefician a la ciudad. Y no sólo se refiere al natural ejercicio de su desempeño, ya de por sí conveniente a efectos de crear una atmósfera propicia para nuevas inversiones, sino también a otros asuntos. «Por ejemplo, Vicomtech ha organizado charlas en El Ensanche que han sido impresionantes», apunta Garcinuño.
La fundación Vicomtech es la última firma en llegar a Zorrozaurre. En concreto, al edificio Beta I. En su patronato están, entre otros, el Gobierno vasco y la Diputación, además de la Universidad pública, Kutxabank y agentes privados. Trabaja ahora en el desarrollo de la inteligencia artificial vinculada con el «coche autónomo y la imagen médica para asistencia al diagnóstico», pone ejemplos Garcinuño. Es decir, su actividad tiene «plena conexión con la puesta en marcha del parque tecnológico de Zorrozaurre». Como se ha avanzado, junto con su trabajo habitual esta entidad se ha comprometido a llevar a cabo «actividades que impulsen la innovación y el desarrollo del sector estratégico de los servicios avanzados en Bilbao».
Por el lado de la investigación el Ayuntamiento también ha facilitado un inmueble a Ikerlan, lo que viene a ser el 'brazo tecnológico' de la Corporación Mondragon. Está en el Auzofactory de Matiko, centro municipal ideado para dar cabida a jóvenes con vocación emprendedora y que también acoge a otras firmas incipientes y de mucha menos dimensión.
Las entidades que están en edificios municipales gratis son cooperativas y fundaciones.
Mondragon Unibertsitatea tiene firmados dos convenios, para As Fabrik y Berrikuntza Faktoria.
En los locales del futuro parque tecnológico no se plantea ningún tipo de cesión sin coste.
En el caso de Ikerlan, el Ayuntamiento se ha fijado para cederle este espacio gratis en que se trata de «un centro tecnológico especializado en inteligencia artificial, sistemas electrónicos embebidos, ciberseguridad...». Llegó a Bilbao porque su ánimo es acercarse a esas grandes empresas a las que aporta soluciones tecnológicas. Es decir, se aproxima a sus clientes, según dijo su director, Ion Etxeberria, durante la presentación del convenio con el Ayuntamiento el año pasado. Y eso nutre un ecosistema que la ciudad quiere potenciar.
Las otras cuatro entidades que cuentan con el respaldo inmobiliario municipal tienen perfil docente. La Universidad Mondragon dispone de dos emplazamientos: As Fabrik, en Zorrozaurre, y Bilbao Berrikuntza Faktoria, en Uribitarte. En la isla de Zorrozaurre también está el Instituto Europeo del Diseño (IED) Kunsthal, de la Fundación Francesco Morelli. Y en Miribilla se ha instalado en un local del Ayuntamiento la Escuela de Cine del País Vasco, con forma de cooperativa. Esta última tiene su encaje en la estrategia de la ciudad no solo por el lado de la formación, sino por integrarse en el sector audiovisual, que tiene una influencia creciente en el tejido económico local y está en el radar municipal. Es más, la idea del equipo de gobierno es crear un polo audiovisual en Zorroza para potenciar la industria del cine en la ciudad.
Como se ha visto, la Corporación Mondragon tiene un protagonismo especial en este asunto. Particularmente, su Universidad. «Estar en Bilbao nos da una proyección nacional e internacional», señala el vicerrector, Jon Altuna. Pero, sobre todo, «está el componente industrial; estar aquí da a los estudiantes cercanía con las empresas», algo importante para una formación que pretende dar respuesta a las necesidades del tejido productivo, tan cambiante por el ritmo acelerado de los desarrollos tecnológicos.
En realidad, para Mondragon Unibertsitatea «este es un modelo bastante habitual», apunta Altuna. Y se refiere a que el campus de Irún también se ha desarrollado en suelos cedidos por el Ayuntamiento; a cambio, la institución docente ofrece unos «retornos» en forma de «desarrollo económico y atracción de talento». En Bilbao cuentan ahora con unos 1.200 alumnos que cursan siete grados y diez másteres. La mayoría, 900, en As Fabrik.
10 años es la duración de los convenios que se firman entre Ayuntamiento y entidades para instalarse en edificios municipales. El primero se firmó con la Universidad de Mondragon, que llegó a Uribitarte en 2013. En 2023 se renovó por una década más.
9.034 metros cuadrados tiene el edificio Beta II, donde está As Fabrik, de Mondragon. Es el más grande de los que tiene cedidos el Ayuntamiento. El de Uribitarte, también de Mondragon, cuenta con 5.911 metros; la Escuela de Cine de Miribilla, 1.743; Kunsthal dispone de 1.300 en el edificio Papelera de Zorrozaurre; y la Fundación Vicomtech, también en la isla, cuenta con 715 en el edificio Beta I.
El Ayuntamiento también cede un buen número de locales para usos sociales o culturales a asociaciones de vecinos, jubilados, etcétera.
Dice Garcinuño, el director de Bilbao Ekintza, que los centros formativos que se han implantado en la ciudad acogidos en inmuebles municipales tienen la virtud, además, de que «complementan» la oferta formativa previa. Es decir, «no compiten con la UPV/EHU ni con Deusto».
En cuanto a las perspectivas de futuro, avanza que la idea es que tanto las firmas de desarrollos tecnológicos como Ikerlan como las entidades docentes vayan encontrando acomodo en Zorrozaurre. Es lo que ocurrió con Vicomtech, que estaba en El Ensanche antes de recalar en la isla. Se trata del entorno donde se prevé que actividad productiva y docente interactúen.
¿Se reservarán espacios para ser cedidos gratis en el parque tecnológico? «No», dice Garcinuño. Ese polo empresarial está gestionado por la Red de Parques y no entra en su modelo la cesión sin coste. «Todas las actividades empresariales que vengan a Zorrozaurre pagarán un alquiler o, en su caso, comprarán».
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