Bilbao resucita Artxanda con 8 millones y un nuevo parque

Hace tiempo que el Ayuntamiento busca potenciar el gran pulmón de Bilbao, resucitarlo y darle esplendor porque tener ese espacio desaprovechado es casi delito. Y este jueves al fin el alcalde, Juan Mari Aburto, presentó el Plan de Activación para la zona. Aún está rodeado por muchas incertidumbres (se ignora qué equipamientos irán allí, qué propuestas gastronómicas, deportivas y de ocio acogerá), pero hay varias concreciones: uno, se invertirán 8 millones de euros; dos, este mismo año se licitará el gran paseo desde Enekuri hasta Santo Domingo; tres, se creará un gran parque de 66.700 metros cuadrados en el entorno del campo de fútbol, que se extenderá desde el actual parque de la Huella hasta la ermita de San Roque.

Puede decirse que lo presentado este jueves es la culminación de un proceso que ya estaba en marcha para recuperar Artxanda. Primero llegaron las rotondas en la carretera BI-3741 que tranquilizaron un poco el tráfico; y luego vino la remodelación del parque de la Huella, culminada el año pasado. Ahora toca dar el paso definitivo. El más ambicioso. Lo más inmediato será, en los próximos meses, licitar el anunciado gran paseo de seis kilómetros que unirá Enekuri y Santo Domingo. Habrá miradores, zonas estanciales... Y el tráfico quedará pacificado, limitando la velocidad en todo el trazado a 30 kilómetros por hora -ahora hay zonas de 50 y de 60-. Eso sí, no se sustituirá el asfalto por una superficie más perfilada, como la de las zonas peatonales. Esta era la solución que se contemplaba hace años para darle al entorno un aire más tranquilo, en el que quedase muy claro que el peatón era el protagonista. En cualquier caso, la idea es «que el paseo esté terminado en 2023», avanzó Aburto. El Presupuesto municipal de este año ya reserva, recordó el alcalde, medio millón de euros para arrancar. Será esta, claro, una partida plurianual.

Luego, en cuanto a la zona verde en sí misma, se generará un nuevo parque de 66.700 metros cuadrados en el entorno del campo de fútbol. Como queda dicho, se prolongará desde el de la Huella hasta la ermita de San Roque. Se llamará el parque del Encuentro, costará unos dos millones de euros, estará terminado también en 2023, y responde a la filosofía que desde hace años se prevé para esta zona: un lugar de encuentro diurno y familiar. Se manejan varias opciones para hacer aún más atractivo este emplazamiento: un invernadero botánico, un lago artificial, pasarelas de madera sobre el agua, juegos infantiles... Todo ello, por supuesto, preservando el carácter natural de la zona. Un requerimiento tanto más necesario ahora, cuando la pandemia nos ha ayudado a redescubrir el poder terapéutico del verde. Lo que está por determinar aún es qué pasará con los parkings actuales, dónde estarán los nuevos equipamientos, y de qué manera se organizará el espacio en el futuro.

En total, según avanzó el alcalde bilbaíno, el presupuesto a emplear ascenderá a unos ocho millones de euros para todo el plan de 'rescate' de Artxanda. Porque hay que tener en cuenta que hay muchas otras cosas que hacer. Por ejemplo, recuperar inmuebles en desuso que ahora solo estorban para darles un cometido. Que dejen de restar para sumar.

Para el alcalde, «el de Artxanda es un proyecto estratégico, un proyecto de ciudad». Con este plan busca «poner en valor» el pulmón verde, «explorando sus capacidades e impulsando su potencial como un espacio de encuentro, para Bilbao, para Sondika, para Bizkaia. Queremos que recupere su brillo, el protagonismo que un día tuvo y que se erija, con fuerza, como alternativa deportiva y de ocio al aire libre, pero también como un espacio que ofrezca posibilidades gastronómicas y culturales».

También se refirió a tenerlo como «un lugar que nos recuerde que fue escenario de guerras y recupere la memoria de aquel Cinturón de Hierro que el Eusko Gudarostea levantó para defender a centenares de personas». Porque otra de las patas del proyecto es también la «recuperación y divulgación», mediante visitas guiadas y reconstrucciones virtuales, de aquella estructura defensiva levantada durante la Guerra Civil.

Con todos estos planes encima de la mesa, Aburto aseguró que ya no estamos hablando de Artxanda como un proyecto impreciso en el futuro, sino «como algo concreto». Un plan en el que la «sostenibilidad y la ecología» se combinan con el ocio al aire libre, el deporte y la gastronomía. También con el desarrollo de actividades económicas que estimulen el empleo, ahora que tanta falta hace.