Bilbao aplaza un año el 'tasazo' de basuras y otros municipios suben el recibo un 70%

Todo está recogido en la Ley 7/2022, en cumplimiento de las obligaciones marcadas por la UE. Ahí se establece también que en abril de 2025 el nuevo sistema tendrá que estar en vigor. Pero no va a estarlo en muchos sitios. Ni en Bilbao ni en cientos de ayuntamientos españoles, porque llevar a la práctica esos principios generales tan benéficos en la realidad compleja está costando mucho. No lo de subir la recaudación para cubrir el coste del servicio, que eso es fácil. De hecho, un buen número de municipios vizcaínos ya lo ha hecho, entre los que destaca Galdakao, donde se ha encarecido la tasa de basuras un 69%. Aunque lo normal es que el 'tasazo', por definir de alguna manera el incremento amplio y generalizado que llega, esté entre el 20% y el 30%.

En Bilbao será, cuando llegue, del 25%, ya que, según explica Marta Ajuria, concejala de Hacienda, ahora se cubre el 80% del coste del servicio. Es decir, para que deje de ser deficitario habrá que encarecer el recibo medio actual en una cuarta parte.

Sin embargo, esa situación no llegará hasta 2026. Es cierto que la ley establece que en abril de 2025 debe estar vigente la nueva regulación. Pero muchos ayuntamientos de toda España, como el de Bilbao, no van a llegar. Esto no es ni mucho menos una situación inédita: también las zonas de bajas emisiones debían estar vigentes en enero de 2023 y la mayoría de las ciudades con esa obligación, las que tienen más de 50.000 habitantes, siguen sin tener en marcha restricciones a los vehículos más contaminantes.

En las ordenanzas fiscales de 2025, aprobadas antes del verano, sí se contempla cierta subida de la tasa de basuras en Bilbao, pero escasa y vinculada a las nuevas categorías fiscales de las calles. En concreto, se pasa de un recibo medio de 132 a 135 euros al año. En los barrios más pobres y en alguna de las zonas más ricas el incremento es del 10%. Y en otros lugares, ha bajado algo.

Pero será en las ordenanzas de 2026, que se presentarán en mayo de 2025, cuando se determine cómo se adapta la regulación tributaria de la ciudad a las exigencias de la UE. Ahí llegarán, previsiblemente, las maniobras para aumentar un 25% la recaudación. Y también algo que es aún más peliagudo: determinar los mecanismos para que cada hogar pague en función de la basura que produce.

Ajuria asume que es un tema muy complejo de llevar a la práctica al plantear cuestiones de difícil respuesta. Por ejemplo, ¿cómo controlar cuánta basura produce cada vivienda? ¿y cómo determinar quién recicla más? Incluso en el caso de utilizar contenedores con tarjeta identificativa, ¿cómo certificar si la bolsa que se arroja en el reservado al plástico contiene realmente plástico? Y, en el supuesto de que hubiese mecanismos técnicos para comprobar vecino a vecino lo que se tira a la basura, ¿no estaría siendo comprometido el derecho a la privacidad? Al fin y al cabo, pocas cosas dan más información sobre la intimidad de alguien que lo que tira a la basura.

En un documento elaborado por el Ministerio de Hacienda y divulgado por la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) aportan alguna pista que avanza una actitud laxa y tolerante en el proceso de adaptación a la norma. Ahí se señala que aunque el literal del artículo 11.3 de la Ley 7/2022 habla de «implantar sistemas de pago por generación», el preámbulo de la ley lo que dice es que las nuevas tasas «deberían tender hacia el pago por generación». Así que «no se impone una obligación taxativa de exigir una tasa totalmente individualizada para cada sujeto pasivo con efectos a partir del 10 de abril de 2025, sino que lo que pretende es que paulatinamente se incorporen estos sistemas».

Explica Ajuria que, en un principio, el ánimo de los municipios vascos era diseñar una tasa con criterios conjuntos en el ámbito de Eudel. «Pero no ha sido posible porque las realidades en cada territorio y cada ayuntamiento son muy diferentes». Sí sigue habiendo un grupo para la puesta en común de criterios, para compartir experiencias, pero cada cual se encarga de su regulación en función de sus necesidades.

En Bilbao el área de Hacienda tiene contactos estables con otros departamentos, como el de Servicios, «que lleva el contrato de limpieza» y tiene la información práctica sobre lo que se puede y no se puede hacer en relación al control efectivo de los residuos y su procedencia. Goizargi Hernando, jefa del Subárea de Tributos sobre Actividades del Ayuntamiento, dice que, al mismo tiempo, se está analizando qué hacen otros municipios. «En Vitoria se utiliza como criterio la superficie del inmueble y las tasas de reciclaje» de cada vivienda, mientras que «en Donostia se tiene en cuenta el consumo de agua y la participación en programas de reciclaje y compostaje».

En realidad, estos criterios para determinar el precio de la tasa en cada hogar son algunos de los que, a modo de ejemplo, sugiere el Ministerio de Hacienda. Con el ánimo, eso sí, de que se vaya avanzando hacia un escenario en el que se premie el compromiso de cada cual con la sostenibilidad. Habrá de determinar cuestiones como quién es más sensible a ello, por ejemplo, si lo es quien más recicla o quien menos basura genera. También habrá que ver cómo medir de un modo objetivo ese compromiso subjetivo.