Barajan que un «ajuste de cuentas» esté detrás del crimen de Artxanda

Una de las claves del asunto es conseguir identificar el cuerpo. Ayer todavía no había sido posible hacerlo. Según los mismos medios, el cadáver estaba bastante calcinado y le faltaban gran parte de los órganos vitales, lo que dificulta el trabajo del Servicio de Patología Forense. Sin embargo, si se consigue extraer su ADN o sus huellas sería un gran avance. Entre otras razones, porque no se descarta que se trate de una persona con antecedentes que esté incluida en los ficheros policiales. En este sentido, conocer la identidad -y el entorno- de la víctima resulta determinante porque permitirá abrir líneas de investigación.

El hecho de que el cadáver estuviese desmembrado y que después prendiesen fuego a la maleta hace sospechar, según las mismas fuentes, que víctima y asesino -fuera una persona o varias- se conocían. Es decir, que los criminales se tomasen tantos esfuerzos para evitar su identificación y dificultar la labor de los investigadores hace pensar que la identidad del hombre puede ser clave para resolver el fondo del asunto.

De momento son todo hipótesis -insisten las mismas fuentes- pero la extrema violencia con la que se han empleado también hace pensar que se trata de un ajuste de cuentas relacionado con algún asunto criminal.

Fue una persona la que llamó a los servicios de emergencia sobre las 5 y media de la madrugada del pasado sábado advirtiendo de que en el edificio había una maleta quemada y en su interior restos de un cadáver. Cuatro horas antes habían recibido otra llamada alertando de que se había desatado un pequeño incendio en este antiguo restaurante lleno de basura, cristales rotos y pintadas en las paredes, convertido hoy en refugio de inmigrantes sin recursos. Sin embargo, en un primer momento no se enviaron patrullas porque no había efectivos disponibles y tampoco se movilizaron a los Bomberos porque el fuego parecía ya controlado.

Sin embargo, la llamada del ciudadano horas después alertando de lo que había en el interior de la maleta disparó las alarmas. En ese momento, en el abandonado restaurante Miramar se encontraban tres personas. La Ertzaintza interrogó allí mismo a dos de ellas. También hablaron con otro sujeto que dormía en el piso superior.

Los agentes comprobaron que en el interior de la maleta estaban la cara, las manos y alguna parte más del cadáver, pero que faltaba gran parte del cráneo y otros órganos vitales. Todos los restos habían quedado calcinados. Al parecer, los asesinos utilizaron el mismo sábado algún tipo de sustancia que aceleró las llamas rápidamente.

La Policía Científica también recabó diversas muestras en el inmueble en el marco de una investigación en la que la autopsia puede resultar determinante.