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El Ayuntamiento de Bilbao lleva dos años siendo una de las instituciones más prudentes en el manejo de las políticas anticovid y así va a seguir siendo. Pese a las indefiniciones regulatorias, en el equipo de gobierno de Juan Mari Aburto ya avanzaron ayer que ... se mantendrá el uso de mascarilla entre su plantilla en varias circunstancias. Los criterios se recogerán en una instrucción que será «efectiva y pública» durante el día de hoy, después de que se publique en el BOE la nueva regulación estatal. En cualquier caso, las líneas generales ya están fijadas.
Desde el Consistorio apuntan que las indicaciones a su plantilla se irán adaptando «a la situación sanitaria de cada momento». Pero, al menos por ahora, se mantendrá el uso obligatorio de la mascarilla «durante el uso de transporte público en el desempeño de su actividad laboral (conductores de Bilbobus, por ejemplo) y en vehículos oficiales (cuando vayan dos o más personas, como en coches de Policía)». También continuará siendo obligatoria la protección «en cualquier puesto en el que no se pueda asegurar una distancia mínima de 1,5 metros, zonas de uso común como ascensores, escaleras, vestuarios…», y además en «reuniones, sesiones de formación o conferencias igualmente si no se garantiza esa distancia de 1,5 metros».
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Álvaro Soto
En las oficinas de atención al público se continuará utilizando la mascarilla siempre que se reciba a la ciudadanía. ¿Y la gente que entre en esas instalaciones? No tendrá que ponérsela. Fuentes municipales apuntan que únicamente regulan el uso de la protección entre su plantilla. Para el resto (usuarios de polideportivos, bibliotecas, centros cívicos o cualquier otra instalación municipal) rige el reglamento del Gobierno central en su literalidad. Es decir, desde hoy ya no es obligatoria.
El alcalde Aburto, en una entrevista concedida recientemente a este periódico, lamentaba que el Gobierno central haya dejado en manos de las distintas administraciones y empresas la decisión última en relación a los entornos laborales. Es un modo de pasar la responsabilidad a terceros, cuando lo adecuado, a su juicio, sería que el ministerio fuese algo más resolutivo tomando decisiones y no endosar la patata caliente a otros.
Esta declaración de intenciones del Consistorio bilbaíno contrasta con el mutismo de otras administraciones, como la Diputación de Bizkaia, que esperará hasta el último momento para dar las directrices a sus funcionarios. Lo mismo el Gobierno vasco: a lo largo del día de hoy el Instituto de Seguridad Laboral (Osalan) hará pública una guía con recomendaciones para adaptar la realidad en los puestos de trabajo a la nueva regulación.
En esta atmósfera tan imprecisa cada ayuntamiento es un mundo. Uno de los que tienen más claras las cosas es el de Bermeo, que ya dijo ayer que dejaría en manos de cada trabajador el modo de proceder. Eso sí, su recomendación será «que sigan protegiéndose», especialmente cuando se den situaciones en las que no se pueda mantener la distancia de seguridad.
Con todo, la mayoría de los consistorios vizcaínos han esperado hasta la publicación en el BOE de hoy para adoptar una determinación. Y alguno, como el de Galdakao, ha tomado una dirección parecida a la de Bilbao en el sentido de mantener la distancia de seguridad y limitar el uso de mascarilla a los accesos y los movimientos por zonas comunes.
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