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El balance que ha hecho Juan Mari Aburto de lo poco que ha transcurrido de mandato durante el pleno municipal sobre el Estado de la ... Villa ha discurrido por los cauces habituales: enaltecimiento de los proyectos en marcha, compromiso con la ciudad y la ciudadanía, llamamiento a la oposición a remar en la misma dirección, petición de respeto... Pero hubo un énfasis especial en una idea al final de su intervención: «Como alcalde les aseguro que defenderé la financiación municipal de esta ciudad con uñas y dientes». Lo repitió en dos ocasiones.
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El contexto es que hay una comisión en la Diputación que está estudiando cambios en los mecanismos de financiación municipal, el reparto de los fondos de Udalkutxa. Desde hace mucho, un buen número de ayuntamientos del territorio viene cuestionando ese reparto, que prioriza a Bilbao, con una financiación estable y creciente, frente a criterios más proporcionales en el resto.
No mencionó esto expresamente el alcalde, pero sí repitió uno de los argumentos ofrecidos en su día cuando se tocó este asunto: «Lo que es bueno para Bilbao es bueno para los municipios de Bizkaia, y al revés, sabiendo que la capital es el motor económico principal de todo el territorio». Y añadió: «Bilbao es Bilbao y necesita unos recursos anuales determinados», antes de reiterar, «defenderé la financiación de esta ciudad con uñas y dientes». Este debate sobre la financiación municipal en las moquetas forales se había quedado paralizado en los últimos tiempos, pero la reflexión de Aburto induce a pensar que se ha reactivado.
Por lo demás, el alcalde apeló a los valores y el compromiso de su gobierno por mejorar la ciudad, y criticó a quienes ponen el énfasis en lo que falla en vez en lo que funciona. Lamentó «la sensación de enfado permanente» y el hecho de que «no valoramos lo que se hace». Aunque también asumió cierta «autocrítica, soy exigente conmigo mismo». En ese tono, admitió que la ciudad «necesita mejorar en seguridad, en percepción de seguridad, en vivienda para la juventud, en inversión en los barrios, en apoyo al comercio...».
Pero también criticó mucho los «mensajes en los que parece que esta villa es una ciudad amarilla y llena de sucesos, que ocuparía la portada de aquel periódico llamado 'El Caso'». Pues «lo niego rotundamente, así no es Bilbao». Así que esgrimió las encuestas en las que «la población valora con buena nota la gestión del Ayuntamiento» y también reiteró que la ciudad está entre las más seguras de España.
El alcalde hizo una reflexión a la hora de explicar ciertas críticas a su gestión, que en ocasiones vincula con cierta saciedad: «Se podría decir que estamos cerca del límite del bienestar social como sociedad desarrollada y que, a veces, tenemos problemas de sociedad rica. Queremos más y más. Nos frusta no tenerlo y nos aleja del sistema político, sin apreciar y valorar todo lo realizado y todo lo que se va mejorando». Lamentó el aumento del «individualismo» que ya había pronosticado durante la pandemia, y se dolió de que parte de la ciudadanía y la oposición no parezcan apreciar «lo que ha mejorado Bilbao en los últimos años» cuando, al estar fuera, «presumimos de lo bonita que está la ciudad».
Volvió a ser muy crítico con varios colectivos, que mencionó en una misma frase: «A veces me vienen a la cabeza, pensando en cómo está nuestra Villa, las manifestaciones, las protestas, los ruidos, las conductas incívicas, los comportamientos rechazables y reprobables, y, como decía en Fiestas, esos tontos, sobones y ladrones…». «En este punto, me van a permitir una llamada a la reflexión a los sindicatos del ámbito público», dijo luego. Ya había admitido en otras ocasiones su disgusto por el auge de las manifestaciones en las calles de Bilbao y su impacto en la movilidad en la ciudad. «La lucha sindical, y les confieso que me ha tocado trabajar con sindicatos muchos años a lo largo de mi carrera profesional, no es esa que perjudica a la ciudadanía en su día a día, en su calidad de vida», les afeó. «Las discusiones se deben hacer en una Mesa y no en la calle, contrastando opiniones, negociando y buscando acuerdos». A su juicio, «lo que a veces hemos sufrido en nuestras calles no son protestas sindicales. No. En muchos casos han sido verdaderas faltas de respeto a bilbainas y bilbainos.Y a sus representantes».
En cuanto a los grandes proyectos, Aburto defendió que continúan su marcha, desde Zorrozaurre a Punta Zorroza, la reactivación de Artxanda, el plan para la ría o La Nueva Casilla. Todo ello, sin deuda, como ya avanzó que continuarán las cuentas municipales en los próximos presupuestos. Y los 140 millones de remanentes quedarán guardados para gastos potentes que llegarán en el futuro, como los soterramientos de Zorroza y Abando, o la actuación en el Peñascal. «El Zorrozaurre se va a generar actividad económica y empleo, y se va a generar ya. No se puede trasladar que no se está haciendo nada».
Ya se ve que ha sido muy crítico con los críticos. Terminó con un «Bilbao tiene presente y, a pesar de algunos, tiene futuro».
Su socia de gobierno y teniente de alcalde, la socialista Nora Abete, ha querido poner en valor la capacidad de PNV y PSE de «impulsar un proyecto conjunto» pese a tener ambas formaciones ambiciones diferentes para la ciudad. «Somos dos voces diferentes, y eso enriquece el proyecto conjunto en una colaboración ejemplar». En su opinión, lo que está ocurriendo en Bilbao demuestra que «es posible gobernar juntos, con respeto», valor tanto más apreciable en un momento en el que la «crispación» atraviesa muchas esferas de la política. Igual que hizo Aburto, pidió a la oposición diálogo. «Hablemos», miró a los demás partidos. «Tenemos que reivindicar un debate sereno para desactivar el populismo». En cuanto a la labor de gobierno, apostó porque «avanzar hacia una sociedad más inclusiva y más avanzada» y, con respecto a las áreas que gestionan los socialistas, dijo que seguirán trabajando para «mejorar la calidad del aire, garantizar el derecho a una vivienda digna y a una educación inclusiva, equitativa y de calidad».
Como portavoz del PNV, Asier Abaunza, defendió que «tenemos un proyecto de ciudad ambicioso», que la ciudad «continúa avanzando con proyectos transformadores». Anunció que este mismo año se conocerán los nombres de las empresas que van a implantarse en el parque tecnológico de Zorrozaurre. Y apeló en varias ocasiones al PP para que «vuelva a la senda del consenso». A su juicio, los populares ejercen una «oposición cerril, de no entender ni escuchar», algo que achaca «al cambio de liderazgo en el PP».
Durante todo el pleno se sucedieron también las condenas a la violencia machista y en recuerdo a Yamely Gonzales, la mujer asesinada ayer en Bilbao. También a Blanca Estrella, referente feminista de las últimas décadas, fallecida el mismo día.
Otra figura muy presente en los discursos fue el exconcejal Iñigo Pombo, fallecido este verano. «Ojalá seamos capaces de mirar a los ojos de la ciudadanía como lo hacías tú con sus gafas llenas de valores», lo recordó Aburto.
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