Kutaisi 57-88 Bilbao Basket

Una excursión a Georgia con victoria del Bilbao Basket

Los bilbaínos llegaron a Georgia el martes por la noche después de hacer escala en París. A las 23 horas pasaron el control de pasaportes y se fueron directamente al hotel, donde no tardaron en echarse a la cama y descansar de un viaje agotador. Este miércoles por la mañana, el día del duelo, hicieron la habitual sesión de tiro y unas horas más tarde saltaron al parqué del Tbilisi Arena, hogar del Kutaisi en Europa. Los locales no juegan en la cancha de su ciudad sino en la capital, algo que agradecieron los hombres de negro porque se ahorraron otros 444 kilómetros por las carreteras georgianas. El caso es que entraron en el partido más fríos que el aire de Yakutia, con una caraja impropia de ellos, como si se hubieran conocido un poco antes en el aeropuerto y decidieron juntarse para echar una pachanga. Evidentemente, el desconcierto duró apenas unos minutos porque con viajar en segunda –ni siquiera hizo falta meter la tercera– bastaba para dejar atrás a un equipo justísimo e inocente.

El Surne venía con la adrenalina por las nubes a raíz de su triunfo contra el Real Madrid y tardó unos minutos en despegar en Georgia. Algo lógico constatada la enorme diferencia de calidad y recursos que separa a ambas plantillas, con el Bilbao Basket a años luz del Kutaisi. El guion del choque era parecido al del Balkan, con la salvedad de que los búlgaros parecen más equipo que los georgianos y con algo más de baloncesto. Por eso más de uno se frotaba los ojos al ver el 15-10 en el marcador en el primer cuarto, una anomalía cósmica que no tardó en en ser corregida por los vizcaínos. Tampoco hicieron nada extraordinario, simplemente rozaron el acelerador y sacaron un parcial de 0-9 con el que cerraron el período inicial cuatro arriba (15-19).

Seis de seis de Kullamae

A partir de ahí, sin forzar la máquina ni tampoco apretar en exceso por aquello de ahorrarse disgustos en forma de lesiones, los hombres de negro comenzaron a perderse en el horizonte hasta desaparecer. Cómo sería el tema que los entrenadores apenas pedían tiempos muertos y el partido avanzaba rapidísimo, sin interrupciones ni revisiones, de una fluidez deliciosa. Ponsarnau calcó la ruta del Balkan y dio minutos a Rubén Domínguez, Amar Sylla y hasta a Iker Chacón, quien también participó en la paliza propinada al Kutaisi. Lástima que no pudiese anotar. Kullamae hacía sus números –hizo un seis de seis en triples y acabó con 18 puntos–, Marvin Jones dejó un poco de purpurina en el aire con sus mates marca de la casa, Ali metió 13 sin brillo y, eso sí, De Ridder trabajaba como si tuviera enfrente a los Celtics. Es admirable la intensidad y la entrega del belga, quien no distingue entre camisetas y escudos y siempre muerde sin parar.

El 26-47 con el que los vizcaínos se fueron al descanso dejó el encuentro visto para sentencia. En las filas del Kutaisi solo daban señales de vida Korsantia (17 puntos, 13 rebotes y 26 de valoración), Sulaberidze y Bekauri. Los americanos Joiner y Smith apenas se dejaron ver en la pista, barridos por el vendaval visitante. La diferencia crecía más rápido que la inflación de Venezuela y superó la treintena en los últimos instantes del tercer cuatro (39-70), después de las canastas de Kullamae, Gielo y Rubén Domínguez. El Surne entró 28 arriba en los diez minutos finales más fresco que una lechuga.

Los de Ponsarnau llegaron a ponerse con un +39 (48-87), pero Ochkhikidze, Bekauri, Sulaberidze y Smith redujeron un pelín las diferencias con una tímida reacción final en forma de un parcial de 9-1. El Bilbao Basket hizo los deberes, impuso la lógica en Georgia y marcha firme hacia la segunda fase de la Europe Cup, sabedor de que ahora toca cambiar de chip y regresar a la realidad de la ACB. Aguarda el hueso del Dreamland Gran Canaria y luego el viaje a Eslovaquia, donde espera el también invicto Prievidza. El calendario no da tregua, pero ganando se soporta mejor.