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Las aficiones del Surne Bilbao Basket y del Breogán estaban que fumaban en pipa tras el aplazamiento del encuentro por un problema técnico en uno de los relojes de posesión. «Menudo desastre», soltó Martín, cuando se marchaba del pabellón con su aita Ángel, al que ... le convenció para acudir desde Santurtzi para ver por primera vez en esta temporada a los hombres de negro.
Tampoco se quedaron atrás en su enfado los 500 aficionados gallegos que aprovecharon el puente para visitar Bilbao y ver a su equipo en Miribilla. Media hora antes de las ocho, la hora prevista para lo que iba a ser el enfrentamiento, no paraban de animar y cantar. Sin saber lo que llegaba. Lo primero que hizo la hinchada lucense cuando desde megafonía se informó del aplazamiento del encuentro fue lanzar una enorme pitada. Algo inédito ocurría en el Bilbao Arena. «Es el partido que más esperábamos, el que más personas nos hemos desplazado y ocurre esto. No lo entendemos» dijo Ana, una aficionada gallega. «Me he gastado 300 euros del hotel, otros 80 de gasolina más la entrada. He venido solo para este partido. ¿Y quién me lo paga ahora?», expresó muy enfadada.
También lo estaban los jóvenes Adrián y Eva. «Hemos venido de vacaciones y las hemos hecho cuadrar para este encuentro. No es ni normal lo que ha pasado. No entendemos que no se juegue. ¿No se podía jugar con los marcadores del suelo? No pasaba nada. Soluciones hay y no se han buscado. Era el desplazamiento más esperado para nosotros», manifestaban ya una vez en los pasillos del Bilbao Arena, mientras en la calle caía una enorme granizada.
Su amigo Joel estaba mucho más contrariado. «Comernos un marrón como este en la ACB. Es que... es increíble, no lo entiendo. Mira que hay tiempo para revisar los marcadores y tenerlo todo controlado. O buscar un marcador. Hace un par de años ya nos pasó algo parecido ante el Joventut», proclamaba el joven con la bufanda de su equipo al cuello.
Otros aficionados, reunidos en grupos en el pabellón y bastante airados, interpretaban que «se podía jugar mañana a mediodía -por hoy-. Pero claro, la televisión… Un problema eléctrico puede pasar, pero que no haya solución, no sé. O se podía haber esperado una hora y que el partido acabara a las once de la noche. Pero si están también los marcadores de abajo», significaba Diego.
A las 20.10 de ayer se tomó una decisión que sorprendió a los 7.000 espectadores que acudieron en la desagradable tarde de ayer. Martín podrá volver pronto con su aita a otro partido en Miribilla. Los aficionados gallegos lo tendrán más complicado.
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