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Un momento del partido . JORDI ALEMANY

El colista alegra las Fiestas al RETAbet

Un Betis inoperante pese a su dominio del rebote claudica ante el Bilbao Basket más práctico del curso

Sábado, 21 de diciembre 2019, 22:07

Menos mal que era el colista y ejerció de tal. De ser un rival con las manos callosas de repartir estopa y juego a estas horas quizá los turrones tendrían un retrogusto amargo en la mesa de los hombres de negro. En una despedida de 2019 en Miribilla atípica, extraña, con picos hacia las nubes y

Bilbao Basket

(26+16+15+18): Schreiner (4), Brown (4), Bouteille (23), Kulboka (13) y Lammers (6) -cinco inicial-; Rousselle (2), Rafa Martínez (4), Sergio Rodríguez (2), Cruz, Balvin (15), Sulejmanovic (2) y Rigo.

75

-

69

Betis

(15+22+14+18): Sipahi (7), Slaughter (13), Conger (13), Enechionyia (3) y Niang (4) -cinco inicial-, Oliver (14), Borg (10), Almazán, Martín (3), Izundu y Whittington (2).

  • Parciales: 26-15, 42-37 (descanso); 57-51 y 75-69 (final).

  • Árbitros: Carlos Cortés Rey, Juan de Dios Oyón Cauqui, Raúl Zamorano Sánchez. Eliminado por faltas Slaughter (m.38)

  • Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 14 la Liga Endesa disputado en el Bilbao Arena de Miribilla ante 8.306 espectadores, según datos oficiales

Quizá desbrozar tan pronto el camino llevó al RETAbet a activar una de las imágenes más prácticas que se le han visto durante el curso. El vendaval sacudió a los sevillanos. Zarandeados por los tapones de Lammers (3), los triples de Bouteille (2) y Kulboka (3). 10-2. Dos parpadeos y 19-7. Un suspiro y 25-13. Los carrillos rojos, inflamados de tanto directo tragado.

Más motivos para el gozo. Balvin se metió en faena picado por el gran inicio de Lammers. Le envió un recado al texano, como quien exige respeto a los galones. Dos txapelas colocadas, cinco puntos, dos faltas recibidas, un rebote. Ojalá le sucedan siempre estas cosas a Álex Mumbrú. Pero tanta excitación tenía hora de caducidad. Y llegó ya desde el segundo cuarto.

Iván Cruz, integrante de un quinteto con el que el técnico barcelonés quiso ser generoso dadas las posibilidades del partido, era el único que mostraba energía y tino para recuperar esos balones sin dueño. El resto los veían pasar, como la vida. Los trece puntos de margen logrados con la primera canasta del segundo cuarto (28-15) suponían un recuerdo cada vez más vago, borroso.

La tercera y cuarta faltas de Rousselle lo complicaron más, dado que su nervio estaba siendo positivo, rentable, contagioso. Slaughter salió de su letargo y se trajo con él a un Conger especializado en canastones estando bien defendido. Uno de Louisville, la ciudad que vio nacer a Muhammad Ali. El otro jugón de Brooklyn.

El nudo pasó de holgado a ser incómodo.

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