El Bilbao Basket naufraga en Canarias

No pudo empezar peor el Bilbao Basket. Flojo, sin intensidad, fallón en ataque y blando en defensa, como si el partido no iba con él, ajeno al abuso rival. Solo le faltó extender una alfombra roja e invitar a los canarios a pasar hasta la cocina y pisar lo fregado. Ponsarnau puso por primera vez a Ignacio Rosa en el quinteto inicial por la baja de Denzel Andersson y el ala-pívot sufrió con Shurna, quien hizo ocho puntos sin despeinarse. La broma dejó de tener gracia con un sonrojante 18-5 (solo habían anotado Kyser y Rabaseda), que obligó al técnico del Surne a parar la sangría. Se agradecería una grabación y difusión posterior de la ACB para saber lo que dijo a la tropa. No surtió efecto porque los isleños se fueron 19 arriba (26-7). Reaccionaron los vizcaínos con un parcial de 0-7 subidos a la espalda de Sulejmanovic. Aun así cerraron un primer cuarto infame 15 abajo (29-14).

Era la pesada mochila con la que tenían que cargar los hombres de negro durante todo el partido. Dieron más facilidades que un profesor-colega de Primaria y luego se pusieron a remar como galeotes. Afilaron la mirada, marcaron músculo y comenzaron a jugar al baloncesto. Cosían la brecha que amenazaba con desangrarles antes de la hora. Debutó Tsalmpouris, quien se jugó una chufa desde Acrópolis. Lo lleva en el ADN y la estructura genética es inmutable. Eso sí, aportó tres recuperaciones que dieron un poco de oxígeno al equipo. No anotó. De aquel hiriente 26-7 se pasó a un esperanzador 35-27, un parcial de 9-20 que devolvió el color a las mejillas vizcaínas. Competían, metían manos y cuerpos, siempre agarrados a Sulejmanovic. El bosnio se fue al descanso con nueve puntos y cuatro rebotes, invitando al resto a la batalla. Solo respondió Smith.

Lesión de Radicevic

Llovía menos en una tierra seca, acostumbrada a las caricias del sol. Francis Alonso apareció con seis puntos, mientras que el Gran Canaria estaba colgado de los brazos de Shurna y Balcerowski, quien no paraba de meter canastas fáciles. El Bilbao Basket se inmolaba desde la línea de tres –se fue a descansar con un 2 de 13 y acabó con un 6 de 23–, con los locales rozando el 50% en este apartado (10 de 21). Aun así, las canastas de Reyes, Sulejmanovic y Smith permitieron a los bilbaínos ganar el segundo cuarto de siete y cerrar la primera parte ocho abajo (45-37). Un milagro que no tardó en desvanecerse.

Un tiro de dos se Smith puso al Surne a seis nada más reanudarse el duelo (47-41). Todo parecía posible, pero el Gran Canaria cuenta con un amplio arsenal de metedores que dispara con balas de verdad. Slaughter, Bassas, Benite, Shurna, Brussino y compañía empezaron a ver el aro del tamaño de una piscina y se fueron 15 arriba (62-47). Las desgracias nunca vienen solas porque en este tramo se lesionó Radicevic en un choque con Balcerowski. Se agarraba la rodilla izquierda y pegaba puñetazos al parqué. Mala señal. Toca poner velas para que el base serbio no tenga nada grave. Ponsarnau tranquilizó un poco al asegurar que era un golpe. Habrá que ver.

Al último cuarto se llegó 15 abajo (71-56) y con malas sensaciones. No tardaron en empeorar. El despertar del segundo período fue un 'fake', un analgésico puntual para mitigar el dolor que se disparó con el paso de los minutos. El Gran Canaria jugaba a placer y trituraba a los bilbaínos. Desaparecieron, borrados de la pista, y los locales buscaban irse 30 arriba. No cruzaron la frontera. Smith cerró el duelo con un triple. Una gota de acierto en un mar de errores.