Satoransky es el base principal del Barcelona de Joan Peñarroya Barça

Tomas Satoransky | Base del Barcelona

«El Baskonia tenía una afición súper guay en la Final Four de Praga, me encantó el ambiente»

El checo señala que llegar «hecho» a la NBA dificultó su adaptación a la cultura americana. «No entiendes que no solamente importe ganar»

Viernes, 8 de noviembre 2024, 00:18

Tomas Satoransky (Praga, 1991) logró en 2021 el reconocimiento más venerado para un deportista. El checo forma parte de la lista de 21 jugadores de baloncesto que puede presumir de haber sido abanderado de su país en unos Juegos Olímpicos. Ninguno con tan poca tradición ... en el deporte de la canasta como la República Checa, lo que engrandece la figura del timonel del Barcelona. Un base diferente, con cuerpo de alero (2,01), altruista y evasivo de las estadísticas individuales y «la vida de lujo» pese a embolsarse 44 millones de dólares en la NBA.

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– ¿Cómo empezó a jugar de base con esa altura?

– De pequeño siempre jugaba con gente mayor, no destacaba tanto mi altura, y cuando ya me junté con los de mi edad, ya había experimentado este gusto por crear juego para mis compañeros. Nunca fui muy anotador, siempre hacía muchas cosas y cuando llegué a Sevilla en 2009 aguanté un año muy duro porque sufrí con la presión. Mi bote era muy alto para los bases más bajos. Pero Joan Plaza y Diego Campo me dieron confianza para poder trabajarlo y la verdad es que con mi mentalidad no me puedo imaginar en otra posición.

– ¿Por qué no hay mucha tradición de baloncesto en su país?

– No sé, pero no tenemos mucha historia en este deporte. En mi familia todo el mundo jugaba al voleibol, que tiene relación con el baloncesto. No sé si porque en los dos juega gente alta y hay que saltar mucho, pero muchos jugadores alternaban una cosa y otra. Yo empecé a los nueve años, el único de mi familia que se decantó por el basket. Entré directamente en la cantera del USK Praga, que es el único club de la capital de primera división y ahí me quedé hasta los 17 años.

– ¿Recuerda la Final Four de Praga?

– Sí, un poquito. Era 2006 y la jugaron Baskonia, Barcelona, CSKA y Maccabi. Fue un evento que nos marcó a los checos, a partir de entonces empezó a haber algo más de interés por el baloncesto. Me acuerdo del gran ambiente de todas las aficiones.

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– ¿No simpatizó con el Baskonia por lo animosa de su afición?

– (Risas). Tanto no. Pero el Baskonia tenía una afición súper guay. En el momento me encantó cómo llegaron todos juntos a los partidos y después de muchos años me di cuenta de qué jugadores y qué calidad tenían, porque ahí apenas conocía cosas de la Euroliga. Fue una gran experiencia. En el CSKAme impactó Papaloukas, que era un base de mi perfil.

Primer año en EEUU

«Estábamos todo el equipo en un pub y hubo un disparo. Yo ni me di cuenta en el momento»

– ¿Cuánto le cambió la vida llegar a España?

– Mucho, mucho. Estuve encantado en Sevilla. La gente es súper simpática, tuve una bienvenida increíble, aprendí español y en el club apostaron por los jóvenes. Irse con 17 años de tu casa es complicado, antes no pasaba tanto, pero yo me sentía que estaba preparado y la verdad que lo considero mi segunda casa.

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– ¿Fue agridulce cumplir el sueño de la NBA?

– Me afectó un poco llegar ya con 24 años como un jugador hecho. Ahora algunos europeos van muy jóvenes, con 18 años y absorben mejor la cultura americana. Yo estaba muy cómodo en la mentalidad europea.

– Debió cambiar mucho su vida fuera de la pista cuando en su primer año presenció un disparo...

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– Sí, hostia, qué buena historia. Por suerte no fue tan grave como parece. Estábamos todo el equipo en un pub después de un partido y yo no me di ni cuenta. Fui de los pocos que no se tiró al suelo. Yo no soy una persona que le encanta vivir muy de lujo, gastar en cosas que no necesito. Prefería conocer la historia de las ciudades. Me tocaron tres muy buenas: Washington, Chicago y Nueva Orleans. Fueron años buenos, obviamente. Cuando acaba la temporada también tienes más tiempo para prepararte para la selección, compites contra los mejores del mundo cada día... No todo fue malo.

– ¿No es chocante pasar de un club como el Barça que exige ganar cada partido a estar en la NBA que dan igual muchos resultados?

– Ese fue el gran cambio. Este tipo de mentalidad molesta, sobre todo en el primer y último año. Juegas bien pero no te dan más minutos y no entiendes muy bien por qué. No entiendes que no solamente importe ganar. En los otros cuatro años me lo pasé bastante bien.

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«Ayudamos mucho a Forrest»

– ¿Será un partido parecido el de hoy contra el Baskonia al de hace tres semanas?

– Aquel estuvo marcado porque veníamos de una doble jornada de Euroliga y jugando fuera. Ellos se merecieron ganar porque fueron más sólidos, pero creo que este partido va a tener un poco más de calidad a nivel baloncestístico. Tenemos que mejorar la defensa con ciertos jugadores. Forrest penetró demasiado fácil, no hicimos algunas ayudas, cogieron muchos rebotes... tenemos que subir el nivel ahí.

Barça-Baskonia de la ACB

«Merecieron ganar, fueron más sólidos, pero hoy va a ser un partido de más nivel baloncestístico»

– ¿Le sorprendió Forrest?

– Le conocía un poco, sabía que tiene buen juego, pero yo creo que le ayudamos bastante. Nos penetró cuatro o cinco veces a la derecha y cuando se mete ahí en la zona es súper bueno. A veces la gente se enfoca demasiado en Markus Howard, que es un microondas, obviamente no le puedes dejar tirar ni una sola vez porque ahí es donde se enciende, pero otros jugadores a veces aprovechan esa ventaja. Baskonia lo que tiene este año es que son muy físicos, con mucha facilidad de penetrar. Cabarrot es un gran jugador, me tocó defenderle a él y también tira bien. A mí entonces me faltaba un poco de ritmo pero ahora me siento más cómodo.

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– ¿Qué destacaría de Peñarroya?

– Hizo muy buen trabajo en el Baskonia hace dos años. Es un entrenador con las ideas claras, que las transmite muy bien. Nuestro grupo necesitaba un entrenador de este perfil. Sólo llevamos un mes y medio, que parece más porque no tenemos tiempo ni para entrenar ni para nada, pero estamos muy contentos. Es un tío que parece muy serio, pero que también lo pasas bien con él fuera de la pista.

– ¿Qué hace en su tiempo libre?

– Intento estar todo el tiempo posible con mi familia y con mis dos hijos, de 5 y de 3 años, que son un poco 'terroristas' como yo cuando era pequeño. Luego soy un gran aficionado del tenis por Nadal y del ciclismo. Verlo por la tele me parece aburrido pero en verano hago mucha bici. Y desde la pandemia sigo enganchado a montar Legos con mi hija. Es una de las cosas que más me tranquiliza.

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– ¿Su hijo se llama Rafa por Nadal, no? ¿Y Tomas de donde viene?

– Sí, Nadal es mi ídolo. Y mi nombre fue cosa de mi madre. No se complicó. Nos puso Tomas y Lukas, los que estaban de moda en aquella época en la República Checa. Verás que hay muchos checos de mi generación con ese nombre. Los futbolistas Tomas Soucek y Tomas Vaclik, al que conozco bien. Y Tomas Hertl, de hockey hielo.

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