Veintisiete años de aquello y aún se empeña la piel en perpetuar la naturaleza del erizo. Ahora que a la afición azulgrana le invade la rabia de asistir a la Copa 2022 con el mando a distancia, poca voz y ningún voto -según el triste ... papel del espectador sin vela en el festejo- no está de más una mirada a través del espejo retrovisor para volver a rumiar evocaciones de la ciudad donde todo empezó. Me refiero a la Copa izada al techo encapsulado del pabellón granadino el 5 de marzo de 1995, el mismo recinto que acoge esta semana un torneo que parece menos sin el Baskonia, su marea incondicional en tonos azules y granates desde la grada y los sones romeros de la fanfarre.
Publicidad
Tras el trofeo de la Asociación logrado en la localidad natal de José Manuel Calderón -valga la rima por necesidad- a mediados de los ochenta, el primer trofeo del k.o. representó para el club vitoriano el objeto palpable en su búsqueda permanente de la grandeza. Luego llegaron otros tantos campeonatos del 'rasca y gana', una Saporta, cuatro título de la ACB y otras tantas Supercopas. Sí, pero la vuelta virtual a Granada supone algo así como el botón de encendido, el retorno mental al pórtico de la gloria.
Noticia Relacionada
Para alcanzar la final que le enfrentó al Amway Zaragoza, el conjunto de Manel Comas hubo de eliminar desde su condición de víctima a aquel Joventut que reinaba un año antes en Europa (96-89 con un estelar Marcelo Nicola) y al Real Madrid de Sabonis -ojo al dato- en 'semis' (86-79) mediante las contribuciones firmes de Pablo Laso, Velimir Perasovic y el marcaje implacable de Sasa Radunovic al fabuloso gigante. Que se escribe pronto y costaba bastante más abarcar el talento descomunal del zar lituano.
«Todo el mundo esperaba que perdiéramos contra el Joventut y sobre todo con el Madrid», recuerda Ferrán López, escudero del base vitoriano en el puesto de mando y autor de la última canasta del encuentro definitivo. «Pero Manel ya nos había dicho que metiéramos en la maleta calzoncillos para tres días y después de dos partidazos sí nos veíamos favoritos en la final. Aceptamos el papel y supimos llevar bien esa presión».
Publicidad
Se rasgan los ojos y reverberan los oídos al repasar en el vientre inmenso que es Internet el duelo por el título copero del 95. Emitía TVE con Ramón Trecet como narrador y Miguel Ángel Martín 'El Cura', entrenador tantos años de Estudiantes, en los comentarios. Partido tenso, equilibrado, propio de una cita sin retorno. 84-80 a favor del Baskonia, Romay pierde un balón en media cancha, falta personal y dos libres para 'Tirofijo' Perasovic. Seis arriba, saque de fondo para el triple desesperado desde la esquina del magnífico André Turner que no entra, Kenny Green rebotea en defensa, pase largo, otro de contraataque -verticalidad extrema--y bandeja palomera de Ferrán. Éxtasis. 88-80 y Vitoria al punto de ebullición para recibir en una abarrotada plaza de la Virgen Blanca a los héroes de la canasta una noche después.
«Aquel título fue el empujón final», rememora Nicola por teléfono desde Italia. «Llevábamos ya dos años llegando a semifinales y finales y esa Copa refrendó el esfuerzo del club, de los jugadores, de los aficionados... De mucha gente que había puesto de su parte para llegar ahí después de dar pasos agigantados». Marcelo era una pieza inamovible del quinteto titular que completaban Laso, 'Peras', Green y Rivas. El gran Ramón, uno de los precursores del 'carácter Baskonia'.
Publicidad
Los relatos de 'Ferri' y Marcelo coinciden en tres ámbitos fundamentales cuando giran la vista hacia atrás y la detienen en aquellos tiempos gozosos: el buen rollo del vestuario, la importancia de Comas y la determinación colectiva. «Éramos amigos, metíamos muchas horas juntos fuera de la cancha, íbamos a cenar... Y todo eso se trasladaba a la pista. No teníamos miedo», asegura el base catalán que ejerce como director técnico en el Fuenlabrada. «Manel conocía nuestro talento y sabíamos ser duros cuando hacía falta, aunque creo que Pablo y yo éramos los que menos pegábamos». Algo así como 'gáname si puedes'», concluye López. «El grupo humano era bueno», remarca Nicola. «Y esa química se veía dentro del campo».
Los dos reconocen la jerarquía de aquel 'sheriff' echado para adelante. «Manel encajó muy bien con la filosofía del club», entiende el prototipo de alero alto a quien Comas arropaba con dos pívots. «Él nos transmitía la ambición y ganar aquella Copa te reconfortaba de muchos sacrificios». Un años después, ya en el último cuarto de la final europea contra el PAOK, el entrenador mimó en la banda al 'tres' argentino ya metidos en la harina del último cuarto y lo devolvió al parqué hecho un tigre.
Publicidad
«No éramos un equipo duro por naturaleza», considera el hombre que inauguró la vía sudamericana tras las pesquisas de Alfredo Salazar. «Pero sí en los momentos en los que había que serlo. Pienso que nuestra dureza era más mental que física».
El trofeo de Granada, primera de las seis Copas conseguidas con estación final hasta la fecha en 2009, se presentaba casi como una necesidad. El cuadro alavés ya había perdido una campaña antes en la final de Sevilla, aunque más dura resultó la horrorosa caída a plomo de Nicola tras colgarse del aro, y el asalto definitivo por la corona de la segunda competición europea contra el Olimpia de Liubliana. Días después del júbilo a la sombra de La Alhambra, el equipo azulgrana viajaba a Estambul para ceder ante el Benetton del mayúsculo Orlando Woolridge. Y sólo hubo de aguardar el conjunto una temporada para que el tal Garrett conociese, por fin, a Juan Ramón Rivas Contreras, el portorriqueño que le metió 31 puntos y le privó de 14 rebotes, el pívot que inoculó el carácter de la casa.
Publicidad
Veintisiete años después brota la nostalgia de aquella Granada donde todo empezó, la ciudad a la que el Baskonia faltará esta semana, el pabellón que vibró con el MVP entre tantas figuras de Laso. El menudo base vitoriano que traspasó con el resto del equipo el pórtico de la gloria.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.