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La iconografía representa a la Justicia como una mujer con la venda cubriendo sus ojos y una balanza de dos platillos que sujeta en una mano. Traducido a lo que mantiene a la parroquia azulgrana con los nervios en punta, Baskonia y Zalgiris. Y, desde ... luego, resultaría de una ceguera cruel que dictase sentencia condenatoria al club vitoriano dejando caer el mazo sobre la peana de madera. Sin menoscabar los méritos lituanos, tendría de todo menos gracia que el conjunto alavés se quedara al margen del baile europeo de graduación tan solo en la última jornada. Porque ha permanecido en el lado bueno de la muga nada menos que 33, el número más repetido en las consultas médicas. Todas hasta la fecha.
Admitamos dos verdades como puños. Ni el sector más entusiasta de la feligresía azulgrana imaginaba allá por el otoño recién estrenado que su equipo dependería de sí mismo para colarse en el cruce de cuartos después de una campaña previa tan decepcionante. ¿La otra? Que nadie hubiera elegido el hecho de jugarse las habas alavesas en la cancha del mejor cuadro del campeonato, el inquilino de una cancha maldita. Si llevará carga de eufemismo el nombre compuesto de la paz y de la amistad que, desde los intereses baskonistas, nada hay de una virtud ni de la otra allá donde Atenas reclama su salida al mar.
4-18 Balance
de victorias y derrotas azulgranas en El Pireo desde el año 2000, el del enfrentamiento con la FIBA. Entre 2007 y 2020, último triunfo baskonista, el equipo vitoriano cayó sucesivamente en los trece duelos disputados
Desde el comienzo del siglo XXI no hay recinto continental más inhóspito para la entidad de Betoño. Un balance adverso de 4-18 que incluye algunas muescas gloriosas y demasiados retornos con las manos vacías. El primer duelo de la serie histórica en este milenio nos retrotrae a la única vez (72-78) que Dusko Ivanovic se puso de perfil. O, en contra de sus principios, ordenó a sus hombres una defensa zonal 2-3 muy dinámica, de piernas ligeras y manos como aspas cuando el grupo se despeñaba con aquel 33-18 desalentador.
La gran noche de Victor Alexander y Fabricio Oberto -la misma de la asonada albiazul en el sector azul y negro de Milán- ante una leyenda ya entonces desvaída como Radja. Era la Euroliga de la escisión, la de la triunfal campaña griega apartando del camino a Peristeri, Olympiacos y AEK antes de la dignísima derrota final frente al Virtus.
La última victoria en el pabellón de la boina invertida no data de hace tanto. Fue en 2020 (76-90) con Pierriá Henry como líder plenipotenciario. Pero entre el éxito inaugural y este recién mencionado queda un registro de 1-17 para llevarse los brazos de la casi incredulidad a la altura de la cabeza. Incluidas algunas tundas en contra que alcanzaron los treinta puntos del oprobio. Como las citas hirientes de 2014 y 2017.
En la primera el grupo heleno arrolló al vasco (89-59) con el protagonismo del local Lojeski dentro de una labor coral arrolladora a la que apenas se opuso Fabien Causeur. Y al término de la segunda (92-62) hubo que recoger los jirones azulgranas tras el repaso que lideró Papanikolau a un cuadro donde el también ahora madridista Adam Hanga trató de sacar la cabeza.
Sólo la cancha del Maccabi, por la efervescencia de la fiebre amarilla en las gradas más la calidad del plantel israelí, podría suponer un escollo mayor para acceder al 'play off' europeo que la visita a La Paz y La Amistad. La fortaleza que, como el Fernando Buesa Arena, sólo han asaltado tres oponentes durante este curso continental. Se une el poderío local griego y la bajada de tensión vitoriana lejos de Zurbano (4-12), pero la mejor imagen del Baskonia se siente capaz de ganar a cualquier adversario. Lo ha logrado en Valencia, las dos pistas turcas y Madrid, al margen de su imperial trayectoria casera.
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Además, el bloque de Joan Peñarroya maneja dos tipos de frases. Una activa -vencer el jueves en el territorio del líder griego- y otra pasiva, aguardar en el peor de los casos la caída del Zalgiris el viernes en Múnich. Parece mentira, pero no lo es, que la Euroliga rehúse la concentración de fecha y horarios cuando varios clubes se juegan el porvenir continental inmediato.
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