De pena ante el Pana

Se jugaba en el OAKA, aunque quizás el mejor lugar para disputar el partido habría sido un museo ateniense por estar ambos equipos en cuadro. La tarde con un ojo en la morcilla de Burgos y otro en el yogur griego. El Baskonia de salida con los cuatros en su cuarto y un cinco solo contra el peligro. No entramos en el partido como debíamos mientras observábamos cómo los del trébol marchito tenían flor desde lejos, lo que obligaba a Neven a pedir un tiempo muerto que nos sacase de semejante jardín.

Desatino, pérdidas y desorden ofensivo a partes iguales con una defensa del 1x1 que por momentos ofendía. Éramos una perita en dulce en manos de unos atenienses que dejaban a los nuestros en pelotas, como Adán y Evans los de la manzana. Demasiado bota, bota la pelota, a fuego lento, para finalizar en la mayoría de las ocasiones en un yo me lo guiso. Las ventajas por encima de los diez sin ser nuestro equipo rival de los considerados sobresalientes. Sobrevivimos gracias a la puntual aparición de Granger y Giedratis, sumando algún punto, pero siempre dando la sensación de no haber llegado al pabellón en hora. Los verdes aprovechaban sus posteos, de cine, para el 'doblaje' de balones al compañero, y el desatino generalizado de los del Buesa para no sentir la muerte en sus talones. La tarde se oscurecía, aunque van alargando los días, entre golpetazos a los aros, balones desparramados, a los que ponían una pizca de calidad Nedovic, Evans y su santo Roos. Muchas homilías de Neven en vano que no servían para que los jugadores cumpliesen los mandamientos entre aros. Casi veinte camino del receso con un baloncesto de juveniles.

Nemanja comenzó la segunda parte disparando de tres mientras los baskonistas continuaban sin dar una. Seguían matándonos sus divisiones para multiplicarnos los problemas, lo que unido al desviado punto de mira y el juego de espaldas de Papapetrou convertían el partido en una pesadilla. Pocos bloqueadores para que nuestros aleros tuviesen salidas cómodas, escasos generadores que piensan en el otro y baloncesto de medio campo que es la muerte para el que vive de correr.

Los bases con galones sin mando en plaza y la faena para el subalterno que se deja el corazón pero carece de un mínimo talento. El equipo se iba retratando dejando en evidencia que algunos jugadores no están para estas movidas. Rokas nos daba alguna pincelada pero quedaba meridianamente claro que sin refuerzos en varias posiciones el equipo pinta mal.

El otro Peters en la memoria, Costello en las oraciones y el juego para hacerse cruces. Así iban pasando los minutos sin que la sangre corriese por las venas ni nadie pudiera despertar un partido muerto aunque por aquellos lares haya muchos Lázaros. Demasiados minutos de la basura si bien para nosotros fueron casi todos. Ganas de que semejante esperpento llegase a su fin porque es lo mejor cuando juegas sin principios. Noche de pasacalles griego aun estando con restricciones y nuevo maquillaje final entre puntos de vertedero. Muchas cosas se deben cambiar si aspiramos a que no nos pinte la cara cualquier equipo de medio pelo.

De pena ante el Pana jugó ayer un Baskonia con bajas y sin alma. Desatino, desorden y falta de equilibrio en un equipo sin brújula. Urgen varios elementos en pantalón corto que puedan dar un giro a un coro afónico. Sigo creyendo en muchos de estos jugadores. El problema es si ellos también.