juanjo brizuela
Martes, 2 de febrero 2016, 10:59
«Hemos compartido tantas batallas que la confianza surge de manera espontánea. Cuantas más guerras libramos, más comprendes a las personas que te acompañan en la batalla». No es una frase de cualquier mando militar, ni ningún histórico guerrero de tiempos de antaño. Es una ... cita de Kobe Bryant en el último libro del célebre entrenador Phil Jackson, 'Once Anillos'. En este libro, Jackson relata la manera de construir y desarrollar sus equipos con una visión basada en el conjunto, la confianza mutua y el foco en la victoria. Más allá de muchos detalles y anécdotas, el libro recoge la importancia que tiene sumar el factor mental al talento y al físico de los jugadores.
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La cuesta de enero siempre se nos ha presentado como un momento especialmente complicado. Tras el periodo vacacional, los días de fiesta, los regalos la vuelta a la rutina se hace especialmente dura tras estos días. Para el Laboral Kutxa, enero se convirtió a priori como una prueba más de su espíritu competitivo al que ha estado llamando en los primeros meses de competición. Le han dejado entrar, la ha sobrepasado y se ha sumado a la fiesta de la élite del baloncesto nacional y europeo. Real Madrid, Olympiacos, Khimki, CSKA y FC Barcelona, entre otros, han aparecido en los repechos de este mes y el Baskonia se ha agarrado firmemente a su identidad, a su ambición individual y colectiva, a la suma de momentos de calidad de sus jugadores, especialmente liderados por Bourousis, y aunque en algunos casos ha superado y en otros no, a sus rivales, ha dejado la muesca que para batir al Baskonia se necesita algo más que jugar bien al baloncesto. Bastante más.
80 puntos es la barrera
El ritmo y el número de posesiones vuelven a convertirse en el mayor exponente de identidad de este equipo. Cuando el Baskonia supera los 80 puntos, gana a su rival; cuando ha estado por debajo, pierde (Olympiacos, Khimki y Murcia). Podemos pensar con ello que el acierto forma parte del juego, y es así en muchas ocasiones, pero sobre todo que el rival sabe que si se juega al ritmo del Baskonia, superarle es aún mucho más difícil. Por variedad de juego y recursos, por la protección de la zona de manera colectiva para apoyar el dominio del rebote defensivo para especialmente salir en transición y conseguir así ventajas en el juego y el espacio abierto, el Laboral Kutxa imprime un ritmo al juego que hace que el físico y la dureza mental sea algo que se ha de poner en la mesa al iniciar la partida. Un momento de despiste, una racha endiablada, y el equipo es capaz de poner tierra de por medio.
El debate ya no debe estar en el juego de los bases porque gracias a ellos podemos reconocer este aspecto del juego como propio de esta versión del conjunto vitoriano. El debate está en saber qué jugadores asumen el protagonismo en el partido porque como los buenos ejércitos, cuantos más y más variados flancos ataques, más factible será la victoria. En estas semanas, del roster de la plantilla prácticamente todos los jugadores, quien más quien menos, han sido protagonistas en cada partido jugado. Es difícil reconocer el quinteto ideal del equipo porque incluso la llamada segunda unidad, James, Blazic, Tillie y Diop, especialmente, han mantenido al equipo en el mismo estado que los supuestos titulares. Unos días James otros días Adams pero siempre uno de nuestros bases protagoniza el ritmo y el tempo de juego. Blazic, capaz de jugar de 2 y de 3 y una vez recuperada su confianza en el juego en ataque, demuestra partido tras partido su generoso esfuerzo defensivo; Tillie pasó a ocupar un rol secundario una vez estabilizada la llegada de Shengelia y el equipo se sigue beneficiando de su movilidad defensiva, su movimiento de transición y su tiro exterior; Diop acumula minutos y minutos de calidad pero sobre todo de aprendizaje en sus tomas de decisión. Ya no es el jugador que tiene unos minutos sino que su aportación en defensa (enormes sus brazos en las ayudas y en los tapones) y en ataque con un muy aceptable tiro de 4 metros, hace que sea una pieza a considerar en lo que queda de temporada. Causeur suma al grupo sus experiencias pasadas y nuevos recursos para convertirse además en un escolta multiusos, capaz de hacer muchas cosas con la calidad suficiente para generar peligro si el equipo lo necesita. Ser versátil en la actualidad es una característica muy apreciada en los equipos.
Si hay dos jugadores en especial que aportan un valor superior en el equipo son Hanga y Bourousis. Uno, el griego, por las veces y veces que se le nombra al cabo de un partido, bien sea por rebotes, asistencias, triples, canastas de dos, faltas recibidas, tiros libres. De largo, el mejor jugador de la Liga Endesa y uno de los más decisivos en Euroliga, su papel en este Baskonia es el de ese compañero que muestra el camino al resto, desde el ejemplo, la calidad y el liderazgo. El otro, Hanga, desde el silencio de los micros pero en cambio extraordinario en esa parte del juego que no se ve pero el equipo lo siente en el campo.
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Los equipos se construyen desde un eje vertebral, en este caso Bourousis y los bases, pero necesitan siempre del equilibrio que permita sostenerse especialmente en los momentos complicados. Hanga cumple esta función de forma extraordinaria. Su defensa sin balón es igual de agresiva y física tanto a su hombre como a la segunda ayuda; su privilegiado físico le permite llegar allí donde en el campo es difícil responder a la pregunta ¿cómo? y colocarse en el lugar donde nadie llega aún para coger el rebote. Es capaz de correr el campo a la misma velocidad sin o con balón, y su bote acompasado al primer paso en su salida del defensor, hace de su 1x1 una flecha directa al aro. Ambos, cada uno en su puesto, suman el equilibrio en un juego de equipo basado en las decisiones rápidas dejuego.
Copa del Rey
Se acercan ahora momentos de la batalla de verdad, en especial la Copa del Rey, competición donde el Baskonia siempre se ha encontrado cómodo donde los rivales le sienten como posiblemente el rival más incómodo. Llegan momentos donde los estados de forma se han de gestionar para que el equipo sea capaz de afrontar los siguientes partidos como una suma completa de recursos y planes para llegar a La Coruña en perfecto estado físico, táctico y sobre todo mental. Llegan momentos donde esperemos que las lesiones se queden en mera anécdota (a la espera del diagnóstico final del contratiempo de Shengelia ) y donde la suma de aportaciones individuales contribuyan a más saltos de calidad del grupo. Laboral Kutxa llega con un plantel donde, si Bertans va tomando protagonismo, serán 11 los jugadores con capacidad de tener minutos de juego, algo muy importante para el grupo y para mantener el alto ritmo defensivo y ofensivo que se propone en cada encuentro.
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Como dice Phil Jackson en su libro: «es evidente que el baloncesto no es un deporte individual y que para alcanzar la grandeza tienes que confiar en los buenos oficios de los demás». Son esas batallas pasadas las que han construido la confianza entre los miembros del equipo unos con otros, con sus virtudes y sus defectos, pero sobre todo donde la ambición individual y colectiva y la identidad del juego de alto ritmo y agresivo pueden ser absolutamente inquebrantables sea quien sea el rival.
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