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Acostumbra a pasar con los mejores jugadores y con Markus Howard no va a ser una excepción. El astro azulgrana es objeto de debate porque su rendimiento es el peor de los que ha exhibido en sus, por ahora, tres temporadas en Vitoria. El anotador ... compulsivo temido por entrenadores y que todos los jugadores observaban como indefendible muestra ahora una versión terrenal, con destellos de genio y errores de novato. Sumido en la montaña rusa azulgrana, Laso mantiene la confianza intacta en el tipo que las «metía hasta con el culo» cuando el técnico estaba en el Bayern y que ahora ha pasado de anotar 19,5 puntos en Euroliga a 'sólo' 11,5.
El encuentro de anoche fue una buena representación del estado afligido que padece desde que se despidiera de Dusko Ivanovic. No encontró la sensibilidad en los tiros (1 de 6 en triples), cometió dos pérdidas de balón en la segunda mitad que le hicieron resoplar y tuvo dos chispazos de carácter y talento que fueron importantes en el final del partido. e celebró casi tanto su triple (83-80) como el posterior de Moneke después de haber propiciado un mate de Forrest al lanzarse al suelo para ganar la posesión. Fueron 4 puntos en 20 minutos para el escolta que casi promediaba más tantos que tiempo de juego. El techo era tan elevado que ahora el suelo parece tan excepcional como alejado.
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Carlos Pérez de Arrilucea
Para animarle, Laso invadió la cancha en el tramo final del tercer cuarto para ordenar a sus jugadores que fuera él, el astro azulgrana, y no otro el que lanzara el tiro libre de la falta técnica señalada a Abrines. La instrucción parece estar integrado en el vestuario, pero tocaba mostrarle seguridad. Llevaba un 0 de 4 en triples. -7 de valoración. Pero no falló. Después de eso, Howard jugó prácticamente todo el último cuarto salvo los cambios defensa-ataque de los instantes finales, y al menos logró moderar la mala espina que daba su semblante abatido en el banquillo durante la primera mitad.
Mitigada también la polémica arbitral, en el Buesa Arena no se para el reloj como en Madrid aunque persiste la gotera que cae entre la canasta y la línea del tiro libre de una de las canastas. La misma que sufre el Baskonia en los instantes finales. Los de la presión. Apretó el Barça, flojearon las azulgranas. Salvo Forrest, que cambia el rictus cuando anota desde la línea exterior y que anoche cumplió el deseo de Moneke, autor de otro partido descomunal. «Esta mierda sigue», decía al término del partido refiriéndose más a que el Baskonia prosigue en la pelea que a que los errores se mantienen. Esta vez fue un final feliz, también para Howard, que trata siempre de mantener la sonrisa con el grupo.
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El estadounidense nunca da un paso atrás. No salió inspirado al duelo en un segundo cuarto atravesado. Transcurrió entre pequeños parciales de ambos equipos (5-0, 0-5) y tiempos muertos de los entrenadores. Como sí el final del partido acabara en la primera mitad. Ahí vencía el Barça gracias a una canasta de Punter sobre Howard, esta vez sin problemas de faltas. El jugador de Arizona corre y corre perseguido por las defensas rivales, no termina de encontrar la comodidad en sus lanzamientos (29% en triples) ahora que por fin ha recuperado el volumen de tiro.
Antes de que volviera al parquet en su segunda rotación, algo más prolífica, el Buesa Arena ya se encontraba muy metido en el partido. No hubo murmuros cuando el Barcelona trataba de escaparse en el marcador (logró 12 puntos de renta) y se habló alto y claro. El fondo en el que se sitúa el fondo de la peña Indar Baskonia dirigió los cánticos en los que se pidió la suspensión del duelo del próximo viernes contra el Maccabi y la libertad de Palestina. Proclamas cargantes contra la Euroliga que el speaker del pabellón pidió que cesaran evitar «el prejuicio del club». Entonces sí hubo pitada.
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La afición vibró en un segundo tiempo plenamente centrado en el juego. Le marcó el pase a Cabarrot para el mate a placer de Diop, y le pidió tiros cuando dudaban pese a estar liberados a Baldwin y a Moneke, que contestó con el gesto de su idolatrado Cristiano Ronaldo. Calma.
Volvió Howard superado el ecuador del tercer cuarto, encajó un tapón de Metu a su triple esquinero. En la siguiente acción, eludió un lanzamiento bien posicionado por el punteo de Abrines y falló cuando Moneke le devolvió la pared. También erró su clásico triple en transición que todo el Buesa Arena creía que iba a entrar. Agachó la cabeza una milésima de segundo. No se quiere venir abajo. El público quiere evitarlo. Con él, los 'uy' suenan más fuerte. Nadie duda en alto. Pero si se repite que Markus Howard sigue sin ser el Howard de siempre. El que se ganó una renovación hasta 2028 con uno con de los contratos más altos de la historia del club.
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