La Euroliga negocia con Dubái su desembarco en Oriente Medio

Detrás de la maniobra de la aerolínea insignia de los Emiratos Árabes Unidos estaría el gobierno de Dubái, que en 2020 inyectó 2.000 millones de dólares a la compañía para subsanar las pérdidas derivadas de la expansión del coronavirus. La ciudad del Golfo Pérsico, puro lujo, copada por una arquitectura ultramoderna presidida por el edificio más alto del mundo, (Burj Khalifa, 828 metros), pretende formar un equipo potente que en el futuro sea invitado a jugar la Euroliga. Además, tienen en mente albergar la Final Four en su opulento Coca-Cola Arena, con una capacidad para 17.000 espectadores. Según el medio griego, sería sede durante tres años consecutivos.

Marshall Glickman, el nuevo responsable económico de la Euroliga, reconoció los contactos el pasado sábado en una televisión griega. «Creo que es realmente genial que haya interés en Dubai por la Euroliga. A dónde va eso, a dónde conduce, cuáles son los detalles... no tengo ni idea», declaró el CEO. «Iremos allí para escucharlos, estoy entusiasmado con eso. Parece que en los clubes hay mucho interés en torno a la idea. Lo que significa, cómo puede manifestarse con el tiempo, realmente todavía no lo sé», confesó.

Por ello, una expedición de la junta directiva de la competición, con Félix Fernández como representante del Baskonia y con la todavía más significativa presencia de Andrey Vatutin (presidente del CSKA), se encuentra esta semana en Dubái negociando una futura colaboración. «Es demasiado pronto para abordar los detalles. Estamos entusiasmados y esperamos continuar la conversación», ha anunciado la Euroliga en un escueto comunicado, por lo que parece que la predisposición es buena.

Igual que ha ocurrido en otros deportes como el fútbol, los emiratíes quieren irrumpir con fuerza en el mejor baloncesto europeo, después de que Abu Dhabi haya albergado partidos de pretemporada en la NBA. Y la Euroliga ansía beneficios, el motivo por el que una mayoría de los clubes entre las que no se encuentran Baskonia, Real Madrid y Barcelona destituyeron a Jordi Bertomeu después de 22 años al frente.

Después de varias tentativas de expansión sin éxito en Londres y París, que esta temporada contarán con equipos en la Eurocup, la Euroliga parece empezar a mirar hacia oriente. Más lejos aún, en Oceanía, la NBL australiana también aparece como un potencial socio de futuro. Una liga en constante crecimiento, con tradición, buenas infraestructuras y que ha llamado la atención después de que los Adelaide 36ers vencieran hace unos días a los Phoenix Suns en un partido de pretemporada.

Marshall Glickman, por otra parte, aseguró que una de sus prioridades será restaurar el equilibrio competitivo en la competición. «Tenemos que reconocer que tenemos clubes propiedad de grandes equipos de fútbol o en propiedad de personas ricas en países donde la economía no lo es. Creo que es muy importante que todos los que juegan en la Euroliga tengan la oportunidad de luchar por el título», consideró el expresidente de los Portland Trail Blazers. Por ello, no descarta la introducción de un límite salarial al más puro estilo NBA.

«Creo que el concepto fundamental es poner algunas restricciones en los salarios pero también poner algunos incentivos porque creo que es muy importante que los jugadores sean nuestros socios. Cuando todo crece, los jugadores, entrenadores y los propietarios deben aprovechar esa ventaja. Ese es el tipo de sistema que me gustaría seguir», explicó Glickman, consciente de que para llevarlo a cabo necesitará «un ejército de abogados entienda» las «500 páginas» que requiere el documento sobre el tope salarial.