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Como en tantas disciplinas artísticas también el baloncesto cuece rencores latentes entre los guardianes de las esencias y los partidarios del desparrame. Pese a la tendencia cada vez más física del juego, este deporte técnico, táctico, mental y creativo a un tiempo ha mantenido batallas ... soterradas que enfrentan a los rácanos de las cestas y de los puntos con los proclives a ver la botella llena en lugar de medio vacía. Una pugna que sitúa en un lado del cuadrilátero a quienes santifican la defensa por encima de todo -especialmente antes- y en la diagonal contraria a los que apuestan por vencer después de anotar un punto más que el adversario.
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Entre aquella pontificación destructiva y el jolgorio sin freno debe de residir la virtud a medio camino. Quizá el único paso que le falta al Baskonia para compensar su letal veneno adelante con un mayor rigor atrás que le permita postularse para todo. No es que su celebrada forma de entender la vida dentro de la cancha le impida soñar con el título liguero, pero sí que frente a rivales acorazados conviene levantar diques disuasorios cerca del aro.
En algún sitio hay que establecer el punto de partida y justo antes de perder el decisivo duelo continental en El Pireo se registra la última derrota doméstica azulgrana. Ocurrió en Tenerife, frente al único bloque que le ha vencido las dos veces esta temporada. Pues desde entonces los oponentes le han endosado casi noventa puntos de promedio por tarde al cuadro de Joan Peñarroya. Y más vale reducir ese límite mediante una señal de tráfico que les incite en adelante a no superar semejante velocidad de crucero a la vista del tablero vitoriano.
El Baskonia se siente tan fuerte con su arsenal ofensivo que se cree casi inmune ante muchos contrarios. Su compulsiva inercia anotadora, que encarna Howard como ningún otro protagonista de la ACB, le conduce a ciertas relajaciones en tareas defensivas. Equipos como el descendido Fuenlabrada o el Manresa que aún siente cerca las llamas del averno le han metido 93 y 92 puntos, respectivamente.
Pero también el Obradoiro (94) en tierra de nadie se han pasado de la raya conveniente. Otro caso es el del Gran Canaria, reciente campeón de la Eurocup y muy buen conjunto que durante bastantes fases de domingo practicó mejor baloncesto que el del grupo alavés. Sólo Costello disimuló en parte la rotunda hegemonía insular bajo el tablero alavés en forma de rebotes y producciones a cargo de Inglis, Diop y Carrera.
A la hora de analizar los necesarios progresos defensivos del bloque vitoriano conviene recordar dos premisas importante. Una: el alto ritmo que imprime el Baskonia y los segundos contados que invierte en los ataques incrementan el número de posesiones mutuas. Otra, que deja en peor lugar al líder compartido del campeonato, alude a su debilidad para candar el rebote en las cercanías de su aro. Demasiados rivales durante esta campaña han lanzado tanto o más que el vitoriano a canasta gracias a las segundas y hasta terceras opciones.
Tampoco se trata de hacerse trampas al solitario. El club construyó en verano una plantilla adecuada para correr y tirar a través de un grupo de pistoleros con el gatillo fácil. Es una filosofía de baloncesto que encandila a la parroquia azulgrana, que ha firmado una Euroliga notable y que mantiene al grupo con la opción de vencer en la fase regular si supera el escollo de Badalona el jueves y derriba el domingo al Barça. Palabras mayores, desde luego.
Pero flota en la atmósfera y hasta en capas más bajas la sensación de que el conjunto de Betoño ha de exprimir su margen de mejora atrás para el sueño de revalidar el título liguero de hace tres años. Vale que el grupo carece de cancerberos interiores temibles más allá de la intimidación que procura Costello y que tampoco cuenta con un ogro gigante como sí alinenan algunos clubes de la Euroliga. Pero el reto pasa por subir un par de grados las contenciones en el uno contra otro para no recurrir tanto a las loables telarañas en forma de ayudas, infundir respeto bajo el tablero propio y negar a los oponentes las carreras mediante un mayor empeño en el balance defensivo.
Los datos
89,2 Es la media de puntos recibidos en los seis últimos compromisos ligueros
101,3 Es el promedio anotador del conjunto vitoriano en esos mismos partidos
Inferioridad interior. Tenerife, Breogán y Gran Canaria cogieron 16, 17 y 12 rechaces bajo el aro azulgrana.
Posesiones. Tenerife y Breogán lanzaron seis veces más a canasta que el Baskonia, siete en el caso del Gran Canaria.
6-1. Balance favorable vitoriano desde el mes de abril.
A estas alturas no cuelan los engaños. Y el Baskonia muestra sus naipes de Fournier sin medias verdades. Cuando un club paga la nómina al depredador Howard es para sacarle rédito sí o también.
De ahí que el recurso al compulsivo anotador se vea como un arma muy previsible, sobre todo en los momentos determinantes de los partidos y de las prórrogas. Pero también obra como señuelo por la exagerada atención que causa en las defensas rivales.
Frente al 'Granca', la vigilancia extrema al escolta provocó alguna asistencia de Thompson para compañeros a puerta vacía. O cómo no recordar el triplazo europeo de Costello en el WiZink Center ante Rudy cuando todo el equipo blanco se obsesionaba con Markus.
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