Baskonia 76-72 Real Madrid

Vale la pena esperar a Howard

Como quien activa el interfono para reclamar la venida de su superhéroe favorito, el Baskonia decidió convertir un partido un tanto soporífero en una tormenta propicia para su jugador franquicia. Fue colocar Dzanan Musa el 56-62 con un triple a tres minutos y medio para el cierre y comenzar un incendio de intensidad y convicción en el que el cuadro vitoriano encontró el antídoto para tumbar a un Real Madrid disminuido por las bajas de Campazz, Feliz y Garuba, pero que mantuvo su colmillo competitivo a pesar de sus desconexiones. Howard saltó a escena con dos triples logrados después de un rebote ofensivo y una recuperación de balón. Sintomático que los dos aciertos del exterior de Morristown llegaran tras ese tipo de acciones que siempre ayudan a cambiar guiones, acelerar las pulsaciones y fortalecer el ánimo colectivo. Y en plena crecida, nadie mejor que Moneke para sumarse a la fiesta mientras Sedekerskis ponía sus dosis de mesura y sudor.

Las fuerzas conocidas como base segura para un equipo de se busca a sí mismo. El choque giró hacia un combate mucho más intenso que el vivido en los minutos precedentes, resueltos a tirones, con reparto de errores para ambos bandos y un ritmo parsimonioso que era sinónimo de bostezo. Hezonja encontraba al fin el acierto triple para los blancos a modo de respuesta ante la irrupción de Howard. Musa recibía una técnica por simulación que permitía al Baskonia sacar la cabeza con un 70-67 a dos minutos y medio del cierre. ¿Se rendía el Madrid? Para nada. El croata contestatario clavaba un nuevo dardo triple que parecía invitar a trasnochar en el Buesa Arena con la posibilidad de una prórroga. Dos minutos para agarrar en un puño el corazón y acelerar pulsaciones.

Se entraba en el umbral donde los errores afloran. Un intento triple de Sedekerskis que no toca ni aro precede a otro tiro fallado desde la misma distancia de Musa. El tiempo corre y surge un protagonista inesperado. Khalifa Diop se quita los miedos y las indeciones para ejecutar de manera certera un tiro frontal a media distancia en el que la defensa blanca le flota sin rubor. Un golpe de confianza para el pívot que sufrió a Tavares mientras Hall quedaba en el banquillo por molestias físicas.

Se agotaban los segundos y llegó la genialidad final de Howard, una canasta doble que pudo rematar de varias maneras y cuyo desenlace pospuso hasta el éxtasis final con un tiro lateral tras cargar la suerte con la maestría de quien sabe que domina el pulso de un duelo que ya lleva su firma ganadora. El tiempo se acababa para el Madrid, colgado de una última canasta de Tavares y finalmente liquidado con dos tiros libres de Moneke.

Era el colofón a un epílogo convertido en una locura maravillosa donde emergió un héroe al que siempre se le espera y que retrató a un Baskonia con cuajo competitivo a pesar de sus visibles cortocircuitos. Un equipo azulgrana imperfecto, no siempre inspirado y también tocado por los problemas físicos lograba sacar adelante un duelo extraño. alejado de la cadencia de dos rivales que prometen una capacidad de combustión mucho mayor. Un primer golpe certero en una semana intensiva que promete desgaste y emociones fuertes para una escuadra de Laso que necesita de cualquier asidero para llenar su depósito de confianza mientras modela su baloncesto.