Cuando la voluntad no basta

Hubo chasco en San Mamés porque las cosas no salieron como habían previsto los más optimistas. Pero sería exagerado, o por lo menos prematuro, hablar de decepción porque el Athletic sí respondió a las expectativas en cuanto a actitud y planteamiento. Valverde apostó por sus habituales y planteó el partido como siempre, con ambición y al ataque. Nada que objetar por ese lado. Ocurre que las cosas no siempre salen como uno quisiera y al Athletic anoche le salieron muy poquitas cosas, en parte porque los líderes no estuvieron inspirados y, sobre todo, porque enfrente había un rival muy bien armado que siempre se sintió cómodo sobre el césped.

Este Athletic nos había dado buenas tardes de fútbol gracias, entre otras razones, al buen desempeño de chavales emergentes como Nico Williams o Sancet. Hablamos de dos recién llegados que se las tuvieron que ver con rivales con más conchas que un galápago. Los que debían arroparles apenas aparecieron, así que tuvieron que pasar el test de competitividad en crudo y sin anestesia. El resultado fue un partido jugado en su mayor parte en el espacio comprendido entre las frontales de las áreas.

Al Athletic le sobró voluntad, pero le faltó precisión para saltar la primera línea de contención de un rival del que se decía que flaqueaba en defensa. Debía de ser otra de esas 'fake news' que tanto abundan hoy en día porque, salvo en dos acciones a balón parado al comienzo del choque, la armadura de Simeone mostró una solidez a prueba de bomba. Oblak se marchó lesionado mediada la segunda parte sin haber necesitado hacer una triste parada. Su suplente, Grbic, sí tuvo una de esas intervenciones que deciden un partido.

La diferencia entre los dos equipos, que acabó determinando el marcador, fue que uno desarrolló muy bien lo que había planeado y al otro le faltaron precisión y claridad para expresar sus ideas. Fue el duelo entre un Athletic que quiso jugar al ataque sin acierto para enlazar tres pases seguidos y sin la velocidad suficiente para sorprender, y un Atlético que se defendió bien y buscó el contragolpe con la asociación de Griezmann y Morata. El VAR les arruinó en la primera parte, pero no fallaron en el arranque de la segunda, a la que el Athletic, otra vez, se presentó tarde. El arreón final de los leones quizá fue merecedor de mejor fortuna, probablemente hasta de un gol que hubiera salvado los muebles, pero para lo único que sirvió fue para incrementar la sensación de frustración.

El tropiezo ante el Atlético deja al Athletic en 'stand by'. Tendremos que esperar a los próximos episodios para encontrar la respuesta a la pregunta inicial. Lo único que está claro ahora mismo es que los días de vino y rosas se fueron con septiembre. Toca trabajar para que regresen cuanto antes. Valverde y los suyos conocen el camino porque ya lo han transitado. Se trata de seguir insistiendo para que la inspiración les pille con las botas puestas.