Javier Clemente (Barakaldo, 74 años) es la figura más representativa del último Athletic campeón de Copa. Este entrenador que ha generado opiniones encontradas durante toda su carrera lideró desde el banquillo al equipo que paseó sus títulos en la gabarra en 1983 y 1984. Nunca ... imaginó que durante los siguientes 40 años la embarcación no volviera a surcar la ría. Ha ganado tres Copas, dos como jugador (1969 al Elche y 1973 al Castellón, aunque no participó por la grave lesión que le hizo dejar el fútbol) y una como entrenador (1984 al Barcelona). «Disfruté más al lograrla como jugador que como entrenador».
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- De uno a diez, ¿cuántas ganas tiene de que le quiten la condición de último entrenador en ganar una Copa?
- Diez, porque quiero que gane el Athletic. Soy de los que piensa que con este equipo se puede hacer un gran papel. Y hacer un gran papel es ganar títulos. Si estás entre los tres primeros, cualquiera puede ser campeón.
- Ustedes ganaron cuatro títulos, dos Ligas, una Copa y una Supercopa. ¿Ve a este equipo capaz de algo similar?
- Si llegan el nivel que creo que pueden dar, sí, pero igual resulta que no llegan. Depende de muchas cosas, del trabajo de Lezama, de las cesiones, de los que suban de abajo, de los sistemas.... Yo sí veo a este equipo capaz de ganar varios títulos.
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- ¿Este es el mejor Athletic desde el equipo que fue campeón con usted?
- No, el mejor como plantilla fue el de las dos finales de Bielsa.
- Desde que ustedes ganaron al Barcelona la Copa de 1984 se acumulan 40 años sin alzar el trofeo que está en el ADN del club. ¿Cómo lo explica?
- Porque después de marcharme empezaron a inventar cosas nuevas, a copiar modelos holandeses, de otros sitios o traer entrenadores argentinos. Estuvimos dando tumbos, tres años malos, uno bueno, no salían jugadores... Se cambió todo lo que era el trabajo tranquilo y muy pensado.
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- ¿Valverde ha recuperado ese estilo Athletic?
- Ernesto lleva mucho tiempo en Lezama y es un hombre muy tranquilo. Es un entrenador de cantera, que estuvo sus últimos años de jugador en el Athletic y debuta aquí. Me gusta. Es un chaval que es mucho más simpático al natural comiendo con él que la seriedad que transmite ante la prensa.
- Cinco finales de Copa perdidas desde 2009. ¿Qué peso puede tener esa mochila en el vestuario?
- Varias han sido ante un Barcelona de muchísimo nivel que no se va a volver a repetir. Hubo dos en las que el equipo no rindió, las dos de Bielsa en Liga Europa y Copa. Se puede perder, pero lo que no se puede llegar es con el equipo muerto.
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- ¿Qué debe hacer Valverde para quitar esa presión de las finales perdidas?
- Los jugadores están con el entusiasmo de jugar la final. La ilusión para ellos es increíble, aunque no hay que menospreciar al Mallorca, que con sus modestia tiene peligro.
- ¿Los jugadores están más ilusionados por ganar el título o presionados por lograrlo?
- Ilusionados. La presión del jugador es relativa. Tiene que salir al campo ilusionado, a darlo todo y ganar. ¿Qué presión? La de que 'si pierdo, ¡ay madre!, no me salen la cosas o no arriesgo'. No, no. En la final hay que correr, arriesgar e ir a ganar. Eso es ilusión. Presión es jugar un partido y pensar 'como pierda me voy a Segunda'.
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- ¿Cómo se debe gestionar esa cuestión?
- Desde el primer día de la última semana Ernesto va a decir cosas, pocas cada día, pero importantes. Eso se le transmite al jugador. El futbolista está ilusionado, pero Ernesto estará pensando desde el lunes en qué equipo saca, cómo juega.. Yo no creo que las finales perdidas sean presión para estos jugadores. Para mí no, desde luego. Nosotros jugamos con el Elche (ganaron 1-0 en 1969 con gol de Antón Arieta) y veníamos de perder dos (1965 con Zaragoza y 1966 con Valencia). Y nosotros sólo pensábamos en ir a ganar.
- ¿Qué es lo más importante para preparar una final desde el lado anímico?
- Tranquilidad y seguridad. Es lo que va a transmitir Ernesto. No tengo duda de que lo va a hacer bien. No me crea ninguna duda de que sabe ganar un partido de estos. El jugador tiene que sentirse seguro.
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- Hay mucha euforia en el entorno. ¿Es un peligro?
- La euforia es irreal. Tiene que haberla porque vamos a jugar una final y creemos que vamos a ganar, pero no porque nos creamos superiores al Mallorca. Como tenemos más nombre que el Mallorca mucha gente dice que somos favoritos, pero hablar de favoritos en una final es ridículo. No lo doy por ganado. Va a ser un partido duro y difícil y hay que saberlo jugar. En la final ante el Elche todo el mundo en Bilbao nos daba por favoritos, pero ellos tenían un equipazo y sin embargo ganamos casi al final.
- ¿Y como vivió como jugador esa presión de estar obligado a ganar?
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- Esa presión no existe. Esa la podéis vivir vosotros. Me importa un pimiento a quién me enfrente. Si juego una final con el Manchester City desde el lunes pienso que le voy a ganar.
- ¿Cuál es el motivo que le hace ser más optimista?
- A mí me gusta el equipo. Yo no soy de los de 'cuidado con esto, cuidado con lo otro'. Eso se lo tiene que decir Ernesto a los que juegan.
- ¿Cuántos de estos jugadores tendrían sitio en su equipo campeón?
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- Pregunta muy difícil. No muchos, alguno sí. Pero no porque estos no sean buenos, sino que aquellos eran muy buenos. No doy nombres.
- ¿Hay mingafrías en este Athletic?
- Pocos hay, alguno sí, pero muy pocos.
- Dígame quienes.
- A los jugadores no les gustó que les llamara mingafrías. Y yo me refería a futbolistas que no tienen temperamento agresivo y se convierten en un poco mingafrías. Un periodista me preguntó a ver por qué aquel equipo no se parecía al que fue campeón. Y dije 'oiga, ¿cómo se van a comparar estos que son unos críos de 19 años, unos mingrafrías, con Goiko, Urkiaga, Liceranzu, De Andrés y todos esos?, ¡Que aquellos te pueden matar y estos son unos críos!' A los jugadores no les gustó, pero hable con ellos y le dije 'esto es una chorrada, pero si os ha enfadado igual os llamo mingafrías esta semana otra vez'.
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- ¿Y alguno de estos tiene el carácter de esos jugadores que me ha citado?
- De los últimos que han salido, Vivian es en la línea de Liceranzu, marcador aunque juega más con el balón en los pies que Rocky. Es un jugador de carácter a nivel de marcaje, fortaleza y choque. Paredes es otro que se ha ido haciendo lo mismo que Guruzeta. Unai Gómez tiene carácter, fuerza, temperamento y físico.
- Valverde, al que elogia, es todo lo contrario a usted. Le gustaba meterse en todos los charcos mientras el actual entrenador prefiere pasar de puntillas por los asuntos espinosos.
- Yo no me he metido nunca en ningún charco, me he metido donde he querido meterme. No soy tan tonto. A veces me he metido en temas porque me interesaba. Él tiene otro carácter. En la mesa comiendo es muy dicharachero, pero ante los medios da un paso atrás porque le gusta eso.
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- ¿Y su manejo de vestuario?
- Creo que el equipo está contento con él. Y el grupo que trabaja con él, entre ellos mi hijo (Xabier, readaptador), también. Ernesto es un buen tío.
- ¿Su espina clavada en el Athletic es no haber dirigido nunca Lezama?
- Más que espina es el colmo que yo no haya estado en Lezama por eso de los charcos que ha dicho, porque no hay argumento por el cuál yo no haya estado.
- ¿Se lo ha pedido a algún presidente?
- Al primero que se lo ofrecí fue a Lamikiz, cuando fichó a Mendilibar. Le dije que cogía el Bilbao Athletic, pero me dijeron que no. Al poco echaron a Mendilibar y me pusieron a mí porque no tenían otro. O sea, me dan el primer equipo cuando está para descender y no me dan meses antes el Bilbao Athletic. Luego con Elizegi les dije que estaba dispuesto y dijeron que no.
- ¿Qué no olvida de la gabarra?
- Pasé en segunda línea. Me senté y vi como los jugadores disfrutaban. Me emocioné mucho al pasar por Altos Hornos. Mi padre y mi difunto hermano trabajaron allí, fui al colegio de Altos Hornos, las casas en las que vivíamos eran de Altos Hornos... Me emocioné al ver los obreros de Altos Hornos y me imaginé que mi padre podía estar por allí.
- Siempre ha sido crítico con esos jugadores que bajan con los cascos y no atienden a los hinchas.
- No lo soporto en el Athletic, aunque ahora ha mejorado un poco. Tampoco soporto que se entrené a puerta cerrada. Uno o dos días está bien, pero toda la semana, ni de coña. Necesitamos que los niños vayan a ver a los jugadores del Athletic.
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