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El viernes se cumplieron diez años desde el debut de Iñaki Williams en el primer equipo, un momento que supuso un antes y después en la vida del propio jugador y también del Athletic. Ernesto Valverde, siempre atento al peso de sus palabras, no tuvo inconvenientes en alabar la figura del atacante bilbaíno, hoy uno de los capitanes.
«Tuvo una aparición fulgurante aquella temporada. Los números que tiene son... no lo sé. No voy a decir imbatibles, porque en el fútbol es complicado asegurar algo así, pero la disponibilidad que ha tenido en esta década, los partidos que ha jugado, los que ha jugado como titular, además siendo delantero.... Cuando vimos lo que era le recibimos con los brazos abiertos. El rendimiento que ha dado está fuera de toda duda. Sobrepasa el sobresaliente», alabó a un futbolista que va camino de hacer historia en el Athletic.
Era viernes por la mañana e Iñaki Williams acudió a la sesión de vídeo programada en Lezama por José Ángel 'Cuco' Ziganda, entonces su entrenador en el Bilbao Athletic. Los 'cachorros' visitaban aquel fin de semana al Getafe B. Después del visionado, que sirvió para empatar a cero, el técnico navarro le dijo al delantero que no trabajaría con ellos sino que lo haría por la tarde con el primer equipo. «Tienes opciones de ir convocado», le avisó. La pista resultó ser una certeza y al día siguiente, el 6 de diciembre de 2014, el bilbaíno no solo estaba cambiándose en el vestuario de San Mamés sino que salió de titular ante el Córdoba. A partir de aquel momento, esculpido en mármol, comenzó a escribirse la historia de un futbolista cuya figura ha trascendido los terrenos de juego para adentrarse en el espacio social y representativo del Athletic. Una década más tarde, que se cumplió este viernes, el mayor de los hermanos encarna como pocos los valores y los principios de un club siempre necesitado de modelos que engrandezcan el suyo.
La importancia de la pantera hecha rey león en el campo es directamente proporcional a su ascendente fuera de los focos, donde ejerce de hermano mayor no solo de Nico sino también de muchos jóvenes que se cambian en la misma caseta. «Gracias a él, su trabajo y dedicación ha abierto muchas puertas a la gente de color de aquí. En mi caso, fue un reflejo de lo que podía llegar a hacer. Tenemos que ser muy gratos con Iñaki y Nico porque han echado la puerta abajo», dijo Álvaro Djaló poco después de llegar al Athletic. El brazalete es de Óscar de Marcos, Unai Simón no lo necesita porque lidera con el ejemplo y Williams lo lleva además de en el brazo tatuado en el corazón. Es su manera de representar al club de su vida, consagrada a la causa rojiblanca, a su familia y al compromiso social. Uno de los abanderados de la lucha contra el racismo en el fútbol, junto con Vinicius, acaba de estrenar un documental que hunde sus raíces en sus orígenes africanos y combate los prejuicios contra la inmigración.
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