Valladolid 1-3 Athletic
El Athletic se tranquiliza ante un flojo ValladolidJornada 26 ·
En un partido serio, los rojiblancos detienen su mala racha con una victoria en Pucela que se había convertido en un objetivo estratégicoValladolid 1-3 Athletic
El Athletic se tranquiliza ante un flojo ValladolidJornada 26 ·
En un partido serio, los rojiblancos detienen su mala racha con una victoria en Pucela que se había convertido en un objetivo estratégicoValverde fue muy claro el jueves cuando expresó la disyuntiva que planteaba el duelo contra el Valladolid. «O tranquilidad o penitencia», dijo. Pues bien, salió tranquilidad. El Athletic se impuso sin problemas a un flojo Valladolid que encaró el choque con siete bajas y bien ... que lo notó. Superior durante los noventa minutos, el equipo de Valverde comenzó a encarrilar la victoria antes de la media hora con un gol de falta de Iñigo Martínez y, a partir de ahí, apenas tuvo dos minutos de cierta inquietud: los que separaron el 1-2 de Larin en el 73 y el penalti de Joaquín por una de esas manos involuntarias, con el brazo en posición de carrera, que ahora son una sentencia de muerte.
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Valladolid
Asenjo; Fresneda (León, 58'), Javi Sánchez, El Yamiq (Joaquín, 46'), Escudero (Pozo, 72'); Kike (Aguado, 58'), Monchu; Plata, Iván Sánchez, Plano (Olaza, 72'); Larin.
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Athletic
Agirrezabala; De Marcos, Yeray, Íñigo, Yuri (Zarraga, 92'); Dani García, Vesga; Iñaki Williams (Raúl García, 83'), Sancet (Muniain, 83'), Nico Williams (Balenziaga, 92'); Guruzeta (Berenguer, 75').
Goles: 0-1 M. 30 Íñigo Martínez. 0-2 M. 57 Guruzeta. 1-2 M. 74 Larin. 1-3 M. 78 Vesga (p).
Los rojiblancos consiguieron, por tanto, un objetivo que ya podía considerarse estratégico: detener la mala racha que les estaba derrumbando desde que volvió el fútbol tras el Mundial. Nueve puntos en once jornadas eran una sangría sarracena que había que parar como fuera, sin más dilación, porque el equipo corría el riesgo de quedar exangüe y olvidarse de Europa en pleno de mes de marzo. Los tres puntos, en fin, eran innegociables y el Athletic los sumó en un partido serio, disputado a buen ritmo, en el que Valverde volvió a apostar por Dani García y Vesga como pareja de medios centros.
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Era una de esas decisiones controvertidas en las que los entrenadores, lejos de atender a las estadísticas, las tiran a la basura convencidos de que, en el fondo, por muy elocuentes que parezcan, son insignificantes, simples productos de la casualidad. Y bueno, lo cierto es que después de cuatro derrotas y un empate, esa pareja que se llaman a sí mismos 'Los terroristas' en una demostración de humor más que apreciable, logró por fin una victoria. Y no sólo eso. Aprovechando –hay que reconocerlo– la empanada de los pucelanos en la medular con las ausencias de Roque Mesa y Hanglar, firmaron un gran partido, sobre todo Vesga, que estuvo impecable en la sala de máquinas, marcó el penalti del 1-3 con maestría y hasta pudo hacer el cuarto en dos chutazos, uno de ellos al poste.
Desde el comienzo del partido, las sensaciones del Athletic fueron optimistas. Y no tanto por la calidad de su juego sino por la debilidad que mostró el Valladolid. A poco que apretaban los rojiblancos, y lo hicieron bien por la banda derecha, donde Iñaki Williams se mostraba muy afilado, se acababan plantando con peligro en el área rival. Otra cosa es que, como tantas otras veces, su finalización de las jugadas fuera defectuosa, pero que los de Valverde estaban por encima de su rival era evidente. Y eso, en general, ante equipos justitos de la parte baja de la tabla ha sido sinónimo de victoria contundente de los rojiblancos.
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En ventaja
En el minuto 18, una bonita combinación entre Iñaki Williams y Sancet terminó en un remate de Vesga que paró Asenjo. El gol parecía cuestión de tiempo para un Athletic intenso y dinámico que había encontrado un filón en la banda izquierda de la zaga blanquivioleta y cuyo dominio era incontestable. A los de Pacheta les chirriaban ayer todos los goznes. Empezaron a acumular pérdidas en la medular y su única idea era buscar a Larin y a Plata por la banda derecha, donde Berchiche estaba flojo y Nico Williams se desatendía de las labores defensivas de una forma lamentable. El 0-1 llegó finalmente justo antes de la media hora y de un modo sorprendente: en una falta directa en la que Iñigo Martínez marcó con un zapatazo que desvió Óscar Plano condenando a su portero.
En ventaja, el equipo de Valverde siguió a lo suyo con la debida mentalidad. No era cuestión de especular sino de continuar apretando, atornillando a un rival al que el gol le hizo mucho daño. Y era lógico. Los de Pacheta se veían inferiores y la remontada, algo que no han conseguido en toda la temporada, les debió parecer como un 'ochomil' en invierno. De hecho, estuvieron a punto de encajar el segundo en propia puerta poco después del 0-1, de manera que llegar al descanso perdiendo por la mínima debió parecerles un mal menor.
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Si tenían la ilusión al menos de empatar, no pudieron ni siquiera demostrarlo. Se lo impidió el Athletic con un magnífico arranque de la segunda parte. Y no se trató tanto de que los pupilos de Valverde hicieran encaje de bolillos sino su actitud decidida en busca del segundo gol, encerrando al Valladolid en su área y golpeándole por donde más les dolía, la banda por la que corría Iñaki Williams, una pesadilla para Escudero. Desde ese rincón llegó en el minuto 56 el 0-2, obra de Guruzeta llegando al segundo palo a un gran pase de De Marcos. El donostiarra, que llevaba más de cuatro meses sin marcar, lo celebró a lo grande. Y también Ernesto Valverde, que había señalado el partido en su calendario como si fuera una final.
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Igor Barcia
Los rojiblancos no tuvieron ningún problema para controlar el resto del partido. Es más, por momentos parecieron hasta disfrutar de la coyuntura propicia y de un rival amigable. La defensa no pasaba apuros gobernada con mano de hierro por Iñigo Martínez, Vesga llevaba la batuta, Sancet se movía por todo el frente e Iñaki Williams metía el cuchillo, algo por cierto que su hermano hizo con cuentagotas en una actuación pobre, y ya van unas cuantas. El Valladolid mejoró con las entradas de Sergio León, Aguado y el debutante Pozo, que dieron algo de chispa. Gracias a ello lograron acortar distancias en una jugada borrosa y afortunada, pero ni siquiera tuvieron tiempo de celebrarlo. Llegó el penalti del 1-3 y allí acabó una historia que el Athletic supo escribir no ya como le convenía sino como necesitaba. Vaya que si lo necesitaba.
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