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El Athletic cosechó su tradicional derrota en el campo del Barça. Como ésta había que darla casi por descontada, lo que queda es analizar y ... valorar cómo se produjo. Y lo cierto es que los rojiblancos decepcionaron. Sólo la suerte en un par de postes de Lewandowski y una excepcional parada de Padilla también a un remate del delantero polaco impidieron un resultado más abultado del equipo de Flick, muy superior en la segunda parte. Los de Valverde, en fin, volvieron a emitir las mismas malas señales de su debut ante el Getafe. Les falta solidez en su armazón y un hilo más fino de juego, de manera que su voluntad de ser el equipo firme y profundo de la pasada temporada se está quedando todavía en eso, en un simple deseo no cumplido.
Es cierto que el Athletic llegó empatado hasta el minuto 75; tan cierto como que el 2-1 de Lewandowski se veía venir de lejos, como una galerna. Era cuestión de tiempo que llegara ese gol ante la continuidad de los ataques del Barça, al que los rojiblancos sólo le dieron réplica tirando flechas al contragolpe en la primera parte. Tras el descanso no le salió nada al grupo de Valverde, que decidió hacer un cambio que remitía a viejos tiempos felizmente olvidados: situó a Iñaki Williams como delantero centro en lugar de Guruzeta, dejando como titular a Berenguer por la derecha. Fue algo imprevisto, pero lo cierto es que tampoco que había extrañarse demasiado. En vista de que nada funciona jugando en casa del Barça, un matadero desde 2001, es lógico probar cosas nuevas, intentar sorprender al rival, agitar un poco la pizarra.
F. C. Barcelona
Ter Stegen, Cubarsí, Koundé, Balde (Martín, m.90), Iñigo, Raphinha, Bernal (Eric, m.82), Ferran (Fermín, m.62), Pedri, Lamine (Pau Víctor m.90) y Lewandowski.
2
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1
Athletic Club
Padilla, Lekue, Yeray, Vivian, Yuri, Vesga (Jauregizar, m.62), Prados (Herrera, m.77) Sancet (Unai Gómez m.62), , Nico, Berenguer (Adu Ares, m.71) e Iñaki Williams (Guruzeta, m.77)
Goles 1-0: min. 24, Lamine Yamal. 1-1: min. 42, Sancet, de penalti. 2-1: min. 75, Lewandowski.
Incidencias Partido correspondiente a la segunda jornada de Liga, disputado en el estadio Lluis Companys ante 46.448 espectadores.
Árbitro Gil Manzano (Extremeño). Amonestó a Yeray, Cubarsí, Bernal, Lewandowski, Lekue, Jauregizar y Fermín.
Pues bien, se probó una novedad y no funcionó. En realidad, ninguno de los cambios del técnico rojiblanco surtieron efecto. Ni ese en el once inicial ni los que hizo en la segunda parte para intentar agitar un poco a su tropa. Unai Gómez y Jauregizar salieron justo pasada la hora en lugar de Sancet y Vesga, y apenas tuvieron incidencia en el juego. Lo mismo se puede decir de Adu Ares, quien entró en el 72 por Berenguer, y de Herrera y Guruzeta, quienes relevaron a Prados e Iñaki Williams. Se diría que esta flojera del Athletic en el arranque de temporada, de la que sólo se salva Padilla, de nuevo el mejor, afecta a todo el grupo, no sólo a los titulares habituales.
Consciente de que le tocaba una dura faena, los rojiblancos salieron muy trabajadores, presionando alto con Sancet arriba, junto a Iñaki Williams. Querían dejar su sello de equipo ambicioso y con las ideas muy claras, y lo consiguieron más o menos durante los diez primeros minutos, hasta que el Barça comenzó a activarse y a circular mejor, con Raphinha leyendo bien el juego por dentro y Lamine Yamal pinchando por su costado. Aunque los rojiblancos todavía firmaron algún contragolpe interesante, su sistema defensivo comenzó a flojear, desentonado e impreciso con la pelota, y los azulgrana se acabaron aprovechando de ello. Comenzaron a crear peligro en el área de Padilla y en el minuto 23 consiguieron abrir el marcador. Lamine cogió un rechace del portero rojiblanco fuera del área, se perfiló con uno de sus slaloms marca de la casa y su zurdazo, desviado por Lekue, acabó en la red.
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El gol animó al equipo de Flick y a las gradas de Montjuic, que por cierto presentó un césped muy resbaladizo hasta que se fue secando. Ahora bien, más allá de la energía positiva de los locales, el juego continuó como estaba, en sus mismos parámetros. El Athletic buscaba contragolpes rápidos a través de Berenguer y los Williams, sobre todo de Nico, pero le costaba crear peligro. El Barça, por su parte, era más profundo. Lewandowski estuvo cerca de hacer el 2-0 en el minuto 37 en un derechazo que se le fue al poste. Lo que llegó curiosamente, porque el fútbol es así, impredecible, fue el empate de los rojiblancos en un penalti por derribo claro de Cubarsí a Berenguer. El VAR avisó a Gil Manzano y Sancet transformó la pena máxima con calidad.
El 1-1 en el descanso era, sin duda, un resultado esperanzador para el Athletic. Existía, además, la percepción de que, a poco que estuviera más acertado y profundo en su transiciones, podía hacerle daño al Barcelona, cuya defensa no es precisamente el Muro de Hielo. Tiene fisuras y puertas por las que de puede entrar si uno sabe cómo hacerlo. Los rojiblancos, sin embargo, no lo supieron en ningún momento. Fue el suyo un declive paulatino que le fue dejando vendido. El más acusado fue el de Nico Williams. La estrella del Athletic, al que una parte del público pitó al principio -vaya usted a saber por qué- dejó su sello en tres o cuatro acciones de mérito durante la primera parte. En la segunda, salvó una rosca que se le fue desviada en el minuto 66, no hubo noticias suyas.
Sí las hubo, en cambio, de su amigo Lamine Yamal, y también de Raphinha, Pedri y Lewandowski. Entre estos tres últimos fabricaron el segundo gol, una maniobra rebosante de calidad que comenzó el brasileño, continuó el canario y finalizó el polaco pescando un rechace de Padilla y fusilando con la izquierda. El 2-1 hizo justicia y el Barça supo conservarlo sin mayores problemas. No se los dio el Athletic, siempre muy plano, sin capacidad de reacción, muy necesitado, en fin, de recuperar el tono y el brillo de los mejores momentos de la pasada temporada. Debe entonarse rápido en la Liga si no quiere que la Europa League, a final de septiembre, haya que empezar a jugarla no con entusiasmo sino con un cierto agobio.
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