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No parece la mejor manera de convencerle para fiche por el Barcelona, pero la realidad es que una buena parte de los 46.000 hinchas que se citaron en Montjuic silbaron a Nico Williams la mayoría de las veces que el rojiblanco tocaba el balón.
Los pitidos no fueron unánimes y fueron perdiendo intensidad según avanzaba el duelo. Se escuchaban por todo el estadio y alcanzaron su mayor intensidad cuando el rojiblanco creó una ocasión de gol en el minuto veinte que acabó en córner.
De esas 46.000 personas que estuvieron en Montjuic en torno a 25.000 son los hinchas azulgranas que se han hecho con un abono. El resto son los que Ernesto Valverde definió la víspera del duelo como «turistas».
Los alrededor de trescientos hinchas del Athletic que acudieron al duelo reaccionaron con gritos de «Nico, Nico» a la contundente pitada que recibió su jugador en el minuto veinte.
Los pitos son la manera que tienen los hinchas azulgranas de manifestar su frustración por una operación que ha alimentado Joan Laporta durante todo el verano y que se ha revelado como un castillo de naipes que se vino abajo en cuanto el joven extremo regresó a Lezama de sus vacaciones y dejó claro que seguía en el Athletic.
Nico centró la atención del partido. Lo primero que hizo nada más pisar el césped hora y media antes del partido fue dirigirse a Lamine Yamal, con quien tiene una gran conexión al punto de que el rojiblanco le apadrina y se presenta ante él como su 'padre'. No se veían desde las vacaciones que disfrutaron juntos en Marbella.
Los dos extremos que Joan Laporta quería como piedra angular de su proyecto se fundieron en un emocionado abrazo. Al poco se pusieron a bromear muy en su estilo desenfadado, como cuando el barcelonista le intentó dar una patadita mientras los dos esperaban el saque que abriera el partido.
Jon Uriarte, que desestimó la invitación a una comida oficial del presidente del Barcelona con la excusa de su «actos personales» en la Aste Nagusia, fue testigo desde el césped del momento.
Una buena parte de la afición del Barcelona, tan necesitada de noticias positivas, se tragó el humo que vendió Laporta de que podría juntar a los dos extremos. El presidente azulgrana vio la escena de Nico y Yamal desde el palco de Montjuic, pero ahí se acabó el sueño.
Nico charló de manera amigable con sus compañeros azulgranas de selección (Fermín, Balde, Gavi y el propio Yamal) pero en cuanto volvió a salir del vestuario ya lo hizo con la camiseta del Athletic.
Y el público eligió silbar al rojiblanco en lugar de reprochar a Laporta haberles creado falsas expectativas. Los únicos que arremetieron contra el presidente fueron los ultras situados tras uno de los fondos y que gritaron «Barça sí, Laporta no». Fueron los mismos radicales que cerraron el partido con gritos de «Puta Athletic».
El Athletic estaba preparado para evitar que los periodistas le lanzaran preguntas la víspera a la llegada al aeropuerto y al hotel de Barcelona. La avería del avión que debía trasladar al equipo (hubo que buscar otra aeronave en pleno agosto) retrasó el aterrizaje en tres horas y media, cerca de la medianoche, y Nico tuvo una llegada sin ser cuestionado sobre el Barça, algo que tan poco agrada a Jon Uriarte. En el hotel sólo le esperaban unas decenas de hinchas a los que firmó autógrafos.
Nico fue testigo en primera persona de hasta que punto está echo unos zorros el club que le quiere. Su planificación deportiva es un caos. Sólo sigue Iñigo Martínez entre los seis fichajes del curso año (se han ido Gundogan, Cancelo, Joao Félix, Oriol Romeu y Vitor Roque). Y Dani Olmo vio el partido desde un palco porque aún no le pueden inscribir. Así habría estado Nico en caso de fichar por los catalanes.
Fuera por los pitidos de los hinchas o por tratarse de su primer partido como titular, el caso es que Nico no estuvo a su mejor nivel. Tuvo tres arrancadas interesantes, pero estuvo muy lejos de percutir una y otra vez como es habitual en él. Eso sí, a medio rendimiento y bien cubierto por Koundé fue el rojiblanco que más peligro creo ante la portería de Ter Stegen.
En defensa Nico participó en la jugada del primer gol. Yamal recogió un rechace fuera del área, sorteo al rojiblanco y disparó a gol. Su buen amigo dejó claro que no sólo le conoce fuera del campo, sino también dentro. «He visto que venía Nico, que no es muy intenso en defensa, y que en cuanto he visto la oportunidad he disparado», relató el internacional al acabar el duelo.
«Le he visto muy bien, encarando y haciendo que el rival tuviera que ir a defender hasta su área. Ha hecho bien su trabajo en el uno contra uno. Todavía esperamos que esté mejor», indicó su entrenador.
El técnico quiso restar importancia a los pitidos que recibió su jugador. Dijo que «han sido un poco al principio. Ha sido un partido tranquilo. La gente ha venido a animar a su equipo y han estado bien. Nada, cosas muy llevaderas. No le doy ninguna importancia».
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