Se hizo seguidor del Athletic siendo niño atraído por «el valor que tiene ser un club que compite con gente de casa» y embelesado por lo triunfos que cosechaba en aquella época y que escuchaba a través de las ondas en la voz de Matías ... Prats. Ese sentimiento fue creciendo con el paso de los años hasta convertirse en una de sus grandes pasiones, la otra es el mar, y a sus 97 primaveras –soplará velas el próximo 26 de julio–, el alicantino Rafael Gealvañe Spla cumplirá esta tarde su gran sueño de pisar por primera vez San Mamés. Nunca antes había estado en Bilbao, ni había montado en avión hasta ahora. Su familia lo ha hecho posible.
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«Y, además es un derbi. Después de esto ya puedo descansar tranquilo», asegura convencido de que los hombres de Valverde le brindarán una victoria clave ante la Real Sociedad en la lucha por entrar en Europa la próxima campaña. «Ganamos 2-0 seguro», lanza ataviado en un chándal del Athletic, y su inconfundible gorra de marinero –una hélice y un ancla delante– calada en la cabeza. «Son mis dos prendas indispensables de cada día junto al pin con el escudo del club en la camisa», cuenta orgulloso. Su habitación de casa además está llena de símbolos athleticzales, entre los que destaca un cuadro de los '11 aldeanos' que ganaron la final de Copa de 1958 ante el Real Madrid en Chamartín.
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Robert Basic
De hecho, es uno de sus pequeños tesoros. «La solicité por carta al club aquel año y me la enviaron a Las Palmas que era donde atracamos aquella campaña», recuerda emocionado mientras enumera de carrerilla a los integrantes de aquel histórico equipo. «Carmelo, Orue, Garay, Canito, Mauri, Etura, Artetxe, Uribe, Arieta, Koldo Aguirre y Gaínza», apunta sin titubear. Su movilidad, después de haber sufrido un ictus a los 86 años «cuando hacía ejercicio en la cinta del gimnasio» es ya reducida pero su lucidez sigue siendo prodigiosa.
Tanto que ha colaborado en la elaboración de un libro sobre el puerto de El Campello, principal dársena alicantina en su momento, y también ha realizado labores de actor en una película sobre Ucrania y los refugiados de aquel país en San Juan, localidad donde reside en la actualidad. Ayer viernes montó en el tranvía para ir hasta Ibaigane junto con su hija Agripina y su nieto Antonio, que le han acompañado en el viaje, para hacer entrega a los responsables del club de un ejemplar de su libro y algún detalle más. La entidad rojiblanca agradeció la deferencia y le obsequió con un par de entradas del derbi y varios regalos más que le hicieron «llorar de felicidad», reconoce.
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Sin embargo, después de tener «la gran suerte de poder estar en La Catedral» le gustaría que la ocasión fuera más inolvidable, si cabe. Desearía que el Athletic tuviese un detalle similar al que tuvo en 1958 cuando solicitó aquella imagen de los campeones de Copa. «Sería un sueño saludar y sacarme una foto con Iribar», reconoce esperanzado. Este mecánico naval curtido bajo el rigor del sol y el salitre durante largas campañas dedicadas a la captura de túnidos no termina de asimilar la catarata de emociones que le está tocando vivir «cuando ya no me lo esperaba».
Porque, aunque su amor por el Athletic le ha llevado a desplazarse por la zona valenciana y murciana siempre que los bilbaínos han disputado compromisos ligueros o eliminatorias coperas por aquellos lares para ver los partidos en directo y tampoco se pierde el resto de duelos por televisión, entrar en el santuario rojiblanco «es indescriptible». Aterrizó en la capital vizcaína el jueves por la tarde después de una odisea de viaje en la que le extraviaron incluso el andador, «pero ha merecido la pena». «Su cara al ver por primera vez el exterior de San Mamés lo decía todo. Mañana -por hoy- vamos a necesitar una sábana para afrontar tantas emociones», apunta su hija Agripina.
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Una alegría después del último «cabreo que me pillé con la eliminación en la Copa ante Osasuna», asegura Rafael. «Ni cené esa noche de la mala leche», apunta mientras lamenta las ocasiones erradas por Nico Williams. «Es mejor que su hermano, pero ese día no estuvo fino. Pero lo mejor que tenemos es la defensa, Iñigo Martínez, Yeray, De Marcos», resalta. Esta tarde tendrá la oportunidad de verlos a todos ellos de cerca y quién sabe si podrá darle la mano también a Iribar. Sería el sueño perfecto.
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