Sevilla 0-1 Athletic

Tres puntos de equipo Champions

Había que aprovechar la derrota del Villarreal y el equipo de Valverde lo hizo en un campo siempre complicado, incluso cuando el Sevilla no pasa por su mejor momento y, como es el caso, se ha convertido en un equipo en busca de identidad que todavía no sabe si es don Quijote o Sancho Panza. Teniendo en cuenta que los leones venían de jugar el jueves un choque durísimo el mérito de la victoria es incuestionable. Lograrla fue algo al alcance de muy pocos equipos. En este momento, probablemente sólo de los cuatro primeros clasificados de la Liga. Pensemos, sin más, que el destino histórico del Athletic en el Sánchez Pizjuán ha sido casi siempre perder. Y eso sin haber jugado antes en Europa.

Los tiempos, sin embargo, están cambiando y la plantilla rojiblanca se antoja cada vez más robusta. La de este domingo fue una prueba del algodón más y el equipo la superó con creces. Supo competir como el partido requería: con el buzo puesto y el ceño fruncido. Es cierto que, en amplias fases del partido, el juego fue un aburrimiento integral. Era como observar una hormigonera dando vueltas; en este caso, pelotazos de un lado a otro que terminaban en disputas por alto. Pero era algo que podía esperarse. Estaba claro que tanto Valverde como García Pimienta estaban obsesionados con no cometer pérdidas en zonas peligrosas y sus jugadores se afanaron en ese objetivo desde el principio. En el caso del Athletic, a través de los golpeos de Unai Simón, que tuvo que acabar con su bota echando humo. Y en el del Sevilla, tocando el balón con sus defensas en zonas intrascendentes hasta pegar el zurriagazo, casi siempre buscando a Lukebakio, su arma más afilada.

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El caso es que, tras 44 minutos más pesados que una vaca en brazos, con sólo una ocasión por equipo –una falta que Berenguer mandó al larguero en el minuto 11 y un remate de Saúl en el 18 que tapó Yeray de forma providencial–, el Athletic se encontró de repente con un ocasión perfecta para irse en ventaja al descanso: un penalti por mano de Saúl que Pulido Santana pitó después de consultar la pantalla, avisado por el VAR.

Berenguer cogió el balón con autoridad, como había hecho antes en dos o tres faltas. Ahora bien, algo pasó entonces y apareció por allí Mikel Vesga para hacer el lanzamiento. Es cierto que el vitoriano es un buen especialista, pero también que, a lo largo de la primera parte, había estado muy impreciso con la pelota. Vamos, que no parecía el más indicado para tirar. Berenguer, sin embargo, dejó la responsabilidad a su compañero sin ningún problema, como si estuviera previsto en el guion o en la escala de jerarquías. El caso es que Nyland le adivinó el lanzamiento y el Athletic se quedó sin ese 0-1 que le hubiera venido de maravilla para afrontar la segunda parte.

De esta manera, el partido siguió por los mismos derroteros en la reanudación. El Sevilla asustó con un remate de Lukebakio y un mano a mano ante el portero de Ejuke, que estuvo muy lejos de ser el que fue en San Mamés y destacó sobre todo por su interpretación del papel de Pepito Piscinas. Unai Simón se mostró muy firme en ambas acciones, como volvió a estarlo en el minuto 58 tras un remate de Carmona. A esa jugada siguió un triple cambio de Valverde que se veía venir desde Ayamonte. Deshizo su centro del campo titular, compuesto por Prados, Vesga y Unai Gómez, que se había limitado a picar piedra, pero no había dado ningún criterio al juego, y metió a Galarreta, Jauregizar y Nico Williams. El equipo mejoró en la circulación y su fútbol tuvo más sentido. También ayudó en ello la presencia de Maroan en lugar de un Guruzeta de nuevo desafortunado.

Esa mejoría le acabó dando la victoria al equipo de Valverde en la lluviosa tarde sevillana. Mientras a García Pimienta no le daban resultados los cambios, los de Valverde le dieron otro aire al equipo. Nico Williams dejó su sello con una buena jugada personal en el minuto 74 que Nyland, el mejor del Sevilla, acertó a despejar, como también lo hizo con una remate de Iñaki Williams tras recibir un precioso taconazo de Maroan. Lo cierto es que el exdelantero del Barakaldo estuvo impecable en los 25 minutos, descuento incluido, que estuvo en en el campo. Impecable incluso para dejar a Yeray que rematara la falta que dio al Athletic tres puntos de equipo Champions.