Los radicales volcaron varios contenedores en Pozas después del partido.

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Los radicales volcaron varios contenedores en Pozas después del partido. Ignacio Pérez

Zupiria evita evaluar el plan de seguridad tras los disturbios por el partido en San Mamés

Aburto dice que «el retraso en el traslado hasta el campo de la afición de la Roma» afectó al operativo

Viernes, 14 de marzo 2025, 13:23

El Departamento de Seguridad del Gobierno vasco ha eludido la autocrítica sobre el dispositivo de seguridad desplegado en Bilbao por el partido de octavos de ... final entre el Athletic y la Roma, que no pudo evitar que se registraran graves altercados a última hora del pasado jueves. En total, hubo 14 detenidos y un investigado, entre ellos varios menores -uno de 16 años y algunos con antecedentes por hechos similares- y 15 ertzainas y dos vigilantes resultaron heridos por lanzamiento de objetos, sobre todo botellines de cerveza, y por agresiones con cinturones.

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El consejero de Seguridad, Bingen Zupiria, no reconoció fallos en el diseño del operativo conjunto de Ertzaintza y Policía Municipal de Bilbao, sino que defendió que se habían cumplido «los dos objetivos principales», como eran «evitar el enfrentamiento entre ultras y que el encuentro se celebrara con la mayor normalidad». Zupiria pronunció estas palabras al término de la reunión que escenificó el acuerdo del convenio con los sindicatos de la Ertzaintza, en la sede del Departamento de Seguridad en Erandio.

Respecto a los disturbios desatados antes de que arrancara la cita deportiva en la explanada de San Mamés y que se reprodujeron después de que el árbitro pitara el final del partido, el consejero advirtió que «no podemos aceptar con normalidad las agresiones contra la Ertzaintza, que se agreda a médicos y enfermeras ni a conductores de autobús. No podemos normalizar estas situaciones que alteran nuestra convivencia. La Ertzaintza hará lo que tenga que hacer».

Cuando los periodistas le preguntaron si se van a revisar los protocolos de actuación, Zupiria dijo: «No soy la persona adecuada para responder a esa cuestión. Los mandos de la Ertzaintza en colaboración con la Policía Municipal y el equipo de seguridad del Athletic harán las reflexiones necesarias para ver si hacen falta ajustes en los dispositivos de seguridad, algo que se hace habitualmente, pero prefiero que sean los que saben de esto los que respondan».

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El jefe de la Ertzaintza, Josu Bujanda, recogió el guante, pero tampoco asumió que hubiera habido errores. Para el máximo mando de la Policía autonómica, «lo que falló fue el comportamiento violento de ciertas personas, que perjudicaron a todos los que venían a disfrutar. Ahí es donde hay que poner el foco». Bujanda confirmó que la Policía autonómica «monitoriza a los grupos subversivos locales y a los visitantes», ya que la mayoría de los detenidos eran de casa. Los hinchas especialmente violentos del Athletic son conocidos por la Policía y sufren sanciones que les impiden acceder al campo.

«Una esvástica en la cara»

Fuentes policiales mantienen que entre los radicales que protagonizaron los disturbios había «auténticos niños», algunos de los cuales ni habían entrado al campo, sino que se quedaron esperando en los bares, frente a los recios radicales italianos, de más edad y uno de ellos «con una esvástica tatuada en la cara».

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El primer momento de tensión se vivió con la llegada de los cerca de 2.000 ultras de la Roma, unos 300 radicales, a la esquina de Luis Briñas. Agentes de la Brigada Móvil, la unidad antidisturbios de la Ertzaintza, y de Seguridad Ciudadana de la comisaría de Bilbao, juntaron a los más conflictivos, que se habían concentrado en la zona de Diputación, con los más tranquilos, que estaban en el punto de encuentro de la calle Iparraguirre. Los primeros querían acudir solos al estadio, pero aceptaron encabezar la marcha, lo que retrasó un cuarto de hora su llegada a San Mamés. Para entonces, ya había hinchada local cerca del campo y se produjo un intercambio de lluvia de objetos, que fue reprimido con pequeñas cargas y la detención de cuatro personas.

Uno de los agresores fue reducido por un agente fuera de servicio, que observó cómo lanzaba una botella contra la Ertzaintza. Y eso pese a que los servicios de limpieza acaban de retirar vidrios en la zona. «Igual hay que pensar en que sólo se sirvan envases de plástico», apuntan fuentes internas. El agresor y sus acompañantes siguieron después al policía intentando amedrentarle.

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Uno de los momentos más tensos, junto con el bufandeo en la plaza Moyua, con bengalas y petardos, se vivió al formarse un tapón en los tornos de acceso a San Mamés, donde formaban una línea los empleados de seguridad privada y agentes desplazados de otras comisarías de la Ertzaintza, como Sestao o Vitoria. Ultras italianos intentaron saltar el cordón y agredieron con cintazos a los vigilantes. «Pero lo más gordo se produjo después del partido». Se mantuvo a la afición italiana durante una hora en el campo, pero fuera les estaban esperando, lo que se respondió con cargas policiales. «Controlar a las masas y que el uso de la fuerza sea proporcionado y no haya heridos inocentes ni provoques desórdenes más graves todavía, no es fácil», apunta un mando policial. De cara a las próximas citas con el Rangers y, en especial, la final de la Europa League, «hay cosas que se pueden mejorar», asume.

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