Una eliminatoria sin pronóstico
Valencia-Athletic ·
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Puede pasar cualquier cosa en Mestalla en un choque entre dos equipos que están inmersos en un mar de dudas aunque ambos tengan diagnosticados los males que les afectanVoy a dar un pronóstico: puede pasar cualquier cosa». Lo dijo Ron Atkinson en vísperas de un partido cuando dirigía al Manchester United. Lo podrían decir ahora tanto Ernesto Valverde como Gennaro Gattuso porque la eliminatoria que les enfrenta este jueves no puede estar más ... abierta. Efectivamente, puede pasar cualquier cosa en Mestalla en un choque entre dos equipos que se debaten en un mar de dudas aunque ambos tengan bien diagnosticados los males más graves que les afectan.
Después de ceder un empate ante el Almería el pasado lunes, Gattuso no ocultaba su preocupación por las facilidades defensivas de su equipo. «Nos hacen daño con poco», lamentó el calabrés. Valverde no fue tan explícito después de la derrota ante el Real Madrid, tras otra noche de frustración en el área contraria. Tampoco le hacía falta. La inoperancia de su equipo ante la portería rival es de dominio público. Será curioso asistir al enfrentamiento de la defensa que no defiende contra la delantera que no marca.
Tanto para el Athletic como para el Valencia la Copa se ha convertido en el camino más corto para tratar de terminar la temporada con un éxito. El equipo levantino, a tres puntos de los puestos de descenso, ya solo aspira a no sufrir en la Liga más sobresaltos que los que le proporciona su imprevisible propietario. El Athletic, todavía a dos puntos de los puestos europeos, tiene margen para mantener la ilusión en el torneo de la regularidad, aunque lo visto en las últimas jornadas no sea precisamente alentador.
Teniendo en cuenta la nómina de estos cuartos de final, el Valencia no es el peor de los rivales que le podía haber tocado al Athletic. Es verdad que jugar en casa siempre es una ventaja pero, puestos a elegir una alternativa, Mestalla no es el peor de los destinos. Aunque pesa en la memoria la eliminación copera el año pasado, también hay que recordar que el Athletic ha resuelto sus tres últimas visitas allí con dos empates y una victoria.
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Javier Ortiz de Lazcano
daniel panero
El Athletic tiene que seguir apelando a las musas del gol, aunque últimamente están más sordas que una tapia. A Valverde no le queda otra que seguir buscando soluciones para el peor problema que puede sufrir un equipo. Este juego consiste en marcar un gol más que el contrario; de nada vale todo lo demás y mucho menos en un torneo de eliminación, que no ofrece segundas oportunidades.
Valverde puede argumentar en su descargo que él hace lo que está en su mano facilitando las condiciones necesarias para llegar al gol. El Athletic es un equipo alegre, que crea situaciones de peligro con frecuencia y, a veces, hasta con cierta facilidad. Todos los rivales sufren la intensidad y el juego atrevido de los rojiblancos, pero los errores en el momento decisivo echan por tierra su buen trabajo en más ocasiones de lo que sería razonable en este nivel.
Por momentos, da la impresión de que algunos jugadores están empezando a sufrir más de la cuenta el miedo al fallo y eso es lo peor que les podría ocurrir. La pierna se encoge a la hora de probar fortuna desde media y larga distancia, el balón cobra vida propia en controles sencillos, el compañero se vuelve invisible a cuatro metros… Obsesionarse solo sirve para empeorar las cosas. Al equipo no le queda más remedio que seguir insistiendo en aquellas facetas del juego que domina, en la confianza de que el trabajo colectivo termine compensando la falta de inspiración individual.
El formato de eliminatorias a partido único obliga a jugar una sucesión de finales antes de llegar a la última y definitiva. La de este jueves es la penúltima antes de la semifinal a doble partido y el pronóstico no puede ser más incierto. En estos casos siempre nos queda el recurso de refugiarnos en los clásicos, así que habrá que tener muy presente lo que en su día dijo el incomparable Vujadin Boskov: «El fútbol es imprevisible porque todos los partidos empiezan cero a cero».
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