El Athletic pasó la eliminatoria con el Eibar jugando un partido serio desde la alineación, que, si bien renunciaba a algunos titulares, tampoco fueron tantos los sustituidos: Unai Simón, Ruiz de Galarreta, Guruceta y Berenguer. Regresaba De Marcos, que necesita rodarse, Herrera volvió ... a mezclar bien con Vesga y entre dos de los suplentes habituales, Villalibre y Muniain, marcaron los tres goles del partido. Son buenas noticias para afrontar la segunda vuelta en la que será necesario dar relevos a los titulares habituales para poder mantener el ritmo trepidante de la primera. Incluso pareció que a Nico Williams le sobraron minutos con el marcador tan definido en una segunda parte de menor intensidad que la primera. Se quejó tras dos caídas y acabó pidiendo el cambio, confiemos en que no tenga nada.
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El Eibar amenazó el primero con una buena ocasión tras un pase interior de Aketxe, que remató Bautista y despejó a córner Agirrezabala en una buena intervención. Pero después el Athletic se hizo con el control del juego y acertó con las tres ocasiones que tuvo. Nico dio una asistencia perfecta a Villalibre, y lo más llamativo de su jugada es que sucedió sin virguerías, apenas necesitó unos centímetros para irse de su marcador y poner un centro bien tocado y largo, curvo, perfecto. En el segundo también le da el balón a Muniain, que estaba dentro del área, pero el mérito mayor es de este, que se gira y marca. Confiemos en que ese buen gol, así como algunas conducciones largas rompiendo líneas, contribuyan a levantar el ánimo del capitán, que por edad y por técnica puede todavía aportar mucho al equipo, aunque no sea ya con el antiguo protagonismo.
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El nuevo gol de Villalibre, que toca en un defensa y se cuela por la escuadra, cerró el partido ya en la primera parte. Y sin embargo Valverde no se confió y siguió con el mismo equipo hasta los minutos habituales de los cambios. Es el modo verdadero de respetar a un rival, jugarle con la mayor seriedad, es decir, poniendo las cautelas necesarias para evitar contratiempos por exceso de confianza.
Fue también un acierto que Valverde mencionara en la previa, a modo de elogio, que el Eibar sale jugando bien el balón desde atrás, como si hubiera pretendido con ello que lo practicara y que se produjera así la profecía autocumplida. El Eibar se empeñó, en efecto, en salir jugando desde atrás a un equipo, el Athletic, que se ha vuelto un especialista en recuperar el balón muy arriba. No fue el Eibar de siempre y no diríamos que fue mejor. Esperábamos al habitual equipo batallador que empuja y empuja, y en cambio intentó hacerlo más bonito que práctico, lo que no le dio resultado ante un Athletic bien plantado que le superó ampliamente porque es mucho más técnico y que le ganó también en intensidad. El Athletic siempre estuvo en su sitio e incluso en el último cuarto de hora siguió impidiendo que los futbolistas del Eibar pudieran siquiera darse la vuelta al recibir.
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Sigue apuntando buenas maneras Unai Gómez, quien le dio el relevo a Sancet y no desmereció en el juego.
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