No digas tangana dos veces, Alguacil, si querías decir intensidad. Recuerdas, en tu rectificación, a esos formalitos dubitativos a quienes se les escapa alguna vez un taco y añaden entonces «con perdón». O dices el taco o no lo dices. Yo creo que querías decirlo, ... tangana, no creo que se te escapara. Y bueno, no es bonito ni ejemplarizante. Se diría que, a propósito, o no, alimentas una hostilidad bastante absurda. Y sale después Barrenetxea, que es muy buen jugador, y va y suelta, en plan heroico, que le gusta que le piten, como si venir a jugar a San Mamés fuera como ir a la guerra.
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La inmensa mayoría de la afición rojiblanca no le ha tenido nunca paquete a la Real. Por el contrario, yo también recuerdo, como Salinas-Armendariz, la primera Liga que ganó la Real. Vi el partido entero con mis amigos, todos del Athletic, y lo celebramos a base de bien. Recuerdo al pobre Juanito que salía de rodillas en otro campo, creyéndose campeón, y el gol de Zamora en el último minuto, y recuerdo nuestra alegría y la admiración por aquella Real del educado Ormaetxea y tan buenos futbolistas como Arconada, Zamora, Satrustegui, López Ufarte...
No es nuevo todo esto, a nadie podría sorprender, pero aburre un poco. Me parece incomparablemente más elegante Valverde, quien, sin polemizar, dice sencillamente que no le gustan las tanganas. A mí tampoco. Ya vale de tanganas, Alguacil, ni siquiera verbales, ya vale de rencores, de memoriales de agravios. Dejemos de hacer juicios de valor. ¿No te pareció ejemplar ese aficionado rojiblanco que sonreía en Anoeta en medio de las filas de aficionados realistas que celebraban un gol al Athletic? Pues eso, a ver si aprendemos todos de él.
Pero bueno, tal vez Alguacil se lio y dijo una cosa por otra. Si quiso decir verdaderamente intensidad, el Athletic, sobre todo en la primera mitad, dio una lección memorable de intensidad. El primer tiempo fue fantástico, como para soñar con escalar en la clasificación hacia posiciones más altas, hacia las más altas, puede que sea el Athletic ahora mismo el equipo más en forma de la Liga. Fantástico Nico, fantástico Sancet, fantástico Berenguer, fantástico Ruiz de Galarreta que demostró por qué le llaman Galaxy. Disfrutemos del jugador que mejor se coloca, que parece que tiene imán para atraer el balón, choca y recupera, lo entrega siempre fácil y bien, o se marca un pase largo, medido. Se ofrece todo el rato, como un genio protector. Qué pena esos años de lesiones y peregrinaje por equipos de segundo nivel cuando es un futbolista sencillamente extraordinario, al que debimos recuperar hace al menos cinco años.
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El Athletic atenazó a la Real y le dio un buen baño durante la primera parte. En la segunda el partido se equilibró, la Real intentó tocar más el balón, pero no creó ocasiones. El gol llegó de un rebote. No hubo tanganas en San Mamés, si acaso alguna pequeñita, pero sí que sobraron patadas en el segundo tiempo, como las de Barrenetxea y Elustondo, que tal vez merecieron un castigo mayor. Vamos a medir las palabras, que a veces no son inocuas.
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