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No se puede llegar mejor a la eliminatoria más importante de la temporada, tras una victoria por goleada a un Mallorca que no suele ser fácil, con una nueva demostración de pegada, puesto que hubo otras ocasiones magníficas, como el remate fantástico de Guruzeta marcando ... los tiempos, girándose en el aire de un modo que recordó al pichichi Carlos Ruiz en aquella foto estupenda que había en el antiguo San Mamés, como la ocasión de Iñaki solo ante el portero, como la de Nico que se resbala en el último quiebro, etc. Los dos goles de gran plasticidad que marcó Yuri Berchiche, de esos que salen pocos en la docena, abrieron el camino a un Athletic que en seguida se hizo con el control y especialmente en la segunda parte se impuso con claridad.
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Necesitaba esos puntos el Athletic por varias razones. La primera para enmendar el flojo rendimiento en Valencia y en Cádiz, es decir, para demostrar que fueron circunstanciales y no fruto de una tendencia descendente. Por el contrario, ante el Mallorca el Athletic mostró de nuevo una intensidad, una velocidad de piernas y de toque superior a la inmensa mayoría de los equipos de esta Liga y de otras ligas europeas. Cuando escribo no sé cuál será la evolución de las molestias con las que se retiraron los Williams, confiemos en que sean leves porque la confección del frente de ataque titular con los dos hermanos más Guruzeta y Sancet no admite dudas, un problema menos que tiene Valverde, a quien le han caído otras benditas disyuntivas en la línea media por sobreabundancia en el doble pivote, donde acumulan méritos Prados y Ruiz de Galarreta, pero también Herrera y antes Vesga, así como en el centro de la defensa, donde los tres centrales están siendo eficacísimos. Seguramente será difícil prescindir de la potencia de Vivian, pero Paredes se ha ganado en esta estupenda temporada una titularidad que lleva merecida Yeray a lo largo de tantas otras. También Lekue se ha ganado no sé si ser titular, que en esta temporada no sorprendería a nadie, o al menos dar relevos con garantías a los dos laterales. Y todavía quedan Unai Gómez y Jauregizar, Adu Ares, y queda Muniain, quien tal vez no tiene ya la potencia de los citados, pero cuando salió todo lo hizo bien, todos los pases y un gol estupendo.
Son nombres propios que explican la vuelta o las vueltas de tuerca que ha pegado el equipo de una temporada a otra, como si hubieran entrado en una fase de competencia perfecta. A medida que entraban los sustitutos sin que disminuyera la potencia de juego, puesto que seguían metiendo la pierna con ganas, seguían acorralando entre dos o tres, hasta cuatro, al rival que llevara el balón, a pesar del tanteador tan favorable, me acordé del barco con que Phileas Fogg cruza el Atlántico y el tren de los hermanos Marx en el Oeste, quedándose el barco y el tren en el esqueleto para seguir alimentando las respectivas calderas al grito de 'Más madera'.
La victoria consolida al Athletic en lo alto de la Liga y le dispone los cinco sentidos para pelear las semifinales de Copa, sin nada que guardar.
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