Tenía cara de niño, algo asustado, el número 30 a la espalda y cresta en el pelo el día que Ernesto Valverde le alineó por primera vez en San Mamés, en aquel accidente frente al Córdoba. Aterrizó en el primer equipo un jueves, se coló ... en la convocatoria el viernes, y el sábado fue titular. «Un futbolista todavía tierno para pegarse con los centrales cordobeses, y Djukic, su entrenador, salió con tres», escribí ese día en mi crónica en referencia a Iñaki Williams, en aquella tarde tristona en Bilbao. Diez años más tarde, es un hombre casado, hace tiempo que abandonó la cresta, su dorsal es el 9 y Valverde, miren por dónde, sigue confiando en él. Ciegamente. Se convirtió, incluso, en el jugador de la Liga que más partidos consecutivos ha jugado en su historia, 251, una marca difícilmente superable. Desde abril de 2016 hasta enero de 2023.

Publicidad

Iñaki Williams cumple una década como jugador del Athletic, ha ganado una Copa y dos Supercopas, una de ellas con el gol de la victoria en su haber; hace tiempo que pasó de promesa a gran realidad, ha evolucionado en su juego a mejor, es más sabio sobre el campo, sigue igual de alegre y de rápido y se ha convertido en una referencia dentro del club, algo que no está al alcance de cualquier futbolista. Entre otras cosas, porque es una buena persona.

Esas fotos casi de bebé, junto a su madre, con la camiseta rojiblanca, algo querían decir. Es del Athletic, se muestra siempre muy agradecido y siente que debe defender al Athletic, porque sus gestos y sus palabras siempre van en esa dirección. Los aficionados le adoran y también esa cada vez más amplia colonia de origen africano, que lo toman como santo y seña, algo que él asume con naturalidad y mucha responsabilidad.

Iñaki ha tenido momentos mejores y peores, atravesó rachas nefastas y otras dulces, batió marcas de velocidad y marcó goles increíbles, pero con lo que siempre ha contado es con la confianza de sus entrenadores. De Valverde a Valverde, con Ziganda, Berizzo, Garitano y Marcelino por el medio. Ninguno le ha sentado en el banquillo por cuestiones tácticas, y todos utilizaron el mismo argumento para justificarlo: que podía estar mejor o peor, pero siempre aportaba al equipo.

Publicidad

Iñaki Williams es ya imprescindible en la historia del Athletic. Pocos encarnan mejor los valores del club

A veces desesperó a la grada con sus fallos, pero después la entusiasmaba con sus carreras y sus aciertos, que de cara al gol y la definición han ido aumentando con el paso de los años, y más todavía tras la llegada al primer equipo de su hermano Nico, que tal vez tenga más talento, mejores condiciones y esté en el top 10 de los mejores jugadores de la Liga, pero es complicado que alcance el carisma que tiene ya Iñaki, su protector desde que era un niño; la persona que ejerció como segundo padre y del que recibe los mejores consejos. Si Nico es tan bueno, tal vez sea porque se miró en el espejo de Iñaki durante muchos años.

No hay mejor anécdota que defina el halo que desprende Iñaki Williams, que aquel seguimiento ya mítico a su avión a través de la aplicación Flightradar, cuando regresaba de la Copa de África y llegó a Bilbao con las horas justas para jugar contra el Barcelona en los cuartos de final de la Copa. Lo agradeció con el gol que inclinaba el partido para el Athletic, preludio de lo que llegaría después, con la final de Copa de la Cartuja, la victoria a penaltis, con los que tanto sufrió, y la celebración en la gabarra.

Publicidad

Iñaki Williams es ya imprescindible en la historia del Athletic. Pocos jugadores como él, aunque en la actual plantilla hay unos cuantos, representan mejor los valores del club. Hace diez años que le vimos debutar en San Mamés frente al Córdoba, y ese periodo, como suele suceder, se nos ha hecho muy corto. Esperemos que el tiempo que queda hasta su retirada sea lo más largo posible.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad