![El misterio de Iñigo Martínez](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/03/01/opi-rivas-k9kB-U1907811198601OC-1200x840@El%20Correo.jpg)
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Supongo que habrá lectores expertos en todo esto y que pongan objeciones a las siguientes líneas, porque podrán rebatirlas con su experiencia, pero cuando llegas a Pamplona y te quejas del frío, siempre aparece alguien que dice: «Ya, pero es un frío seco, saludable». De ... acuerdo, pero inaguantable, como cualquier frío que cumpla su función de congelar piernas, brazos y así, el resto del cuerpo. El de la capital navarra se te metía por todas las rendijas y no había manera de sacarlo por las buenas
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Algunos nos quedamos helados también cuando apareció la alineación del Athletic y en la lista de los once elegidos figuraba el nombre de Iñigo Martínez. Entiendan: helados no porque jugara un futbolista de acreditada solvencia en el fútbol de élite y que cuenta con sobradas garantías como para saltar a cualquier campo de fútbol. Helados por la sorpresa de que Iñigo, que lleva desde el mes de noviembre sin jugar ningún partido oficial, y que ni siquiera figuró en la lista de convocados para el partido del pasado domingo frente al Girona, lo que obligó a Valverde a colocar a Lekue como central, reapareciera así, como quien lava, como titular en el equipo.
No sorprendió que el entrenador lo convocara, porque ya estaba en condiciones de entrar en una lista, pero resulta inusual que después de tanto tiempo sin jugar, lo hiciera de principio a fin, del minuto uno al 94, como si llevara en el puesto toda la temporada. De hecho, esta semana desde el Athletic se ha jugado un poco al despiste. Después de que Nico Williams se cayera de la lista ante el Girona, y se anunciara una lesión que así, en principio, parecía preocupante, nos enteramos de que incluso podría haber jugado en San Mamés. En Pamplona lo hizo en la segunda parte y fue de lo mejor de un Athletic con pocas ideas en ataque.
Pero regresando a Iñigo Martínez, está claro, a la vista de su alineación, que se desmontan las teorías terraplanistas que, por un lado, hablaban de que el club vetaba su presencia en el campo por su reticencia a renovar –si es que el Athletic le ha hecho alguna oferta, que esa es otra–, y por otro lado también se cae por su propio peso que era el jugador el que descartaba vestirse con la camiseta del equipo rojiblanco, dejando pasar el tiempo hasta el 30 de junio mediante excusas y lesiones de difícil comprobación.
Ni una ni otra. Iñigo Martínez jugó todo el partido, cumplió en el centro de la defensa como suele hacer, y parece que se encuentra en perfecto estado de revista para seguir a las órdenes de Valverde durante lo que resta de temporada. No hay más debate, pienso yo al menos. De hecho, la única inquietud que se pudo percibir fue cuando Paredes y Balenziaga se pusieron a calentar en el descanso con cierta intensidad, y los seguidores del Athletic pensaron enseguida en una recaída del central rojiblanco. Pero no pasó nada. Fue, seguramente, que los dos jugadores, con un grado bajo cero en el termómetro, estaban pasando mucho frío, como el resto de la concurrencia claro, como los más de 500 aficionados rojiblancos que veinte minutos después de que finalizara el partido, seguían anclados en sus asientos de la esquina visitante por esos absurdos protocolos de seguridad que obligan a desalojarlos cuando ya no queda nadie del equipo local.
Dos horas y media antes, las dos aficiones se mezclaban en los bares cercanos al estadio sin ningún tipo de problema.
Pasaron frío de más, seco, eso sí, y regresaron a Bilbao con la incertidumbre de la derrota mínima, salvable, pero complicada y la preocupación de que el juego no acompañó demasiado a los suyos. Para la vuelta hará falta que San Mamés sea una caldera, ese frío seco se convierta en calor ardiente, y estén dispuestos todos los futbolistas, Iñigo Martínez incluido. Seguro que si empieza a jugar con continuidad, su aportación será tan valiosa como lo ha sido siempre. Hasta que se acabe su contrato, si es que se acaba, el central de Ondarroa debe seguir siendo lo que siempre ha sido: uno de los mejores jugadores del equipo.
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