Guruzeta, el goleador al que nadie esperaba, cerca de renovar con el Athletic

Guruzeta está cerca de celebrar su primera renovación como jugador de la primera plantilla del Athletic. Realmente puede entenderse como la segunda, ya que el contrato que firmó en 2022 por dos años se renovaba de manera automática por un curso en el caso de completar veinte partidos de titular o con más de 45 minutos esta temporada o cuarenta entre las dos. Era cuestión de tiempo que sobrepasara esa línea y lo consiguió en el derbi ante la Real Sociedad el pasado 13 de enero. Y mientras tanto se negocia una nueva ampliación que llegará en breve, como ya adelantó EL CORREO.

Debido a las lesiones y al peso de la lógica, Aduriz empezó a apagarse allá por la campaña 2017-2018, la de la última aventura rojiblanca en Europa. Para entonces Guruzeta goleaba en el Bilbao Athletic a las órdenes de Gaizka Garitano, con el que luego estrenaría esa faceta en el primer equipo el siguiente curso, en Copa ante el Sevilla. Aquel filial que rozó el ascenso a Segunda lo componían piezas hoy asentadas en el primer equipo como Unai Simón, Vivian y Villalibre. Consiguió 18 dianas, once más que la temporada anterior, también en la extinta Segunda B. Tenía 21 años.

El 'Toto' Berizzo fue el que le dio la alternativa en la élite en una 2018-19 que terminó de la peor de las maneras, con una lesión en el ligamento cruzado de su rodilla derecha en abril. No reaparecería hasta noviembre. A su vuelta, le costó encontrar la forma en el filial dirigido por Joseba Etxeberria, equipo que también se quedó cerca del ascenso a la categoría de plata con cachorros como Sancet e Imanol. Tras muchas dosis de sacrificio para recuperar sensaciones, llegó una pandemia que paralizó el fútbol semiprofesional. Aquella derrota en julio en la tanda de penaltis ante el Badajoz –Guruzeta convirtió su lanzamiento– fue su último momento vestido de rojiblanco.

Sin aparente hueco en un primer equipo que echaba en falta a un delantero centro que permitiese dar un salto en sus aspiraciones –un intermitente Iñaki Williams ocupaba la demarcación tras la retirada de Aduriz–, 'Guru' empezó de cero. Salió de Euskadi y firmó por el Sabadell, donde no respondió con goles a la confianza depositada en su figura. Apenas tres en un conjunto catalán con el que descendió a la creada Primera RFEF tras aquella insulsa temporada sin público en las gradas. Un año después, en la 2021-22, tuvo el mismo desenlace colectivo pero sensaciones radicalmente opuestas en lo individual. La primera experiencia del Amorebieta en el fútbol profesional vino de la mano de la versión que hizo que el atacante guipuzcoano reclamase la atención del Athletic.

Convirtió trece dianas para llamar de nuevo a las puertas de Lezama. Jon Uriarte ganó las elecciones, empezó la tercera etapa de Ernesto Valverde en San Mamés y, con ellos, regresó 'Guru', al que no le iban a regalar nada. A pesar de su doblete en Cádiz en la tercera jornada le costó entrar en los planes del preparador de Viandar de la Vera, que mantenía la apuesta de sus predecesores en el cargo en un Williams que ha demostrado que pegado al costado rinde mucho mejor y se siente más cómodo con una referencia en punta. Después de mes y medio sin un solo minuto, Guruzeta anotó en Girona y firmó un nuevo doblete ante el Valladolid. Su explosión vino acompañada de la marcha de Villalibre al Alavés en busca de minutos, pero se disolvió como un azucarillo. Llegaba su momento, Txingurri apostó por él pero el donostiarra solo aportó un gol más a la causa.

Todo cambió a partir del último verano. Guruzeta sabía que se jugaba su futuro y que no quería volver a hacer las maletas. De un tiempo a esta parte ha convencido a propios y extraños. «Está teniendo continuidad producto del trabajo que hace. Queremos que sume otras virtudes, que tiene muchas», le piropeó recientemente Valverde. El actual máximo goleador rojiblanco es talismán. Siempre que marca, el equipo gana. Además, a estas alturas ya ha superado los más de 1.600 minutos que tuvo la temporada pasada.

Guruzeta lo ha jugado todo, solo ha descansado en las primeras eliminatorias de Copa y está cerca de superar su lesión en el isquio derecho. El curso que viene, salvo debacle, tendrá su gran prueba: el goleador con el que nadie contaba buscará dejar víctimas por el Viejo Continente.