Borrar
Urgente Parte de la cúpula fiscal pide la dimisión de García Ortiz por negarse a responder al juez
Piru Gainza levanta la Copa de 1958 ganada al Real Madrid en el Bernabéu.
¿Imaginan a Muniain alzando la Copa? Es hora de hacer los sueños realidad

¿Imaginan a Muniain alzando la Copa? Es hora de hacer los sueños realidad

El Athletic busca su 25ª Copa del Rey en la primera final vasca de la historia. Será la primera vez que Athletic y Real Sociedad pujen por el torneo del KO, en un partido que quedará para la historia

Viernes, 2 de abril 2021

Dicen que de los segundos nadie se acuerda, que solo los campeones escriben las grandes páginas de la Historia. En realidad es una verdad a medias, al menos en el fútbol. Los aficionados de los equipos que han perdido una final siempre tienen esa espinita clavada en el corazón, la sensación de que se ha ido una oportunidad y que puede pasar mucho tiempo hasta que llegue otra.

En el caso de los seguidores del Athletic, esa impresión ha adquirido incluso tintes supersticiosos, porque las tres últimas ocasiones en que los rojiblancos estuvieron a un paso de adjudicarse 'su' torneo luego de un cuarto de siglo en el desierto -en 2009, 2012 y 2015- cayeron frente al mismo rival en los partidos decisivos: el estratosférico Barcelona de Pep Guardiola, los dos primeros, y el de Luis Enrique, el tercero, cuando los azulgrana consiguieron el triplete. Seis años después de aquella derrota en el Camp Nou, la hinchada aguarda expectante y con ilusiones renovadas el derbi vasco contra la Real y el choque contra un Barça, el de Ronald Koeman, al que ya ganó en la final de la Supercopa. Serán quince días de vértigo condensados en dos encuentros en La Cartuja que lo pueden cambiar todo.

Las lecturas deportivas suelen ser un terreno estéril para los matices más allá de quién se ha impuesto a quién y por qué. Sin embargo, las páginas que escribió el Athletic hasta mediados de los 80 del siglo pasado en la Copa fueron tan espectaculares -sumó 24, todas las que tiene, y hasta hace no mucho era el rey de la competición- que el cuarto de siglo de sequía absoluta que transcurrió desde 1984 hasta 2009 explica la catarsis colectiva que invadió Bizkaia cuando la tropa entonces dirigida por Joaquín Caparrós se plantó en la final de Valencia.

El estallido de la afición fue desbordante y elevó a la máxima potencia una identidad, la rojiblanca, que desafió a la galopante globalización y a la tiranía de los clubes todopoderosos, los que miran al resto desde la seguridad de un altar sustentado en fichajes multimillonarios en un mercado infinito. Aquel 'despertar', clave en un escenario muy adverso para un club de cantera, fue un maná a pesar de la derrota ante el Barcelona -quién no rememora todavía el esperanzador gol de Toquero en el minuto 8 que puso por delante a los leones-, porque afianzó la comunión con una forma diferente de entender el fútbol.

Lo difícil llegaría después, evitar que este oasis se secara. Había que mantener una plantilla competitiva y reforzarla para 'acostumbrarse' a pelear por títulos, con el torneo del k.o. siempre en el punto de mira como la opción más factible. Costó tres años poder hablar de un cambio de ciclo, confirmar que el Athletic con el gen ganador había regresado para quedarse. Y se consiguió de la mano del irrepetible Marcelo Bielsa, con quien los leones convirtieron en fantasía la campaña 2011-2012. La peregrinación a Bucarest para disputar al Atlético el trofeo de la Europa League semanas después de la exhibición de Old Trafford -la incontestable victoria ante el Manchester United iluminó a los rojiblancos en el escaparate internacional- y la colonización de Madrid para presenciar la final de Copa en el Vicente Calderón despertaron la admiración de los buenos aficionados al fútbol.

Pero, sobre todo, apuntalaron la fidelidad de una hinchada ya entregada que había recuperado la fe. Los leones, y también muchos de sus seguidores, lloraron por las derrotas ante los colchoneros y los culés, pero sus lágrimas sirvieron para regar un campo ya abonado que sugería un futuro esperanzador. Solo hacía falta darse un paseo por Bilbao y otros municipios vizcaínos para darse cuenta de que la camiseta del Athletic se había convertido por fin en la primera indumentaria de los niños del territorio histórico. La labor de abuelos y padres en la transmisión del sentimiento por un club que trasciende el deporte era -y aún es- fundamental, pero los éxitos de aquel Athletic y el tirón de sus futbolistas alumbraron una generación espontánea de seguidores incondicionales que aseguraban el porvenir de una entidad que vive sobre todo de lo suyo, de lo más cercano.

Imágenes de la última Copa de Rey lograda.
Imagen principal - Imágenes de la última Copa de Rey lograda.
Imagen secundaria 1 - Imágenes de la última Copa de Rey lograda.
Imagen secundaria 2 - Imágenes de la última Copa de Rey lograda.

Blanco y negro

Ya era real la posibilidad de volver a sacar la gabarra, una imagen -un millón de personas agolpadas en los márgenes de la ría- que los chavales identificaban con la ciencia ficción y el blanco y negro cuando les narraban lo ocurrido en aquel lejano 1984. Esta metamorfosis llegó en un momento determinante, ya que por aquel entonces era habitual ver a niños vizcaínos con camisetas del Barça -por las actuaciones estelares de Messi- y del Real Madrid -por la pegada de Cristiano Ronaldo-, pero también del Liverpool, Juventus... En Lezama no ocultaban incluso su preocupación por el hecho de que algunas promesas vizcaínas que iniciaban su formación no fueran del Athletic.

El embrión de 2009 creció en 2012 y alcanzó su madurez en 2015, con una nueva final de Copa, con Ernesto Valverde en el banquillo, que corroboraba que el Athletic estaba ya siempre en la pomada de esa competición. Volvió a perder con el Barça, pero se vengó meses después en la Supercopa. Hay un dato revelador: con las finales de La Cartuja, los rojiblancos habrán disputado cinco en doce años. Pero ha llegado ya el momento de dar un paso más, de subir el último peldaño y alcanzar la gloria. Tienen dos balas en el cargador para emular imágenes inolvidables en el torneo del k.o. Como la de Piru Gainza tras el triunfo en 1958 en el Bernabéu contra un Real Madrid que parecía imbatible, con Di Stefano en sus filas. O la de Dani, en el mismo escenario hace 37 años, cuando alzó el trofeo -el último de Copa que llegó a las vitrinas del club- tras superar al Barcelona liderado por Maradona con el ya histórico de gol de Endika.

La última Supercopa es un buen espejo en el que mirarse para que La Cartuja pase a formar parte de la Historia del Athletic. Con Marcelino recién llegado a Bilbao, sus jugadores se sobrepusieron a todas las adversidades, se quitaron los complejos y compitieron como nunca para superar al Madrid y al Barça en dos partidos extraordinarios. Sin la pandemia, Sevilla se hubiera convertido durante dos semanas en una ciudad satélite de la capital vizcaína. ¿Imaginan a Iker Muniain levantando la Copa? Es hora de que los sueños se hagan realidad.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo ¿Imaginan a Muniain alzando la Copa? Es hora de hacer los sueños realidad